jueves, 17 de junio de 2010

Los nuevos juguetes de Raquel

David no podía creer lo que estaba ocurriendo. Nunca había sentido tanto miedo, aquella mujer no era normal.

Raquel mide 2,10 metros de altura y, sobre sus botas, sobrepasa los 2,20 metros. Todo en ella es exageradamente grande, no es un cuerpo delgado y estirado, es un cuerpo proporcionado, atlético y generoso con las curvas femeninas, de grandes pechos y piernas torneadas. Su tersa piel contiene unos potentes músculos capaces de mover con rapidez y agilidad felina sus 103 kilos de peso. Es un cuerpo intimidante y ella lo sabe y trabaja duro para mantenerlo en forma.

David, es todo lo contrario, un hombre pequeño y delgado que no llega a los 70 kilos de peso. Tiembla de miedo y excitación mientras Raquel se acerca contoneando su cuerpo, aquello debía ser una broma pesada o una pesadilla de la que no podía despertar. ¿Cómo había acabado en esa situación? David repasó su día...

El día para David había empezado bien, tenía una entrevista de trabajo, estábamos en crisis, así que disponer de entrevistas de trabajo era una buena noticia, además era la tercera entrevista para aquel puesto. Incluso habían realizado un examen médico, con lo que parecía ser una empresa seria.

Se alegró al continuar pasando niveles, los encargados de RRHH le indicaron que sus exámenes médicos eran correctos y que debía presentarse en otra dirección para finalizar los tests con una entrevista personal. Le dieron el dinero necesario para tomar un taxi, aquello tenía buena pinta.

Preparó mentalmente la entrevista mientras el taxi le conducía a la dirección indicada. Se imaginó a él mismo realizando una entrevista perfecta mientras una atractiva mujer lo miraba impresionada por sus excelentes respuestas. David necesitaba el trabajo y no iba a dejar pasar esa oportunidad. Continuó proyectando su entrevista, pensando en preguntas y respuestas hasta que finalmente el taxi se detuvo en el destino.

-Ya hemos llegado señor- Indicó el taxista mientras observaba a David por el retrovisor.

David abandonó el taxi todavía ocupado con sus pensamientos. Tosió cuando el taxi partió levantando nubes de polvo a su paso. Miró alrededor y se descubrió en un antiguo polígono medio abandonado. "El último test" pensó mientras buscaba la nave indicada.

La excitación e ilusión que recorría el cuerpo de David lo habían cegado. Él andaba entre las naves del polígono, buscando su trabajo, su futuro, mientras su corazón latía nervioso por no encontrar el destino. Sus ojos, engañados por el deseo, no vieron las peligrosas calles que sus pies recorrían. Su excitación no le dejaba observar objetivamente aquel espacio, oscuro y lúgubre en el que se adentraba.

Sin saberlo, se estaba metiendo en las fauces del lobo, no era más que una oveja perdida en tierra de animales carnívoros. Finalmente encontró la nave que buscaba y corriendo se metió en su interior.

Llegó a una pequeña sala de espera, y se desilusionó al ver más aspirantes sentados en los bancos. No esperaba que hubiera tantos aspirantes en ese nivel de la entrevista. Saludó y se sentó en silencio, esperando su turno. Había varios hombres delante suyo, 5 en total, debería esperar un rato. La música sonaba alta en la sala de espera, demasiado alta para su gusto.

Estudió a los aspirantes y notó como los ojos de sus compañeros de sala lo estudiaban a su vez, la tensión se podía tocar en aquella pequeña sala. David miró a cada uno de ellos, todos ellos eran hombres de edades comprendidas entre los 25 y los 35 años, algunos eran morenos y otros rubios. Uno de ellos llamó su atención, parecía ser el más joven y a diferencia del resto, tenía un físico envidiable, sus ojos azules, su rubio pelo y unos músculos marcados en una camiseta que parecía 2 tallas más pequeña. El resto tenían un físico parecido al suyo (más bien poca cosa).

De repente, una voz de mujer, seca y autoritaria sonó en los altavoces solicitando un nombre. El hombre que estaba sentado a la izquierda de David se levantó y atravesó la puerta. La escena se repitió hasta que David pudo oír su nombre y atravesar aquella puerta. Ninguno de los aspirantes se extrañó por aquella manera de llamarlos, estaban demasiado ocupados estudiándose entre si para pensar en lo que estaba sucediendo a su alrededor. Ni uno sólo de ellos se dio cuenta que los aspirantes que atravesaban aquella puerta no volvían a salir.

Al otro lado de la puerta había un oscuro pasillo, David lo recorrió hasta el final, dónde encontró otra puerta. Antes de abrirla, David respiró hondo, se alisó el traje y se ajustó la corbata. Los ojos de David no estaban preparados para lo que iba a ver al otro lado de la puerta.

