martes, 13 de enero de 2009

Espinacas mágicas

Espinacas mágicas
by WomnTop, womntop@gmail.com
Una esposa maltratada durante años recibe un regalo especial, obteniendo así el poder suficiente para, castigar a su cruel marido.

Eva volvió tarde a casa, las compras se complicaron y la retrasaron, su marido le había asignado demasiadas tareas que no había completado, sus manos temblaron al abrir la puerta.

Él la esperaba furioso en casa. Cuando ella llegó la golpeó con furia -¿Dónde has estado?- ¡PLAS! -¿Estas son horas de llegar?- ¡PLAS! -¿Y mis recados?- ¡PLAS! Los puñetazos caían con fuerza sobre el dolorido cuerpo de la mujer. -Esto te enseñará- gritaba su marido al golpearla.

-Tráeme una cerveza y prepara la cena- dijo finalmente cuando se cansó de golpearla. Ella preparó la cena adolorida por los golpes recibidos, ya no lloraba por ello, hacía demasiado tiempo que ya no lloraba, ni reía, ni vivía.
Eric disfrutaba sentado en el sofá, gozando de una cerveza fría mientras miraba la tele. Eva finalizó la cena y preparó la mesa para comer. Le hizo llevar otra lata de cerveza y recoger las que había vaciado de la mesita de centro. Apestaba a alcohol.
Ambos comieron, ella tenía que estar en silencio mientras él miraba la tele, no le gustó la comida. -¿No sabes hacer cosas ricas?- increpó Eric medio borracho mientras lanzaba el plato al suelo.
Luego volvió a tumbarse en el sofá mientras su mujer recogía y limpiaba la mesa. Se tiró un eructo y mandó a su mujer que le trajera otra lata de fría cerveza.
Fregaba los platos cuando su marido entró en la cocina y se colocó en su espalda, apretando su cuerpo contra el de ella, agarrándola con fuerza de sus pechos y clavando su dura polla entre las nalgas de su mujer, frotándola contra su cuerpo.
-No Eric, por favor- suplicó Eva angustiada. -Eres mi mujer y debes complacerme- respondió él azotándole el culo.
Le bajó la falda y las bragas, rompiéndolas, haciendo caso omiso de las negativas de su mujer, separó sus piernas con ayuda de sus pies y, mientras apretaba sus tetas y lamía su oreja, introdujo con deseo su dura polla por el prieto ano de la mujer.
Eva chilló de dolor al notar como su piel se estiraba y su ano se dilataba, como su marido la penetraba por detrás mientras jadeaba de placer, al olor a alcohol le generaban nauseas.
A los dos minutos ya había acabado, Eric retiró satisfecho su polla del ano de su mujer mientras ella temblaba a causa del dolor.
Eric notó su polla sucia. -Ahora limpia tu mierda- indicó mientras agarraba a su mujer por el pelo y la obligaba a ponerse de rodillas, Eva limpió la polla de su hombre, no tenía alternativa.
-Buena chica- dijo antes de salir de la cocina y, agotado y borracho, se tiró en la cama y se durmió.
Ella acabó de fregar los platos, limpió la cocina, recogió el comedor, preparó la lavadora y se dirigió al baño, se aseó y se metió en la cama, Eric roncaba sonoramente, esa noche no podría dormir.
Recordó el día en el que le pidió el divorcio, lo hizo con la compañía de su hermano ya que, tenía miedo que la noticia desencadenara una brutal paliza y con su hermano se sentía más segura. Eric no tuvo miramientos, primero golpeó a su mujer tras escuchar la noticia y después golpeó al hermano cuando intentó defenderla.

Ambos acabaron en el hospital, pero sólo ella pudo salir de nuevo. Su hermano nunca se recuperó, todavía sigue en coma en el mismo hospital.

