lunes, 15 de julio de 2013

Domina en primera persona

Pequeños y débiles, eso es lo que son. Ellos no lo saben pero, me encanta hacérselo saber. Soy muy alta, muy grande y muy fuerte pero ellos sólo ven a una mujer y , por ende, a un ser débil, sumiso e inferior. Una percepción muy alejada de la realidad y disfruto muchísimo al mostrarles mi fuerza y dominarlos, humillarlos y utilizarlos como objetos, esclavos o sirvientes. Sobretodo delante de sus mujeres o parejas.

En realidad soy lesbiana y me encantan las mujeres. Se sienten atraídas sin remedio hacia mi físico superior. Puedo percibir como su deseo aumenta el flexionar mis músculos. Me encanta follármelas durante horas y notar como se deshacen entre orgasmos hasta quedarse inconscientes. Disfruto chupando sus tetas y lamiendo su coño. Notar como chorrean al apretarlas contra mi trabajado cuerpo pero, con los hombres disfruto de otra manera a ellos los torturo y destrozo sus vidas para siempre (me encanta).

Me gusta salir de caza sola y hacer el papel de mujer insegura y tímida, busco a mi presa con rapidez y la acerco a mis redes sin que él sepa lo que ocurre. Me gustan pequeños y delgados así puedo dominarlos con facilidad y mostrarles lo patéticos y débiles que son. Me gustan casados, así puedo extender mi dominación sobre él y humillarlo frente a su pareja.

Muestro mi lado más simpático y agradable. Mi blanca sonrisa y marcado escote son todo lo que necesito para atraer al hombre que quiera a mis redes, son tan básicos y primitivos. Los encandilo y les permito sentirse “el hombre”, voy con cuidado para no mostrar “mis armas” y asustarlos antes de tiempo. Muestro mi lado más femenino y sumiso y, una vez estoy a solas con él (en la habitación de hotel elegida), me quito la careta y muestro mi verdadero yo.

Lo siento en una silla y le hago un streap-tease. Él sonríe, contento con sus expectativas mientras yo me desnudo lentamente, primero la parte superior, puedo ver como su expresión cambia al mostrar mi musculado torso frente a sus incrédulos ojos. Flexiono mis brazos y mis bíceps crecen y se endurecen, arrancando un “Oh” de los labios de mi víctima. Él todavía no lo sabe pero se pasará un buen rato lamiendo y chupando mis músculos y otro rato notando su poder al ser exprimido y golpeado por ellos.

Poso frente a él, flexionando mis músculos y mi cuerpo frente a él antes de continuar desnudándome. Aquí es cuando empieza el punto de inflexión ya que, antes me he preparado en el baño y me he colocado mi strapon dildo entre las piernas. Él no lo sabe pero lo verá rápido y lo sentirá profundamente en su ser.

Me excito al ver como su expresión vuelve a cambiar de preocupación a miedo al ver esa gran polla de goma balancearse entre mis piernas. Él quiere irse y yo quiero penetrarlo, quiero que llore y suplique mientras lo perforo y lo maltrato. Él llora y suplica mientras yo lo obligo a acariciar mi cuerpo y chupar mi polla. Me rio de él mientras lo golpeo. Me siento tan poderosa, tan llena de vida.

Es tan fácil, soy superior, yo lo se y él debería haberse dado cuenta antes. Patalea a varios palmos del suelo, mi mano aferrada a su cuello, sus ojos mirándome abiertos, incrédulos mientras yo le arranco la ropa y lo desnudo. Me excito si.

Me puedo pasar días penetrándolos y obligándolos a cumplir mis órdenes. Son tan débiles y patéticos. Desvirgo todos sus agujeros y disfruto notando como su sangre resbala entre sus piernas. Ellos no pueden hacer nada, no tienen la fuerza necesaria para detenerme y yo disfruto abusando de ellos. Sangran y lloran como niños pequeños. Rompo algún hueso, no me importa hacerles daño, todo lo contrario, más de uno a acabado en el hospital.

Me los follo salvajemente hasta convertirlos en mi puta. Los obligo a repetirlo una y otra vez y a darme las gracias por follármelos y permitirles estar con una mujer como yo. Les hago saber que, tras acabar de reventar sus prietos culos me follaré a su mujer y él estará allí, mirando impotente como su mujer grita y goza como nunca antes y, es lo que hago días después.