Al atravesar la puerta, notó como su corazón se paraba al percibir el interior de la sala. En una de las paredes de la sala estaban los aspirantes... ¡encadenados y desnudos!. Algunos de ellos sangraban y lloraban, otros estaban quietos y lo miraban en silencio con mirada suplicante, algunos estaban claramente golpeados.

En el medio de la sala había una mujer que miraba a David, sus latidos se aceleraron todavía más cuando sus miradas se cruzaron. Raquel tenía una mirada ardiente, penetrante y mágica. Sus claros ojos eran capaces de introducirse profundamente en el alma de una persona. Era una mirada hipnótica y profunda que helaba el alma de aquellos que se encontraban bajo su influencia.

Miró aquel cuerpo impresionado, David nunca antes había visto una mujer igual. Intentó reaccionar pero estaba congelado, la mirada de Raquel se había clavado en su alma y él había perdido el control de la situación, no podía dejar de mirar aquellos ojos y aquel cuerpo, se sentía hipnotizado por la fuerza y belleza que aquel cuerpo, fuerte y femenino desprendía.

-¡Desnúdate!- ordenó la mujer autoritaria sin dejar de penetrarlo con su mirada.

Sus músculos no reaccionaron, primero intentó acatar las órdenes de aquella mujer, luego intentó uir atravesando la puerta por la que había entrado, pensó en luchar y creyó luchar pero, no se movió, su cuerpo temblaba pero no hacía caso a David, seguía inmóvil con la mirada perdida en aquellos ojos azules. Hipnotizado por la penetrante mirada de aquella mujer desconocida, muerto de miedo ante aquella situación.

Durante unos segundos pensó en no dejarse someter, en luchar contra aquella mujer pero, al ver a los hombres colgados por las muñecas, en especial a aquel rubio musculoso que sangraba por la boca se le quitaron las ganas de intentarlo. Aquella mujer era mucho más grande que él, más pesada que él y seguramente mucho más fuerte que él (estaba mucho más musculada que él). Volvió a mirar a los hombres que colgaban desnudos, David no sabía si podría con ella, ellos no habían podido y estaba claro que algunos lo habían intentado.

Los ojos de Raquel se llenaron de ira y un escalofrío recorrió el cuerpo de David al verla acercarse decidida. Su cuerpo seguía inmóvil, incapaz de reaccionar ante lo que le acechaba. La mujer se detuvo frente a David mientras él, todavía inmóvil, miraba embelesado las dos enormes tetas que se balanceaban frente a sus ojos con los pezones erguidos.

Así había ido el día para David y ahora no sabía como iba a acabar aquel día. Congelado frente a la mujer más impresionante que jamás ha imaginado.

Él sólo puede mirar aquellas tetas tan grandes, redondas y perfectas que lo desafían ante sus ojos. Raquel conoce perfectamente la sensación que provoca en aquellos hombres. No es la primera vez que realiza "la entrevista". Cuando se le rompe un juguete siempre tiene que conseguir otro y para eso están esos hombres allí, sólo uno pasará con vida la entrevista y tendrá el honor de convertirse en su juguete. ¿Sería aquel hombrecito su nuevo juguete?

Una fuerte bofetada devuelve a David a la realidad, el golpe es tan fuerte que casi cae al suelo. -¡DESNÚDATE YA!- grita la mujer con rabia.

David se desnuda frente a la mujer repitiendo una y otra vez que no le haga daño, ella disfruta del momento, disfruta sintiendo el poder que tiene sobre aquellos hombres. Dominándolos y tomándolos. Puede oler el miedo de David que tiembla al desnudarse lentamente. Ella lo mira, manteniendo su cuerpo a pocos centímetros del macho. Manteniéndolo entre ella y la pared, él es su prisionero.

-Ya está- responde temblando tras quitarse la última prenda. David incómodo, esconde su desnudez tras sus manos de manera inconsciente. ¡PLAS! una bofetada de la amazona lo hace reaccionar. -¡No te tapes, Levanta los brazos sobre tu cabeza!- ordena Raquel con rabia. Él acata las órdenes mientras una lágrima recorre su mejilla.

Raquel se excita al ver al hombrecito desnudo, todavía más patético e indefenso, pequeño y atemorizado. Raquel ordena a David que le chupe las tetas y él acata sus órdenes sin rechistar, primero un pezón y luego el otro. David tiene que estirar su cuerpo y ponerse casi de puntillas para poder alcanzar con la boca los pezones de aquella amazona. Ella se rie de él al verlo estirar el cuerpo para llegar a sus pezones.