Eva tuvo que declarar ante la policía que había sido su hermano quién había empezado la pelea golpeándola a ella y que su marido la defendió, en caso contrario, su marido había amenazado con golpearla hasta la muerte a ella y a su familia. El miedo que sintió esa tarde cambió su vida para siempre.
Se encontraba en una situación sin salida, esclava de su marido, sin amigos, sin familia, ya que nunca le perdonaron su cobardía y él no le dejaba tener vida social. Consiguió dormirse entre los atronadores ronquidos de su marido y soñó, tuvo un sueño extraño e increíblemente real.

Alguien llamó en la puerta y Eva se levantó con cuidado de no despertar a su marido, quién continuaba roncando como un cerdo en la cama, el timbre volvió a sonar insistentemente, Eva corrió de puntillas hacia la puerta, si él despertaba, podía enfadarse y golpearla, violarla o algo peor.

Abrió la puerta y se encontró a su hermano, quién sonrió al verla, no entendía como su hermano estaba en su casa, se abrazaron y lloraron de alegría al verse pero la alegría pasó rápidamente a un estado de terror, Eric podría despertar y golpearlos de nuevo. -Tienes que irte, él no puede verte- susurró preocupada entre sus brazos. -No debes preocuparte más- respondió se hermano. -Él ya no está y no te molestará más, compruébalo tú misma-.

Extrañada, Eva se dirigió hacia su habitación, los ronquidos habían cesado y en la cama no había nadie. Eric había desaparecido, una sensación de alegría recorrió su cuerpo al sentirse por fin libre y volvió a ver a su hermano. -¿como es posible?- sus ojos brillaban a causa de las lágrimas de alegría. -Te he traído un regalo, ¡toma!- respondió su hermano y le entregó una lata de espinacas, ella la guardó en la cocina y volvió junto a su hermano, ambos hablaron durante todo el día, felices por su reencuentro y su liberación.

Despertó temprano, feliz, contenta y animada, su hermano había vuelto y su marido había desaparecido, pero... la sensación desapareció dolorosamente al oir los ronquidos de Eric, todo había sido un sueño. Las lágrimas surcaron dolorosamente sus mejillas mientras su garganta parecía secarse al igual que su corazón. Lloró desconsolada en el baño durante horas.

El teléfono sonó y ella corrió a responder antes que su marido se despertara. -¿Eva González?- preguntó la voz del teléfono -Si, soy yo- respondió aguantando los sollozos. -Llamamos del Hospital Central, debería venir aquí- La intranquilidad recorrió su cuerpo y su corazón se aceleró -¿que ha pasado? ¡dígame que ha pasado!- gritó histérica al teléfono. -Señora, debería venir, no podemos hablar por teléfono...- Eva notó como su corazón se partía -¡NOO!, por favor nooo...! gimoteó entre lágrimas. -Mi hermano nooooo, por favor-. Lloraba mientras el silencia se rompía al otro lado de la línea telefónica. -Lamentamos informarle que su hermano ha muerto esta noche víctima de un colapso nervioso. No hemos podido hacer nada, lo sentimos...-

El teléfono golpeó al suelo y la casa se llenó de desgarradores gritos de dolor. -¿Porqué coño haces tanto escándalo?- gritó furioso Eric al levantarse. -¡Hijo de puta!- consiguió decir Eva al verlo aparecer en el comedor, -¿CÓMO?- los ojos del fuerte marido se llenaron de rabia mientras se acercaba a su mujer -tendré que enseñarte a respetarme, zorra.- dijo antes de levantarla del sofá agarrándola del pelo, sacudió su cuerpo con facilidad y la tiró al suelo, allí la pateó con rabia durante minutos mientras ella intentaba protegerse de los golpes sin éxito.

Sujetándola del cuello, la levantó y la aplastó contra la pared y, con el puño libre, golpeó su cara durante minutos, desgarrando su piel, partiendo su nariz, sus labios. Haciendo saltar dientes y gritos de dolor, luego golpeó su abdomen con su rodilla mientras mantenía su cuerpo contra la pared, atenazando su cuello con fuerza, -esto te enseñará a obedecerme y respetarme- gritó con rabia mientras castigaba sus costillas, consiguiendo que algunas se partieran bajo sus potentes puñetazos. Eva luchaba influida por el odio, sus puños golpeaban inútilmente el macizo cuerpo de su marido.