Cuando me canso de follarme “al hombre” lo libero, no sin antes apuntarme su dirección. Dejo pasar algunos días antes de presentarme en su casa. Me aseguro de que los dos (hombre y mujer) están en la casa antes de llamar a la puerta. Elijo Viernes, así tengo todo el fin de semana para disfrutar follando, humillando y dominando.

La mujer no me conoce, pero él si y le cambia la cara al verme. Puedo oler su miedo y ver como tiembla. No hace falta que me presente, yo sonrío, su mujer no y él menos. Entro en la casa (no pueden detenerme) y miro a la mujer, no está mal. Con una mano la agarro del culo y la aprieto contra mi cuerpo. La otra mano encuentra rápido su camino hacia sus pechos y juego con sus pezones mientras mi lengua se abre camino por su garganta. La manoseo y beso con ganas frente a su marido, ninguno de los 2 puede detenerme. Mi lengua se desliza, violando su boca mientras mis fuertes manos la mantienen prieta contra mi fornido cuerpo. La noto defenderse bajo mi dominio, demasiada débil y asustada, no tiene nada que hacer. Tenso mis músculos mientras su manos recorren mis brazos intentando abrirlos y apartarse de mi. Su cuerpo tiembla al notar el tamaño, dureza y potencia de mis músculos. Mis pezones se endurecen al notar como sus dedos acarician mis musculados brazos temblorosamente. Sus pezones también se endurecen.

Dejo de besarla pero la mantengo sujeta contra mi cuerpo mientras mis manos recorren su piel. Miro a su marido, que congelado y atónito mira la escena. Su mujer le pide ayuda y yo le ordeno se arrodille frente a mi y me bese los pies. Él se arrodilla y besa mis pies. Yo me rio mientras su mujer mira atónita la escena.

“Es mi puta” le indico antes de arrancarle la blusa y lamerle los pezones con ansia. Tiene un cuerpo pequeño pero sensual. Mi lengua no puede dejar de jugar con sus pezones mientras mi mano se cierra fuerte en su culo. La mujer intenta evitar la violación pero se que no podrá. Su físico no puede compararse al mio. Le arranco la ropa lentamente mientras voy chupando y lamiendo su piel, le digo a su marido que se desnude y él acata la orden sin rechistar.

Arranco las bragas de su mujer, quien desnuda, intenta protegerse inutilmente de mis caricias mientras su marido observa la escena arrodillado y desnudo frente a nosotras. Mi lengua se introduce de nuevo entre sus labios, inundando su boca mientras ella patalea en el aire. La aprieto con fuerza contra mi cuerpo y deslizo mi mano entre sus piernas. Su coño está húmedo y sus pezones duros, se resiste pero mis dedos se introducen en su sexo mientras saboreo su boca. Noto como se deshace en mis manos y, poco a poco, deja de resistirse mientras mis experimentados dedos juegan con su sexo con decisión durante minutos hasta que se corre en mis manos.

Ordeno al marido a chupar y limpiar mis dedos, él suplica clemencia, no quiere limpiar mis dedos y eso me enfurece. Lo agarro del cuello y levanto su flaco y débil cuerpo del suelo, mis músculos se hinchan y definen contra mi piel y noto como su mujer mira a su marido y a mi brazo incrédula. Las manos de su marido se agarran a mi muñeca intentando liberarse mientras sus piernas se mueven en el aire incapaces de encontrar apoyo.

Le digo lo patético que es y hago que su mujer me toque el bíceps del brazo que sostiene a su marido del cuello. Ella lo hace y, de nuevo, noto como sus pezones se endurecen al sentir la dureza y potencia de mis músculos bajo sus delicados dedos. Aumento mi presión, cerrando mis dedos con más fuerza alrededor del cuello de aquel hombre y mis músculos se marcan todavía más. Le digo que los toque y note y ella lo hace, luego le hago tocar los brazos de su marido (que sigue colgando y pataleando medio asfixiado de entre mis dedos). Los míos son mucho más grandes, duros y fuertes, yo lo se pero la obligo a decirlo. Satisfecha libero la presión y el hombre cae cual saco de patatas al suelo.