-Muy bien chiquitín- antes de poder reaccionar, Raquel agarró a David del cuello con una mano. Él notó la presión en el cuello y sintió como sus pies se separaban del suelo. Aquella mujer era mucho más fuerte de lo que él había imaginado. Lo estaba levantando a pulso con la fuerza de sólo uno de sus brazos. No podía ser. Él pesa 67 Kilos y aquella mujer lo levantó con rapidez y facilidad usando sólo uno de sus brazos, se sorprendió al mirarlo y comprobar su fuerza, pudo observar los músculos de aquella mujer crecer y endurecerse mientras levantaba su cuerpo del suelo. El brazo explotó mientras las fibras de sus músculos se marcaban en su piel.

Raquel levantó aquel cuerpo hasta que sus ojos se encontraron, David intentó abrir aquella mano de hierro que se cerraba dolorosamente alrededor de su cuello impidiéndole respirar, impotente ante aquel poder femenino. Raquel lamió la cara de David, chupó sus orejas y penetró su boca con su lengua. David luchó, impotente mientras aquella mujer lo chupaba igual que una piruleta. Se sintió usado y violado por Raquel, incapaz de liberarse.

Llevó al hombre al muro, donde el resto de "aspirantes" esperaban encadenados a la pared. Allí lo encadenó junto al resto de aspirantes desnudos. David lloraba y suplicaba clemencia.

Raquel miró a los hombres y desfiló frente a ellos con las manos en la cadera, despertó a bofetadas a los hombres que se encontraban inconscientes y golpeó con furia a aquellos que gritaban, lloraban o suplicaban. David también recibió un fuerte golpe por llorar y suplicar clemencia. Los golpeó hasta que consiguió silenciarlos. Sus golpes eran potentes y dolorosos.

David miró con temor a aquella mujer, ella se plantó en medio de la sala y estudió a los hombres que colgaban desnudos de la pared. Ellos temblaban de miedo ante la imponente amazona.

-Esto no es una entrevista de trabajo- indicó la mujer en voz alta. -Ahora me pertenecéis y sólo uno de vosotros tendrá el honor de convertirse en mi juguete personal-

Raquel miró a los ojos de aquellos hombres, llenando sus corazones de terror mientras una sonrisa perversa se dibujaba en sus labios.

-El resto... moriréis bajo mi superioridad- agregó excitada mientras flexionaba sus brazos y mostraba sus músculos.

-Habéis sido pre-seleccionados, no lo sabéis pero todos vosotros tenéis algo en común. Sois hombres solteros, solitarios e independientes. Inmigrantes, huérfanos o imprescindibles. No tenéis trabajo, amigos ni familia, con lo que podéis desaparecer de la faz de la tierra sin que nadie se pregunte nada-.

Raquel miró a aquellos hombres y disfrutó viendo el miedo crecer en sus cuerpos. Tenía la vida de aquellos hombres en sus manos y eso la excitaba, la hacía sentirse una diosa. Ella es superior a cualquiera de aquellos hombrecitos que colgaban como chorizos de la pared. Era el ser superior, el dominante y eso la excitaba, notó su coño humedecerse mientras atemorizaba a aquellos hombres.

Les explicó que toda la entrevista de trabajo había sido un engaño, un sistema eficaz para buscar sus "juguetes" y disfrutar de su poder, su dominio sobre ellos. Así conseguía mucha información de sus candidatos y podía seleccionar aquellos que más se adaptaban a sus necesidades. Debían ser débiles y pequeños. Raquel disfrutaba con sus juguetes y tenían que ser manejables, muñecos ligeros y pequeños. Así podía hacer con ellos cualquier idea que se le antojara.

Sus esclavos eran lo contrario, hombres grandes y desarrollados con grandes músculos. Machos violentos llenos de testosterona. Los esclavos eran un desafío para Raquel, y los necesitaba para sentir una polla grande y potente entre sus piernas. A veces necesitaba sentir al "hombre" y por eso tenía aquellos esclavos, capaces de revelarse físicamente pero incapaces de hacerlo bajo la influencia de Raquel. Cualquier hombre deseaba follarse a aquella mujer y los esclavos podían y difrutaban haciéndolo al igual que ella.

Los juguetes tenían otra finalidad. No eran más que consoladores con patas que Raquel usaba cuando quería. Hombrecitos ridículos a los que humillar, golpear y follar. Liberaba su tensión y agresividad con ellos. Si se "rompían" obtenía nuevos, eran simples objetos, juguetes.

- Todos sois candidatos a ser mis juguetes, excepto él.- Señaló al rubio musculado y se acercó a él. El hombre la miraba con rabia en los ojos.