Finalmente, mientras todavía la atenazaba del cuello, colocó la otra mano entre sus piernas y, con fuerza hundió dolorosamente sus dedos en el interior de su vagina, levantó el dolorido cuerpo de su mujer sobre su cabeza y la lanzó contra el otro extremo del comedor. El cuerpo de Eva se estrelló contra la mesa, que se rompió bajo la fuerza del impacto.

Eric jadeaba excitado, su mujer sangraba y se retorcía de dolor entre los trozos de la mesa, pero su agonía no había finalizado, Él se agachó y desgarró el pijama de su mujer, desnudándola, luego, cogiéndola del pelo, la volvió a levantar, aplastando su cara contra la pared, golpeándola mientras se bajaba los calzoncillos y liberaba su palpitante y excitada polla.

-Por favor, lo siento- consiguió suplicar Eva. -Veo que ya vas entendiendo zorrita- respondió su marido mientras separaba sus piernas con los pies y hundía su excitación entre las suaves nalgas de mujer. -Ahora me darás placer- susurró él antes de penetrarla cruelmente con su miembro viril. Acometió violentamente, levantando completamente el cuerpo de Ella con sus potentes embestidas, desgarrando tejidos y provocando heridas. Eric jadeaba de placer mientras su mujer gritaba de dolor. Se corrió cuando notó la sangre de su mujer resbalar por sus genitales, le había dado una buena lección.

-Mira como me has dejado la polla zorra, chúpala hasta dejarla reluciente- ordenó mientras la hundía en la boca de la destrozada hembra, luego se metió de nuevo en la cama -Limpia todo esto- ordenó antes de desaparecer -y no hagas ruido o volveré a darte una lección- agregó antes de cerrar la puerta de la habitación.

Eva necesitaba atención médica, la sangre brotaba por sus heridas, su visión estaba nublada y su cuerpo destrozado, tenía varios huesos rotos, desgarros en los tejidos y órganos afectados por la tremenda paliza recibida, necesitaba agua, su garganta ardía de dolor y sentía la tremenda necesidad de refrescarse.

Eva se arrastró por el suelo, incapaz de ponerse de pié, dirección a la cocina, la sangre brotaba de ella con furia, dejando un rastro tras de sí, finalmente consiguió llegar a la cocina y abrir la nevera, pero allí no había agua, sólo latas de espinacas, la nevera estaba llena de latas de espinacas, iguales a las que su hermano le había regalado en sueños al visitarla, se estaba volviendo loca pensó.

Cogió una de las latas, que desprendía un aroma sabroso, la tapa saltó con facilidad y Eva no pudo evitar probar ese manjar, el aroma, la textura... devoró las espinacas con rapidez, estaban riquísimas, sabrosas y eso que a ella nunca le gustaron las espinacas, perdió la conciencia al acabar la lata mientras pensaba que aquello no era real, seguramente su cuerpo seguía tirado en el comedor, desangrándose mientras desvariaba, iba a morir.

Eric se despertó tarde y se desperezó en la cama, se excitó recordando la paliza que había sometido a su mujer. -Eva- gritó desde la cama -ven aquí que tengo un trabajito para tí- continuó diciendo mientras se tocaba excitado. El tiempo pasó y no recibió respuesta. -¡¡EVA!!- gritó de nuevo con furia -no me hagas ir a buscarte-, pero el silencio fué la única respuesta que obtuvo.

Malhumorado se levantó y abandonó la habitación de matrimonio, el comedor estaba destrozado, la mesa rota, cuadros y vajillas tirados por el suelo y un rastro de sangre se perdía en el pasillo. Eric siguió el rastro asqueado, no había limpiado nada, él ordenó que limpiara y ella no lo había realizado, debería darle otro escarmiento.

La encontró en la cocina, desnuda y durmiendo en el suelo, la puerta de la nevera estaba abierta y llena de latas de espinacas, ¿que coño hacían todas esas latas de asquerosa espinaca en la nevera? pensó al cerrar la puerta de la nevera. Junto al cuerpo de Eva encontró otra lata de espinacas vacía.

