miércoles, 6 de marzo de 2013

La mujer sin nombre vs el negro

Pagaban muy bien, pero no era ese el motivo por el que lo hacía. Lo haría gratis, ya que, disfrutaba enormemente con aquel "trabajo" y, gracias a él, había descubierto su auténtico yo. Una mujer fuerte y decidida, dominante y agresiva, superior en tamaño y fuerza a la mayoría de hombres. Había descubierto su poder y no tenía miedo a usarlo, todo lo contrario, disfrutaba mucho.

Se había convertido en "la Diosa" para un exclusivo grupo de personas. Gente con la necesidad de pagar, grandes sumas de dinero, para poder disfrutar del espectáculo que ella ofrecía.

Excitada, apareció en la sala y se subió al Ring en el que su adversario la esperaba. Varias cámaras grababan aquella sala oscura y, al otro lado de los cables, ellos ya se tocaban excitados ante la expectativa.

No sabía lo que había en aquel Ring, los primeros días sufrió, pero se había acostumbrado a disfrutar de aquella sensación. Ella dominaba, controlaba y decidía pero, ese era el único momento en el que no tenía el control, al subir al Ring, sin saber qué le tenían preparada.

Una sonrisa se dibujó en su cara al ver a su "adversario", sólo con ver su físico y su mirada temerosa supo que no era rival. Aquel hombre no estaba allí para plantarle cara, aquel hombre estaba allí para que ella disfrutara de él. En el ring lo esperaba un jóven de unos 20 años, de raza negra (marcaba un buen paquete), su cuerpo, bonito y bien definido estaba allí para ella.

Se acercó lentamente y disfrutó al ver el miedo en aquellos ojos, a cada paso que daba, el hombre se hacía más pequeño y sus pezones más duros y grandes. Se detuvo a pocos centímetros del negro, él, no pudo evitar mirar fijamente aquellos erguidos pechos que se balanceaban frente a sus ojos y ella, sintió como un ligero escalofrío recorría su cuerpo.

Aquel hombre iba a morir, ella lo sabía y, también los ricos que, desde su casa, observaban excitados sus monitores. El único que no sabía lo que allí iba a ocurrir era aquel negro, joven, guapo y bien dotado. Otro escalofrío recorrió su piel y su coño se humedeció como nunca.

El chico no se podía creer lo que tenía frente a él, tuvo que inclinar mucho la cabeza para encontrarse con los ojos de aquella mujer, que lo miraba de manera ardiente. Nunca antes había visto a una mujer tan grande y fuerte. Era casi 2 cabezas más alta que él y, todo en ella, era más musculado, duro y potente.

La diferencia física de aquellos dos cuerpos era exagerada pero, no todo era físico. Aquella mujer sabía usar su cuerpo para generar grandes dosis de dolor y humillación. Sus músculos podían levantar cientos de kilos y generar una presión capaz de aplastar un cuerpo adulto, como el que tenía delante.

Aquel hombre no sabía dónde se había metido. Engañado frente a la idea de ganar mucho dinero fácil, con sólo “pelear” contra una “mujer”. Todos caían en la misma “trampa”. Un anuncio ofrecía 1.000.000 $ a quien venciera en una lucha sin reglas contra una mujer, luego, elegían al adversario y lo preparaban todo. Ninguno de los hombres que, hasta ahora ,habían elegido tenía la fuerza y el poder necesarios para vencer a aquella mujer. Todos eran hombres con un buen físico, unos cuerpos sensuales y musculados para que ella disfrutara de ellos.

No había ni empezado a mostrar su poder y ya tenía a aquel hombre temblando acojonado a sus pies, demasiado fácil, demasiado débil, demasiado patético. Disfrutó al sentir el olor del miedo impregnar la sala.

Aquel hombre estaba congelado y miraba embobado a aquella diosa. Ella, excitada, empezó a acariciar su cuerpo, dedicando especial atención a sus pechos, los apretó y masajeó entre gemidos de placer mientras él la miraba con los ojos como platos. Los dedos de la mujer, atravesaron la fibra de la ropa y desgarraron su top, liberando su torso y mostrando sus pechos desnudos frente a los ojos del muchacho.

El negro miró fijamente aquellos pezones que lo señalaban, duros, grandes y amenazadores, ella continuó arrancando la ropa de su cuerpo, desgarrando poco a poco el tejido mientras iba desnudando su cuerpo y mostrando su titánico físico frente a aquel hombrecito.

Una vez eliminado el último trozo de tejido, flexionó sus músculos y posó frente al hombre, mostrando su poder e intimidándolo con el tamaño de su cuerpo. El negro la miraba con la boca abierta, incapaz de creer lo que tenía frente a sus ojos. La mujer tenía ambos brazos flexionados en pose de doble bíceps y a pocos centímetros de su cara se balanceaban sus pechos desnudos, coronados por unos pezones bien erguidos y duros. Miró aquel cuerpo perfecto y potenciado por capas y capas de fuertes músculos. Miró sus brazos y se alarmó con la forma y tamaño de sus bíceps que se mostraban enormes, duros y rodeados por venas gordas y bien marcadas.