-Él sólo está aquí para mi diversión. Lo mataré con mis manos frente a vosotros para demostraros mi clara superioridad. Él es grande y fuerte, mucho más grande y fuerte que vosotros pero no tiene ninguna posibilidad, morirá indefenso y así todos sabréis que no podéis hacer nada contra mi y no intentareis tonterías... además...-

Miró a los hombres mientras alargaba la pausa. -Disfruto haciéndolo, los mejores orgasmos los obtengo gracias a la violencia. Me encanta notar el crujir de los huesos mientras aplasto vuestros cuerpos bajo mis deseos sexuales... Voy a correrme salvajemente mientras destrozo a este hombretón con mis manos.-

David no podía creer lo que estaba escuchando. Aquella mujer debía estar loca o tal vez todo aquello era una especie de broma o cámara oculta. Aunque aquel hombre era grande y musculado, parecía pequeño y débil bajo la influencia de la gigante amazona. Tal vez aquella mujer estaba diciendo la verdad.

Los "juguetes" no podían creer lo que estaba ocurriendo, Raquel había liberado al rubio y lo estaba golpeando de manera salvaje. David, como aficionado a los deportes de contacto, pudo observar movimientos y técnicas de distintas disciplinas que aquella mujer aplicaba a la perfección. No sólo era grande y fuerte sino que además, tenía los conocimientos necesarios para convertirse en una máquina indestructible en una lucha cuerpo a cuerpo.

Lo primero que hizo Raquel fué "darle su oportunidad", informó al rubio que podía morir o vivir como su esclavo, y que, si quería convertirse en su esclavo debía arrodillarse y besarle los pies. En caso contrario moriría dolorosamente. Aquel hombre no escuchó, tal vez su ego y machismo no le dejaron ver el peligro que corría si se enfrentaba contra aquella mujer. David desde su perspectiva podía ver que aunque el rubio era alto y fuerte, aquella mujer era todavía más alta y tal vez, más fuerte.

El rubio se lanzó con toda su furia contra Raquel pero no la tocó. David pudo comprobar primero sus habilidades pugilísticas. Los golpes caían sobre el cuerpo del rubio sin que él pudiera evitarlo. Raquel mantuvo a su adversario con contundentes "Jabs" seguidos de ganchos y directos. No hacía falta tener conocimientos de lucha para darse cuenta que aquella mujer sabía luchar mucho más que el rubio musculoso. Un "swing" fue lo último que el rubio vio antes de caer al suelo con la boca llena de sangre.

La amazona, al ser más alta que el rubio, disponía de más margen de acción, sus extremidades eran más largas y, antes de que el rubio pudiera acercarse lo suficiente para atacar a Raquel, ella ya lanzaba sus puños con furia, golpeando al rubio e impidiendo que se acercara lo suficiente para poder atacarla.

Raquel continuó golpeando aquel cuerpo, ahora con patadas y rodillazos el espectáculo era todavía más salvaje. Los golpes de las piernas de aquella mujer retumbaban en la sala y eran más efectivos que sus puñetazos. El rubio "volaba" literalmente tras cada patada mientras la sangre fluía por distintas heridas.

Raquel finalizó su demostración arrinconándolo contra una pared y golpeándolo con todo. El ruido de los golpes y el crujir de los huesos resonaban en la cabeza de David. Raquel golpeó con furia aquel cuerpo que no tenía tiempo a caer. Derecha, izquierda, gancho, jab, jab, jab. Directo, rodillazo, lateral, gancho, derecha, swing izquierdo, swing derecho, codazo, rodillazo, patada lateral y luego invertida, 360, izquierda... los golpes caían sin descanso y el rubio no era capaz de protegerse.

THUD! CRACK! PAF PAF PAF! los sonidos eran horribles y el cuerpo del rubio se deformaba bajo el impacto de aquellos golpes, rebotaba contra la pared y recibía de nuevo. El remate final fue inesperado. Raquel agarró los brazos de aquel hombre y lo apretó contra la pared, colocó la sangrante cabeza del rubio entre sus pechos y empezó a zarandear su torso de izquierda a derecha. PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS!!!

La cabeza del rubio se movía de izquierda a derecha, golpeada por las tetas de Raquel. Primero caía una serie de "tetazos" destructiva, luego aplastaba su cabeza entre la pared y su pecho y continuaba con otra serie de golpes y así durante un buen rato... Al apartarse el hombre cayó inconsciente al suelo con la cara destrozada. La sangre resbalaba entre los pechos de Raquel.