-Levanta zorra- ordenó mientras volteaba el cuerpo de su mujer con su pié para verle la cara y lo que vió lo sorprendió. Eva estaba perfecta, en su cara no había rastros de violencia ni en su cuerpo heridas o marcas. Él recordaba la paliza, y el rastro de sangre indicaba que sangró profundamente, pero no había señales de ello en su cuerpo y había algo más.

Eva abrió los ojos y vió a su marido de pié a su lado y recordó lo sucedido aunque no notaba dolor alguno, imaginó que debía estar inválida o impedida y que por eso no sentía nada, pero intentó incorporarse y sus músculos obedecieron, su cuerpo se movió lentamente, sin dolor se levantó y se puso de pié.

Una vez incorporada se miró las manos y se palpó las costillas, no había dolor ni heridas. Levantó su mirada, buscando a su marido pero no estaba allí, tuvo que bajar la cabeza para encontrar la mirada de Eric, quién la miraba con ojos impresionados y expresión de sorpresa. Había crecido unos 20 centímetros de altura y se notaba extraña. Eva desperezó su cuerpo, estirando sus brazos con fuerza y notó como sus músculos crecían potentes bajo su piel, creando una masa dura como el acero.

Se frotó los ojos y volvió a fijarse, ella había crecido, era más alta y más fuerte que antes, era tan alta como él y tenía un cuerpo superdefinido en el que los músculos se dibujaban bajo su piel dándole una consistencia dura y potente, respiró y tragó saliba, él seguía siendo el hombre de la casa, lo único que había cambiado es que ahora tendría que golpear con más fuerza.

-Te dije que limpiases todo ese desorden- escupió con rabia -ahora tendré que enseñarte respeto de nuevo- agregó con rabia mientras golpeaba la palma izquierda con el puño derecho, y, tras comprobar el miedo en sus ojos, empezó a golpearla con sus puños.

Eva notaba los golpes, pero no le causaban dolor, los puñetazos de su marido se estrellaban con potencia en su piel pero no lograban atravesar sus músculos, fue entonces cuando tomó conciencia de su nuevo físico, no sólo era más alta sino que además parecía también más resistente, no sabía si era un sueño o realidad pero le gustó la sensación y quiso disfrutar de ella. Sus ojos se llenaron de rabia olvidando el miedo, mientras los inútiles puños de Eric se estrellaban contra su fornido cuerpo.

Golpeaba con fuerza, con toda su fuerza y su rabia, sus manos empezaron a dolerle, sus puños eran incapaces de atravesar ese cuerpo de hierro, Eric no entendía cómo había pasado, pero era incapaz de causar dolor en esa mujer, detuvo su "paliza" cuando los nudillos le sangraban, las carcajadas de Eva lo llenaron de terror y de rabia.

-¡Deja de reírte!- gritó Eric antes de lanzar un directo a la cara de Eva. El golpe llegó con toda su potencia directo a la mandíbula de la chica. Los dedos crujieron al estrellarse contra la faz de la mujer que ni tan sólo se movió bajo la fuerza del impacto.

Gritó de dolor mientras se acariciaba su destrozada mano, lloró y gritó de rabia mientras Eva disfrutaba del espectáculo, eso iba a ser divertido pensó ella mientras flexionaba sus músculos, mostrando todo su poder al macho, la piel se estiraba para dar espacio a los increíbles músculos de acero, las fibras se marcaban claramente bajo la piel y las venas parecían sufrir intentando obtener su espacio entre las montañas de poder que emergían de su cuerpo. No sólo era más alta y más resistente, también parecía ser más fuerte.

Eva gozó al ver la expresión de Eric, asustado e impresionado mientras unos ojos abiertos como platos observaban su superioridad física. -Oh nene, ahora recibirás tu merecido- susurró Eva con una expresión entre cruel y divertida.