Satisfecha ante la expresión de aquel muchacho, lo agarró de la nuca y lo llevó a sus tetas. Le metió un pezón en la boca y le ordenó que chupara y lamiera. Él, asustado, intentó apartarse pero la mujer, al notar como intentaba alejarse, aumentó la presión. El hombre, su ego, o los dos se rebelaron, él estaba allí para ganar 1.000.000$ no para ser la puta de nadie.

Aquella mujer era grande si, era fuerte si y también estaba repleta de músculos por todo su cuerpo pero, sólo era una mujer y él era un hombre. Un hombre adulto con pelos en los huevos que no se iba a dejar intimidar por una zorra por muy grande que fuera. No podía dejarse humillar así por una mujer, eran 1.000.000$!

Sacó su furia y luchó para liberarse de las garras de aquella loca. La empujó y apartó. Iba a luchar, primero por su orgullo y luego por los 1.000.000$ de premio. De repente, una bofetada le cruzó la cara, y otra y otra y luego otra. Cayó al suelo, sangrando con el labio partido y antes de poder hacer nada la mujer le había metido de nuevo el pezón en la boca y lo mantenía inmóvil contra su cuerpo. Él chupó y lamió, las bofetadas de aquella mujer le dolían, todavía estaba mareado.

-Así putita, chupa y lame mi pezón-

La mujer, con la mano libre empezó a desnudar al hombre, arrancando su ropa mientras lo mantenía prieto contra su pecho. Él intentó evitarlo pero no pudo hacer nada, en pocos segundos lo desnudó y empezó a acariciar sus genitales.

-Mmmmm, me gustan las pollas de negro- agregó mientras disfrutaba del hombre.

Él lloraba indefenso y desnudo mientras aquella mujer lo humillaba, lo apretaba contra su teta y jugaba con su polla, frotando y apretando su sexo. Intentaba apartarse sin éxito, sus manos recorrían la piel de la mujer, intentando encontrar una manera de apartarse de ella pero, lo único que encontraba era un físico increíble. Bajo la piel de aquella mujer, todo era duro. Mucho más duro y grande que en él.

Al rato, la mujer lo libera y posa frente a él, mostrando su cuerpo y flexionando sus músculos.

-Ven y besa aquí- le ordenó la mujer señalando sus abdominales.

-Jódete, no pienso hacerte caso. Déjame ir o llamo a la policía- agregó él con un tono y una voz serena y calmada con la que él mismo se sorprendió.

Las carcajadas de la mujer retumbaron en aquella sala y congelaron el corazón del negro.

La mujer lo miró fijamente, humedeció sus labios y se acercó más a él, a cada paso que daba más pequeño e indefenso parecía él.

-Si estás aquí es porque no tienes familia, no tienes trabajo y a nadie que te busque. Estás aquí porqué estás sano y tienes un cuerpo que me gusta. Estás aquí porqué unos hombres poderosos te han elegido como regalo a mi persona. Estás aqui para entregarme tu vida. Hoy voy  a usarte como de un objeto sexual se tratara. Hoy no eres más que una polla con la que jugar y un cuerpo al que destrozar. Disfruto dominando y destrozando a los hombres que me traen. Cuando haya acabado contigo no serás más que un saco de huesos deforme. No saldrás vivo de aquí. Voy a matarte lentamente y disfrutaré con ello. Suplicarás que te mate rápida y indolorosamente pero, lo haré dolorosa y léntamente-

-Estás loca- gritó él e intentó bajar de aquel Ring pero, la mujer lo evitó interponiéndose en su camino. Él intentó correr pero ella era más rápida y lo inmovilizó en segundos con su físico superior. Lo agarró de las muñecas y tiró de sus brazos con fuerza. Él no pudo ni podía hacer nada, la mujer aumentó la fuerza y el hombre intentó luchar pero, sus brazos no podían competir. Vió como los músculos de la mujer crecían y se endurecían mientras ella tiraba de sus brazos. Tiró de sus brazos y él acabó con la cabeza entre sus pechos, aplastado contra su cuerpo mientras ella continuaba aumentando la presión.

La mujer se excitó muchísimo al ver al hombre indefenso, llorando y enterrado entre sus pechos, demasiado débil para liberarse. Tenía unos brazos débiles, pequeños y blanditos que podía arrancar con facilidad de sus hombros si se lo proponía. Sus pezones se endurecían mientras estiraba con fuerza y lo hacía gritar y llorar. Respiró profundamente, llenando sus pulmones y aplastando la cara del negro entre sus pechos. Podía notar sus gritos ahogados entre sus pechos mientras seguía retorciendo con fuerza aquellos brazos.