Tras esa demostración de técnica luchando vino una demostración de fuerza bruta. Raquel agarró al hombre del pelo y lo obligó a levantarse, el rubio estaba desorientado, debilitado y sangraba por múltiples heridas, lanzó varios golpes inofensivos que se estrellaron en los músculos de la amazona. Ella lo agarró del cuello y pasó la otra mano entre sus piernas, tiró de él y lo levantó sobre sus hombros, colocándole sobre su espalda con una mano en el cuello-mentón y la otra entre sus piernas, se acercó a la pared, miró a los juguetes y tras sonreir cruelmente tensó su cuerpo y tiró de sus manos haciendo que la espalda del rubio se doblara en su nuca.

El rubio gritó como nunca mientras su espalda se doblaba. Raquel liberó y aplicó presión, intensificando el dolor, finalmente tiró con todas sus fuerzas mientras gritaba de rabia y, tras un chasquido, el rubio dejó de gritar mientras su cuerpo continuaba doblándose sobre los hombros de Raquel. Había muerto. Aquella mujer acababa de partirle la espalda delante del resto. Liberó la presión y el macho cayó seco al suelo muerto y cubierto de sangre a la vez que ella soltaba un gemido de placer.

-Bien- agregó mientras apartaba el cuerpo sin vida del rubio. -Supongo que ahora escuchareis con atención-. Raquel se acercó a los hombres y empezó a manosear sus pollas. David sintió placer al notar aquella experimentada mano acariciar su órgano. La húmeda excitación de Raquel resbalaba entre sus piernas.

-Ahora jugaremos a un juego- susurró mientras las pollas crecían y se endurecían bajo su influencia -Quiero sólo pollas duras y obedientes- David notaba como su placer aumentaba, aquella mujer sabía generar placer. -Quiero que aguantéis con la polla bien dura todo el rato, y el primero que se corra: perderá el juego y acabará como vuestro amigo.- Raquel señaló al rubio con la mirada y David sintió un terrible temor. Se estaba dejando llevar por el placer que aquella mujer estaba generando y se encontraba al límite del orgasmo. Tenía que contenerse así que, se concentró para no correrse.

Al rato David abrió los ojos y miró a su alrededor. Ella continuaba jugando con sus pollas mientras lamía sus cuellos, mordía sus labios y susurraba en sus orejas. La excitación era máxima y los hombres respiraban rápida y profundamente. David estaba a punto de explotar pero antes de hacerlo oyó jadeos de placer y vio como 2 de ellos se corrían salvajemente entre las manos de aquella mujer. Raquel continuó trabajando sus pollas hasta que soltaron toda la leche y se deshincharon entre sus dedos.

De repente, los 2 hombres empezaron a gritar de dolor. Raquel estaba cerrando sus dedos sobre el sexo de aquellos hombres, aplastando y retorciendo sus pelotas. David pudo observar la media sonrisa cruel que aquella mujer dibujaba en su rostro mientras retorcía y aplastaba el símbolo de la masculinidad con sus manos. Ella estaba disfrutando, los pezones se endurecían, disfrutaba mucho.

Tras aplastar su sexo los desató de sus cadenas y los hombres cayeron al suelo retorciéndose de dolor mientras se cubrían con sus manos la zona afectada. Raquel respiró profundamente, disfrutando de su dominio sobre aquellos hombres, excitada ante lo que estaba pensando hacer, sintiendo la superioridad que su cuerpo le permitía tener. La excitación crecía en su ser mientras observaba a los hombres retorcerse cual gusanos a sus pies. Lamió la sangre de sus dedos mientras escuchaba los gritos de sus próximas víctimas.

Su palpitante e hinchado coño ardía de excitación mientras observaba a aquellos hombrecitos. Pateó sus cuerpos con la finalidad de colocarlos para su próposito. Los pateó hasta que ambos hombres se encontraron boca arriba uno junto al otro. Gritaban y se protegían su castigado miembro con las manos mientras suplicaban clemencia y perdón. David pudo comprobar como la excitación de aquella mujer crecía junto a la humillación y sumisión de sus "juguetes".

Mirándolos fijamente se sentó sobre el pecho de los 2 hombres con las piernas abiertas. Se aseguró que podían ver sus actos, miró fijamente a los juguetes mientras lentamente cerraba sus piernas alrededor de las 2 cabezas. Los Agarró del pelo para acomodar sus cabezas y así poder frotarse contra sus caras. Gimió de placer mientras restregaba sus caras contra sus mojadas bragas.

Pasaron segundos antes de que se corriera. La onda orgásmica recorrió su cuerpo y sus músculos se tensaron con furia mientras los espasmos de placer llenaban su cuerpo. David vió como aquella mujer se dejaba llevar por el momento, la vió cerrar los ojos y estremecerse de gusto mientras su cuerpo se endurecía y sus músculos se tensaban. Ya no veía las cabezas de aquellos hombres. Raquel, perdida en su regocijo había rodeado con sus piernas aquellas cabezas y las estaba aplastando mientras las olas de satisfacción recorrían sus músculos. David oyó el crujir de huesos mientras los orgasmos de placer tensaban y endurecían el cuerpo de Raquel. Los espasmos duraron varios minutos y todos los hombres encadenados pudieron ver el poder que aquella mujer escondía bajo su piel. Su cuerpo temblaba y sus músculos explotaban de potencia bajo la influencia de múltiples orgasmos...