Ella no conocía su fuerza así que decidió primero probarla, Eric no pudo creer lo que vió, su mujer levantó uno de sus brazos y lo dejó caer con fuerza, lanzando un golpe en la encimera de la cocina, el mueble cedió fácilmente debido a la potencia del golpe y el mármol se partió en mil pedazos bajo el tremendo impacto, el módulo quedó destrozado en cientos de pedazos.

Eva se impresionó, y más al observar la mirada de su marido, terriblemente asustado y sin poder controlar su tembloroso cuerpo, decidió continuar demostrando su poder, pero lentamente, sin prisas. Ella había pasado años sometida y no quería que acabara rápido, quería infligir miedo, mucho miedo. Eric tenía que sufrir y de momento lo estaba consiguiendo.

Con el otro brazo golpeó la pared, esta vez no empleó tanta fuerza pero el golpe fue también efectivo, los azulejos saltaron y la pared se agrietó, el polvo y el yeso inundaron la habitación mientras ella sonreía satisfecha, la expresión de Eric la excitaba, tenía la boca y los ojos abiertos como platos y en su mirada sólo había terror, desesperación y miedo, mucho miedo.

-Besa aquí- ordenó Rita mientras flexionaba su brazo izquierdo, el bíceps apareció grande y potente, increíblemente macizo. Eric temblaba de miedo, congelado por el terror que sentía por su mujer. -¡y una mierda!- respondió Eric reuniendo gran valor. Las carcajadas sonaron como respuesta, su corazón se congeló. -Voy a tener que enseñarte las normas hombretón- agregó Eva mientras la sombra de la furia inundaba su expresión, sus ojos chispeaban bajo su ira contenida.

Agarró firmemente el cuello de su marido y lo levantó del suelo, se impresionó de lo fácil que fué y lo ligero que parecía Eric con sus 108 Kilos de peso, se excitó tremendamente al ver la expresión de Eric, rojo y ahogado mientras intentaba inútilmente liberarse de la presión, sus piernas se balanceaban en el aire, pataleando como un niño.

Eric lloró en silencio (imposible hacer ruido, la mano de Eva aplastaba su garganta impidiendo el paso del oxígeno), sólo las lágrimas mostraban su sentimiento. Las carcajadas y gemidos de placer de su dominadora lo hacían llorar más y más, mientras que Eva, se alimentaba de ese miedo y sufrimiento para aumentar su excitación.

-¡Oh Diós! voy a disfrutar tanto contigo- susurró con expresión de tremendo placer mientras salía de la cocina con su marido colgando como un muñeco de trapo. Lo lanzó al suelo, quizá demasiado fuerte pensó Eva al ver como el cuerpo de su marido rebotaba en el suelo por el impacto.

Miró complacida como se retorcía en el suelo. -Ahora te voy a destrozar, te causaré tal sufrimiento que desearás morir, me lo suplicarás por favor. Pero no te voy a matar, no voy a hacerte ese favor, vivirás años sufriendo y deseando morir, no permitiré que los médicos te droguen para aliviar tu dolor y no podrán hacer nada para curarte después de pasar por mis manos.-

Eva miraba a su hombre con odio e ira mientras él temblaba aterrado en el suelo. -Primero dejaré que mi culo se tome su venganza, le has hecho mucho daño ¿sabes? y tiene ganas de agradecértelo. ¡Túmbate boca arriba!-. Eric lloraba de manera incontenible, no podía soportar tanta humillación y sentía verdadero pánico hacia su mujer, la conocía bien y sabía que esas palabras las había dicho en serio. Empezó a chillar "SOCORRO", pero antes de finalizar la palabra Eva se había sentado sobre su cara y su grito se perdía entre las piernas de su mujer.

-Grita aquí cobarde- y colocó bien su cuerpo para que el ano estuviera sobre la boca de su marido. -Ahora usa tu lengua, métela en mi culo y limpia bien- agregó mientras introducía la cabeza de Eric entre sus nalgas, aplastando su boca en el ano, disfrutó un rato, notando como la lengua se movía en su ano creando gran placer, luego apretó con sus nalgas y se impresionó con el resultado, notó como Eric chillaba de dolor y como su cara de cerdo se deformaba aplastada por su potente culo. La lengua de Eric quedó prisionera en su ano, estrangulada bajo sus potentes músculos.