Hago que el hombre vaya gateando hasta la habitación mientras yo le sigo con su mujer bien sujeta contra mi cuerpo. Una vez en la habitación coloco a la mujer en la cama y a él le ordeno sacar lo que hay en mi bolso. Sin rechistar, abre el bolso y saca mi precioso dildo de su interior. Sus ojos se abren como platos al ver de nuevo “mi polla” esa misma polla con la que he desgarrado su culo y destrozado su masculinidad, la misma que ha chupado y saboreado y la misma que usaré para follarme a su mujer.

Le digo que me lo coloque y él, tras tragar saliba, lo hace, colocando correctamente mi polla en su lugar, yo lo miro, arrodillado frente a mi con mi polla firme a pocos centímetros de su cara. No puedo evitar reirme mientras zarandeo mis caderas y le golpeo la cara con mi dildo. Luego, se lo hago chupar. Mira a su mujer durante unos segundos y empieza a chupar. Su mujer mira la escena en silencio mientras su marido me chupa la polla.

Coloco mis puños en la cintura y me rio de lo patético que es aquel hombre. Le digo a su mujer que ya me lo he follado antes. Que ese patético hombrecillo ya había sido penetrado y desvirgado por mi polla. Le explico lo fácil que ha sido dominarlo y violarlo. Lo agarro del pelo y violo su boca agresivamente. Mi polla se desliza por su garganta con rapidez hasta que me canso de él.

Lo obligo a quitarme el top y el sujetador y flexiono mis brazos, adoptando una postura de doble bíceps intimidatoria. Las curvas de mi cuerpo endurecen y se llenan de poderosos músculos que se aprietan contra la piel. Lo ordeno besar y lamer mis pechos , bíceps y sobacos mientras lo insulto delante de su impasible mujer.

Lo pongo en pie y poso a su lado mostrándole a su mujer lo patético que es su marido. Soy más grande, más fuerte y sensual y, “mi polla” es grande y dura, golpeo su minúscula polla con la mia y deja escapar un grito de dolor. Disfruto humillándolo frente a su mujer. Mi polla es el doble que la suya, me rio de su sexo y de su físico. Lo obligo a acariciar y besar mis músculos de nuevo mientras poso para su mujer.

Lo hago sentarse al lado de la cama y le digo que mire bien y aprenda antes de subir a la cama y penetrar a su mujer. No permito que aparte la mirada. Lo obligo a mirar mientras examino y perforo todos los agujeros de su mujer. A los 15 minutos, su mujer ya está gimiendo tímidamente, a los 20 sin timidez y a partir de los 30 se convierten en gritos de puro placer. Se como dar placer a una mujer, se corre una vez y luego otra y otra. Voy cambiando de posturas y la penetro profundamente mientras disfruto lamiendo sus pezones. 40 minutos ... 50... su mujer grita y goza mientras los orgasmos recorren su cuerpo.

Le pregunto quién folla mejor y contesta que yo. Le pregunto quien tiene la polla más grande y me contesta que yo. Le pregunto si su marido alguna vez la ha hecho gozar como yo y me responde que no. Aumento el ritmo perforándola con fuerza y se corre de nuevo. La cama está mojada y su coño dilatado. Le doy la vuelta y la penetro por detrás mientras miro fijamente a su marido y lo humillo e insulto. Le repito una y otra vez lo que me ha respondido su mujer, lo buena que soy folándomela y lo que disfruta conmigo.

1h30m han pasado y yo sigo penetrando aquel cuerpo que se retuerce y gime de placer bajo mi control. La tengo a cuatro patas, con los brazos cruzados en su espalda mientras la penetro sin descanso. Yo disfruto, ella disfruta y su marido... solo mira.

Vuelvo a cambiar de postura y mi polla se hunde de nuevo entre las humedas paredes de su coño. Le subo las piernas hasta que sus rodillas tiocan las orejas. La agarro y me pongo de pie frente a su marido y alli sigo follándola con fuerza. La sostengo con mis fuertes brazos mientras mis caderas se mueven frenéticamente delante y atras. Sus jugos se deslizan y mojan el suelo. “Limpia con tu lengua” le ordeno a su marido quién, sin dudarlo, empieza a lamer y tragar los jugos del suelo.