-¡Oh Diós! que bien- gritó Raquel cuando recuperó el control de su cuerpo, lentamente abrió sus piernas y aparecieron de nuevo las cabezas de los hombres, aplastadas contra el sexo de la mujer. Un ruido secó sonó cuando las cabezas golpearon contra el suelo liberadas. David miró a sus torturados compañeros y se sobresaltó al comprobar sus miradas perdidas, sus cabezas deformadas y sus caras destrozadas. Ambos hombres habían muerto entre las piernas de Raquel machacados por su feroz hambre sexual.

David no lo podía creer, antes había visto a aquella mujer matar al rubio musculado, pero había usado sus manos, sus piernas, su técnica y su poder físico para acabar con la vida del rubio. Ahora había acabado con la vida de dos hombres sin un sólo golpe, aquellos hombres habían muerto aplastados bajo su sexo, destrozados entre la presión de sus titánicos muslos. Los había aplastado literalmente, como a un par de insignificantes cucarachas.

-Ya empiezo a estar cachonda- susurró la amazona mientras miraba a sus juguetes. Deslizó una mano bajo sus bragas y se tocó mientras miraba a los hombres que colgaban desnudos de la pared. Continuaba sentada sobre sus dos últimas víctimas con las piernas abiertas y todos los hombres tenían la mirada perdida entre sus piernas.

La polla de David continuaba dura y apuntaba directamente a aquella gigante, que gemía mientras se tocaba sentada sobre los cadáveres. Los músculos de Raquel volvieron a explotar cuando un nuevo orgasmo recorrió su cuerpo. -¡Ooohhh siii!- gritó entre espasmos de placer mientras re-abría los ojos. Retiró su húmeda mano y se la llevó a la boca, chupó con deseo y lujuria sus propios jugos mientras miraba fijamente a los finalistas.

Unos sollozos rompen el tenebroso silencio, provienen del aspirante situado junto a David. -¡Ooh pobrecito! no has aguantado- indicó la amazona mientras lentamente se pone en pié. David había olvidado la figura de aquella mujer, su altura y su elegancia. La mujer se acercó a la pared y se detuvo a pocos centímetros del llorón. El hombre tuvo que inclinar su cabeza para poder mirar a los ojos de aquella mujer.

-Ha llegado tu fin- susurró mientras acariciaba su flácida polla. -¿Cómo deseas morir?- preguntó la amazona entre potentes carcajadas. Los sollozos del hombre aumentaron de ritmo y se convirtieron en un lloriqueo sostenido. -No me mates- repetía él entre bocanadas de aire. -Haré lo que quieras- agregó antes de perder el control entre lágrimas.

-Claro que harás lo que quiera- contestó Raquel con una perversa sonrisa -Todos haréis lo que quiera ¿verdad?- La pregunta la lanzó al aire y rápidamente respondieron que si, que harían lo que ella ordenara. -¿Ves? aquí tengo dos pollas duras preparadas para cumplir mis deseos- Lentamente Raquel se acercaba cada vez más al "polla floja". Aquella mujer era tan alta que la cara del llorón quedaba a la altura de sus enormes y turgentes tetas. Los pezones se erguían duros y desafiantes frente a los ojos de aquel hombre, que continuaba gritando, llorando y suplicando clemencia.

-No quiero oírte más- agregó ella antes de avanzar un paso más y hundir la cabeza entre sus pechos. Los gritos y sollozos se convirtieron en inaudibles murmullos. Su excitación creció de nuevo al sentir de nuevo su superioridad y notar al pequeño hombre prisionero entre sus grandes y firmes atributos femeninos. Se inclinó hacia delante para aumentar la presión y tortura sobre aquella cabeza. Su excitación continuó aumentando al notar como la vida se escapaba de aquel cuerpo. Gimió y aprovechó la posición para aumentar su placer.

A su izquierda se encontraba David y en el otro lado el otro pollón aspirante así que, agarró sus duras pollas con las manos y empezó a pajearlos con gran experiencia mientras el tercer hombre moría ahogado entre sus tetas. -Mmmmhh que rico!- agregó mientras disfrutaba de su posición de poder y gozaba con los 3 juguetes finalistas.