Eva disfrutaba de su control y se excitaba ante la dominación a la que sometía a su marido, se levantó, y con ella, arrastró a su marido quién continuaba prisionero, con la lengua hundida en su ser. Eva andó por el comedor, y su marido gateaba tras ella, tenía que mantener la cabeza entre sus nalgas ya que sino le daba la sensación de que le iba a arrancar la lengua. Eric gritaba y lloraba, Eva gemía y gozaba.

Tras interminables minutos de humillación, notó como la presión disminuía y retiró su lengua, dolorida e hinchada del ano de su mujer. -Pod favod- suplicó patéticamente a su mujer mientras las lágrimas recorrían sus mejillas -no me hagaz daño-. Ella disfrutó de la estampa, viendo a su marido totalmente dominado, llorando arrodillado, patético.

-Desnúdate- ordenó enérgicamente y él cumplió su orden mientras Eva andaba en círculos, cómo las aves rapaces, controlando a su víctima, alimentando su miedo. -Apóyate contra la pared, con las manos en la espalda- ordenó cuando él terminó de quitarse la ropa.

Agarró la flácida polla de su marido con la mano mientras miraba fijamente a sus ojos. -La quiero grande y dura- agregó mientras acariciaba sus pelotas con suavidad, mientras, él lloraba impotente bajo el poder de su mujer, quien acariciaba su polla con suavidad, haciendo que se endureciera y creciera sin que él pudiera evitarlo. Ella tenía el control de todo, incluso de su erección.

Cuando la sintió dura y caliente, Eva se giró, y colocó la dura polla de su hombre apuntando a su ano, apretándola con fuerza hasta que empezó a hundirse lentamente, la devoró, gozando y gimiendo mientra Eric lloraba y suplicaba. Ella se movía agresiva, sin muestras de ternura, aplastando el cuerpo de Eric entre la espalda y su duro trasero, aplastando sus pelotas en cada sacudida, Eric empezó a gemir y entonces, comprimió su ano, lentamente, notando como el duro miembro de Eric cedía mientras lo estrechaba entre las potentes paredes de su culo.

Eric gritaba aterrorizado mientras notaba como su miembro era espachurrado, Eva gozó al notar como su polla se hacía añicos en su interior, aplastada y destrozada. -¡DIOS, POR FAVOR BASTAAA!- gritaba Eric entre espasmos de dolor mientras la sangre brotaba entre sus piernas. Eva finalizó, acelerando el ritmo, aumentando la presión y aplastándolo todavía con más fuerza. Antes de liberarlo, volvió a comprimir con fuerza su ano, gozando con los gritos de dolor de su marido.

Eric miraba, incrédulo lo que quedaba entre sus piernas, su pene había desaparecido, convirtiéndose en una masa deforme y sangrante. Eva disfrutaba de esos momentos, gozaba viendo el terror en la cara de Eric.

-No hemos acabado pequeñín- susurró con una sonrisa y lanzó un rodillazo, potente y demoledor entre sus piernas, directo a sus huevos, que aunque hinchados, todavía mantenían la forma original, Eva tuvo que sostener los brazos de Eric sobre su cabeza, ya que instintivamente, se protegía sus testículos con ellas. Luego continuó golpeando su entrepierna con una potencia increíble. La sangre chorreaba mientras Eric gritaba sin parar y el tremendo dolor no le permitía nada más que gritar y gritar.

Eva dejó de golpear cuando vió que los genitales de Eric, ya habían perdido la forma, Eric gritaba sin parar. -Que cachonda me pones- susurró ella antes de besarlo pasionalmente, Eva buscó su lengua y cuando la encontró la absorvió y la mordió con fuerza, arrancándola de su boca mientras Eric luchaba inutilmente por evitar tal masacre.