Su mujer se corre de nuevo y de nuevo y de nuevo. Noto como tiembla y cierra los ojos mientras gime y gime sin parar hasta acabar semi-insconsciente. La dejo en la cama mientras ella continúa retorciéndose de placer. Sus piernas tiemblan incontroladamente y tiene los ojos cerrados. Los orgamos siguen recorriendo sus nervios generando olas de placer que vienen y van.

2h45m. llevo follándome a aquella mujer. Mi dildo está humedo y manchado. Lo presento frente la cara del hombre y él hace el trabajo. Chupa y lame mi polla, tragando y limpiando mi falo. Mi cuerpo brilla por el sudor que resbala por él. Mis músculos, hinchados por la actividad sexual se notan en mi piel, haciendo que las venas se marquen claramente sobre los músculos.

Una vez ha limpiado mi polla, le ordeno continuar con el sudor que recorre mi piel. Primero le hago lamer y limpiar mis sobacos, luego mis pechos, torso espalda, pies, piernas y, finalmente, lo obligo a lamer, chupar y limpiar mi trasero. Su lengua se introduce en mi ano y eso me gusta. Lo agarro con fuerza y me froto contra su cara hasta quedar satisfecha.

Soy tan superior, tan excitante, caliente y poderosa. Miro mis brazos y acaricio mis músculos. Me encanta la sensación de poder que me otorgan. Lo levanto del suelo y lo llevo contra la pared. Aplasto su cabeza en ella y con la mano libre separo sus piernas y acaricio su culo. Le digo que es su turno para ser follado. Él llora y suplica pero, eso sólo sirve para ponerme más cachonda.

Lo penetro con furia y noto como se le desgarra el ano. Bien, pienso mientras él lucha por escapar. Retuerzo sus brazos en su espalda de manera cruel y sus huesos crujen. Lo rodeo con mis brazos, inmovilizándolo y tiro de él, levantándolo del suelo mientras lo aprieto con fuerza contra mi pecho. Oh si! pienso, mientras le muerdo la oreja y aumento mi ritmo de penetración. Gozo mucho haciéndolo sufrir indefenso en mis brazos.

Sus gritos resuenan en la habitación y se mezclan con mis gemidos de placer. Su mujer ya ha vuelto de su baño de orgasmos y mira, en silencio, como su marido es follado por una mujer increiblemente sensual, grande y dominante. Lo follo sin descanso mientras su mujer se excita mirando. El hombre llora y grita impotente entre mis brazos mientras patalea el aire con sus piernas.

Una de mis manos se deslizan por su piel hasta detenerse entre su piernas y cerrarse con fuerza en sus genitales. Aprieto mientras lo sigo penetrando. Es como un muñeco en mis brazos, tan ligero, tan indefenso. De nuevo, me excito tremendamente ante mi superioridad. No puedo evitar ir aumentando la presión, noto como mis dedos se hunden en su tierna carne mientras él grita incapaz de detenerme. Retuerzo sus genitales y aplasto sus pelotas mientras lo penetro. El dolor ha de ser inaguantable ya que pierde la conciencia en mis brazos.

Lo mantengo empalado a mi, mientras me acerco a la cama donde su mujer continua mirando incrédula el espectáculo. Su hombre, inconsciente a mi merced y ella, desnuda en la cama, esperandome.

Levanto al hombre lo justo para colocar una mano entre sus piernas y lo elevo sobre mi cabeza, no me cuesta mucho ya que, no debe pesar ni 60 kilos pero lo suficiente para que mis músculos se llenen de sangre y se muestren hiperdefinidos contra mi piel.

Le digo a la mujer que note mi cuerpo y ella, se acerca y me acaricia. No puede evitar dejar escapar un jadeo al notar mi físico y acariciar mi piel. Me chupa las tetas y noto como se excita. Lanzo a su marido, inconsciente en la cama y dedico mi atención de nuevo a su cuerpo.

Las dos horas siguientes me las paso follando de nuevo a aquella mujer, que acaba con su cabeza entre mis piernas chupando mi clítoris mientras yo disfruto de generosos orgasmos.

Desaparezco de la casa sabiendo que ella ahora es mia.