-Recordad que el primero que se corra morirá aquí y el finalista tendrá el honor de convertirse en mi juguete y... no morirá aquí-. Raquel notó su coño arder de nuevo mientras sacudía aquellas pollas, sus "entrevistas" eran la mejor manera de descargar su tensión sexual pero necesitaba más. Ahora tenía que jugar con aquellas pollas y gozar de su poder.. estaba demasiado cachonda.

David se concentraba para no soltar su carga, aquella mujer le tocaba la polla con gran maestría y era difícil no dejarse llevar. Raquel estaba disfrutando, su cuerpo ardía, su coño latía y su deseo crecía. Cerró los ojos mientras jugaba con las duras pollas de sus últimos juguetes y se dejaba llevar por el placer que obtenía de aquellos patéticos hombrecillos. El tercer hombre ya no luchaba por su libertad, se mantenía inmóvil entre sus pechos. Ella bajó la mirada y miró la cabeza enterrada de aquel hombre entre sus turgentes tetas, la visión aumentó su excitación, otro cuerpo del que gozar... Su coño palpitaba y los fluidos de placer resbalaban entre sus piernas.

Raquel necesitaba más, así que empezó a mover sus caderas y frotar su húmedo y caliente órgano sexual contra el cuerpo que había entre ella y la pared. Los manoseos aumentaron de ritmo a la vez que los gemidos de la mujer, que disfrutaba frotando su entrepierna con el cadáver que colgaba entre sus pechos. Sus manos frotaban con rapidez aquellas dos pollas que se mantenían erguidas entre sus dedos.

David cerró los ojos y deseó aguantar lo suficiente para continuar vivo. Los gemidos de Raquel inundaron la sala y sus sacudidas aumentaron de fuerza. Gritó y gimió cuando una explosión de placer brotó entre sus piernas. Ambos hombres gritaron mientras los dedos de Raquel se cerraban con fuerza rodeando sus duros falos. Raquel continuó apretando mientras las olas de placer recorrían su piel. Tras varios minutos de espasmos, gemidos y placer, Raquel abrió los ojos lentamente y liberó la presión de sus pollas.

-¡Mmmmm... que bien!- agregó mientras retrocedía lentamente. David observó al hombre que tenía a su izquierda y pudo constatar que estaba muerto, su cara estaba aplastada y su mirada perdida. -Veo que seguís los dos bien duros ¡eh! jugaremos a otro juego-.

David temblaba de miedo al ver a aquella mujer acercarse, aquellos enormes pechos se balanceaban desafiantes ante sus ojos, el deseo de hundir la cabeza entre esas generosas tetas entraba en conflicto con el miedo que sentía al ver la sangre de los muertos resbalar entre su escote. Raquel liberó a los hombres de sus cadenas y los lanzó en el medio de la sala.

Los dos hombres se quedaron temblando en el suelo, mirando con temor el gigantesco y peligroso cuerpo de aquella amazona que se acercaba lentamente, disfrutando con el miedo que obtenía de sus aspirantes. Se detuvo al llegar a su altura, cruzó los brazos sobre su cabeza, apoyó una de sus piernas en una silla existente en la sala y indicó a los hombres que debían masajear su cuerpo, besar su piel y lamer entre sus piernas. Viviría aquel hombre que durase más generando placer.

-Primero: Besad mi pie-

Los dos hombres se lanzaron a sus pies y besaron, lamieron y chuparon con ansia los pies de Raquel mientras ella disfrutaba y gemía.

La excitación de Raquel aumentaba al ver a los hombrecillos a sus pies, acariciando y besando su piel.

-Besad y chupar mis pezones- ordenó autoritaria.

Ambos hombres se pusieron en pié rápidamente con la intención de acatar las órdenes de aquella mujer y continuar con vida. El corazón de David se congeló de miedo al comprobar que no podía cumplir los deseos de la amazona. La perversa sonrisa que se dibujaba en la cara de Raquel daba a entender que conocía exactamente la situación y que disfrutaba con ella.

El otro chico se quedó también congelado al comprobar que, al igual que David, su boca no llegaba a la altura necesaria para poder lamer, chupar y besar los pezones de la mujer. Raquel disfrutaba con la situación, al colocar los brazos sobre su cabeza, había estilizado su figura y elevado sus pechos. impidiendo que los hombrecitos de menos de 1.70m. pudieran llegar con sus bocas.

Ambos hombres empezaron a estirar sus cuerpos de puntillas con la lengua fuera, intentando lamer aquellos erguidos pezones que se balanceaban a pocos centímetros de sus bocas. Ninguno de los dos consiguió llegar a la altura necesaria para atacar al pezón. Raquel disfrutaba del espectáculo y notaba como la excitación y el deseo crecían en su ser. Se excitaba al ver a los patéticos hombrecitos intentar chupar sus pezones, las carcajadas empezaron a retronar por la habitación mientras los hombres humillados y asustados continuaban intentando llegar a su objetivo.