-¿Duele hombretón?- preguntó ella lasciva mientras Eric se retorcía de dolor. -Siente mi poder- ordenó mientras flexionaba sus brazos y sus músculos se tensaban volviéndose increíblemente duros. Eric cumplió su orden rápidamente y empezó a acariciar con sus manos los increíbles bíceps de su mujer mientras ella disfrutaba enormemente de la sensación de poder.

Ella aumentó la presión, aprisionando sus manos entre sus músculos, notó como Eric tiraba con fuerza intentando liberar sus manos, ella flexionaba lentamente mientras miraba fijamente los ojos de su marido, llenos de terror , llenos de dolor y sufrimiento. Notó un orgasmo cuando los dedos de él empezaron a crujir aplastados bajo la presión de sus músculos, él chillaba como un cerdo mientras ella presionaba y los huesos crujían. No lo soltó hasta que dejó de oír el crujir de sus huesos.

Eric miró sus manos, aplastadas y sus dedos retorcidos en posturas imposibles mientras su mujer lo cogía de las muñecas con las manos. Eric suplicó con su mirada, ella gozó con su expresión y apretó, haciendo crujir los huesos de sus muñecas, gozando con el dolor que infligía. Continuó repitiendo el proceso, destrozando todos los huesos existentes en los brazos de Eric, aplastando también sus músculos. Luego colocó sus manos sobre los hombros del sexo superior y hundió sus dedos con fuerza, atravesando su piel y desgarrando todos los músculos con los que se encontró.

Eric no podía pensar ni gritar ni hablar, el tremendo dolor lo tenía paralizado, quería morir. Eva continuó su terrible tortura arrancándole las clavículas de un fuerte tirón, obligó a que Eric viera como las trituraba. Le había destrozado totalmente los brazos, los cuales se balanceaban inertes a sus costados goteando sangre.

Pasaron las horas mientras ella trituraba cada uno de los huesos existentes en el cuerpo de Eric cruelmente, luego empezó a lanzar sus puños con furia sobre su cara, haciendo saltar dientes y desgarrando tejidos, no cesó hasta que la mandíbula del macho quedó triturada e irreconocible.

Eric se había convertido en una masa irreconocible de carne sangrante y huesos triturados que todavía miraba aterrorizado a su mujer. Ella notó su mirada y tremendamente excitada se masturbó frente a él, lanzando gritos y gemidos de placer hasta llegar a un tremendo orgasmo.

-Es lo último que verás- susurró Eva mientras sus manos le cogían la cabeza y sus dedos pulgares se hundían en sus cuencas oculares, aplastando dolorosamente sus ojos hasta que los hizo reventar.

-Deja que te de un último abrazo- agregó contenta al observar el terrible sufrimiento que había causado, devolviendo todo el daño que ella había sufrido durante años. Lo levantó causando un gran dolor y lo apretó con fuerza entre sus brazos hasta que notó como crujió su espalda, quedando él inmóvil. Tras esto se fue sin mirar atrás, liberada.

Eric pasó el resto de su vida en la cama de un hospital, ciego, mudo e inmóvil, aislado del mundo y deseando morir mientras los médicos hacían todo lo posible para mantenerlo con vida, alargando su agonía.

FIN.

http://womntop.blogspot.com

4 comentarios:

sully dijo...

me encanto tu relato, mas la forma de como la mujer se transforma en esa super mujer musculosa y con esa superfuerza, tambien me fascino como domina a ese enorme hombre como si fuera un muñeco, es realmente excitante.
Mi sueño dorado es conocer una mujer asi, aunque se que eso solo pasa en estas historias.
FELICIDADES, sigue asi, continuare leyendo tus relatos.
Sully Yohana
sully_amor@yahoo.com

Anónimo dijo...

Hola me gusto tu historia espero pongas mas parecidas y largas saludos

Anónimo dijo...

me encanto la idea, seria genial que idearas una similar pero que un adolescente no musculosas venciera a super musculosos hombres de gimnasio y abusara uno por uno con ellos.

Womntop dijo...

Intentaré complacer los deseos. Pronto colgaré una nueva historia usando los requisitos indicados.
Gracias por leer Womntop