-¡Patéticos insectos!- gritó entre carcajadas. -Dejad que os ayude- agregó con una sonrisa perversa.

Rápidamente, Raquel rodeó con sus fuertes manos los cuellos de los aspirantes y los llevó directamente hasta sus pezones, hundiendo sus caras en sus generosos pechos. -¡Chupad ahora!- ordenó mientras aplastaba las cabezas de aquellos hombres contra sus tetas. Un escalofrío de placer recorrió la espalda de la amazona cuando los hombres empezaron a cumplir sus deseos. Ella continuó en todo momento elevando aquellos cuerpos y presionando sus cabezas contra sus pezones.

-Oh si, bieen... seguid así... mmmh..- David notaba el pezón de aquella mujer crecer y endurecerse entre sus labios. Chupó y lamió hasta que la mujer gimió y apretó con fuerza. David notó como los músculos de Raquel se endurecían mientras los orgasmos recorrían su cuerpo generando una ola de placer y haciendo temblar sus músculos. Los hombres creyeron morir cuando Raquel apretó sus cuerpos contra el suyo a causa de los orgasmos.

Tras inacabables minutos, Raquel abrió sus manos y los dos cayeron al suelo, respirando con dificultad.

La mujer volvió a cruzar los brazos sobre su cabeza. -Ahora darme placer- ordenó de nuevo.

David se lanzó a sus pies y empezó a acariciar y besar la pierna de la amazona. El otro hombre hizo lo mismo con la otra pierna. Raquel disfrutó mientras los hombres acariciaban y besaban su cuerpo -Soy vuestra Diosa- agregó Raquel mientras los hombres continuaban con su trabajo.

-¿Os gustaría follarme eh?- preguntó la amazona mientras los hombres se perdían entre sus piernas, lamiendo y besando cada centímetro de su piel.

Raquel disfrutaba mientras los hombres se esforzaban en ofrecer lo mejor.

-Siéntate en la silla- indicó a David. Él acató rápidamente sus órdenes y se sentó en la silla mientras el otro hombre continuaba acariciando y besando las piernas de aquella mujer.

Raquel se dió la vuelta, dámdole la espalda a David y se agachó, ampalándose en la polla de David por el culo. Él quedó aplastado bajo la grande y potente figura de la amazona y sintió un gran dolor cuando la mujer tensó sus músculos y espachurró la polla del juguete. Raquel disfrutó sintiendo la pollita de David retorcerse bajo su presión. Obligó a Davis a acariciar sus pechos mientras continuaba trotando sobre su polla.

La amazona agarró al otro hombre con sus brazos y lo giró con facilidad, sin dejar de aplastar el cuerpo de David con sus deseos sexuales. Colocó la cabeza del "juguete" entre sus piernas y le ordenó que le chupara el coño mientras continuaba follándose a David. Abrió la boca e introdujo la polla del segundo hombre entre sus labios.

Ambos hombres estaban siendo devorados por el insaciable deseo sexual de la gigante y ambos hombres sufrían un intenso dolor mientras Raquel absorvía sus vidas.

El tiempo pasaba (horas para ellos y segundos para ella) y David sufría bajo las poderosas sacudidas de aquella mujer. No tenía miedo de correrse, ya que el dolor que sentía le impedía gozar. El otro hombre en cambio, tenía su polla entre los labios de Raquel y la amazona estaba chupando con maestría aquella polla a la vez que apretaba con fuerza la cara del hombre en su ardiente órgano sexual.

Más horas pasaron para David bajo Raquel, deseando que aquello acabara mientras sentía como su polla era maltratada dentro de ella.

Al rato, la amazona gimió de placer y David sintió como los músculos de la mujer se tensaban y el dolor fue tan intenso que creyó que su polla había sido arrancada de cuajo, sintió (incrédulo) como se corría salvajemente en el culo de Raquel mientras ella continuaba gimiendo, gritando y disfrutando de increibles orgasmos.

Al rato, el cuerpo de la amazona se relajó y el hombre que había entre sus piernas cayó muerto al suelo. Al parecer se había ahogado o tal vez el craneo había sido aplastado entre los titánicos muslos de Raquel.

Sintió un gran alivio cuando la mujer se levantó y lo liberó de aquel peso y agobio.

-Mmmmh ¡que rico!- agregó al girarse. David pudo comprobar como la mujer se chupaba los dedos y como su boca estaba cubierta de sangre. miró al cadáver y sorprendido comprobó que sus genitales habían desaparecido. Aquella mujer se había comido LITERALMENTE la polla del hombre.

-Tú serás ,i juguete nuevo- agregó Raquel antes de que David perdiera el conocimiento.

FIN