Lo miró entre sus pechos y sonrió, se le acababa de ocurrir una buena manera de disfrutar más de él. Estiró con fuerza de sus brazos y lo colocó bien entre sus pechos para, momentos después, rotar su tórax de izquierda a derecha, haciendo que sus pechos golpearan la cara del negro.

“PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF...”, sus tetas empezaron a golpear con fuerza la cara del muchacho, que empezó a sangrar y gritar, sin poder evitar tal humillación. Las carcajadas que a ella le generaba la situación resonaban por la sala mezcladas con los gritos de dolor y el sonido de sus pechos al golpear la cara del muchacho.

Siguió durante interminables minutos, castigando la cara de aquel hombre con sus pechos “PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF”. La sangre del hombre resbalaba por su piel mientras ella seguía con la destrucción. Aumentó el ritmo y la fuerza en los últimos segundos y pudo ver como algún diente salía disparado tras recibir la última serie.

Soltó al muchacho que, cayó al suelo mareado y tremendamente dolorido. Él la miró y empezó a llorar y suplicar. Ella miró orgullosa la sangre que resbalaba por su piel, entre sus pechos y su coño se dilató.

-Por favor, no. Déjame ir, no diré nada y haré lo que quieras- dijo entre sollozos.

-Claro que harás lo que quiera. Quiero que empieces ahora, besando mis músculos, los mismos que utlizaré para torturarte, los mismos que desgarrarán tu carne y romperán tus huesos, ¡mira!- dijó mientras flexionaba su brazo frente a la cara del muchacho- tócalo, siéntelo y adóralo. Quiero que lo beses con respeto y que notes su potencia y poder antes de usarlo para aplastarte-

El hombre, temblando entre sollozos acató las órdenes de su dominadora y besó y lamió aquel bícep, luego el otro. Siguió lamiendo, besando y acariciando todo aquello que la mujer le indicaba. Lamió sus axilas, su cuello, sus pies, sus pechos, pezones y cada centímetro de piel que aquella mujer presentó frente su boca.

Las sensaciones se acumulan en la mujer, disfruta dominando al hombre sintiendo el poder que su cuerpo le proporciona. Lo obliga a arrodillarse entre sus piernas y comerle el coño y él, cumple con su cometido. La mujer lo agarra del pelo y se frota con furia contra su cara, usando su boca y nariz para llegar al orgasmo. Utiliza las dos manos para apretarlo con fuerza entre sus piernas, nota como grita y llora de dolor mientras llega un orgasmo, un orgasmo potente, un orgasmo que tensa sus músculos y llena la boca de su esclavo de sus fluidos.

-Oh si putita, así me gusta- le dice antes de liberarlo de su sexo y ver su cara empapada y sangrante. Le ha roto la nariz usando su sexo femenino y eso la excita todavía más.

-Por favor, déjame ir- le suplica él entre lágrimas

-Oh nene, me pones tan cachonda, de aquí sólo saldrás  con los pies por delante, ya te lo he dicho. Si quieres salir vivo, lucha como si fueras un hombre de verdad, agárrame, domíname, fóllame y podrás irte con vida, sino, lo más seguro es que mueras incapaz de soportar mi potencia y necesidades-

La amazona, tras dejar claro de nuevo el futuro de aquel hombre, lo agarra del cuello con una mano y lo levanta, luego introduce uno de sus dedos profundamente en su ano y lo mueve. Él, vírgen, se sorprende y siente como la mujer lo viola por el culo, apretando con su dedo y generando un placer que no esperaba. La polla del hombre crece y se endurece en segundos. Ella lo levanta sobre su cabeza, mostrando su fuerza y sus músculos ante las cámaras. Sonríe antes de desplazar el cuerpo del muchacho y meter su negra y sabrosa polla en la boca.

Durante interminables momentos se aprovecha de aquel hombre y le chupa la polla con maestría mientras lo sigue penetrando con su dedo por detrás. Él. indefenso, empieza a temblar de placer y dolor mezclados, aquella mujer genera unas sensaciones que no puede detener y se corre en segundos, incapaz de controlarse mientras la mujer continúa chupando con fuerza e introduciendo ya no uno, sino 2 dedos profundamente en su ano.

Él tiembla e intenta sin éxito liberarse de aquella agonía que lo mantiene en un estado de excitación inaguantable. Ella disfruta de aquella polla, de aquel poder y dominación. Se corre de nuevo mientras la mujer absorbe hasta la última gota de su ser. Él grita y llora al notar como 3 dedos lo masajean por dentro, provocando que su polla vuelva a soltar otro chorro de leche caliente.

La mujer disfruta dominando sexualmente al hombre. Ya son 4 los dedos que juegan en su interior, tocando zonas que nunca antes habían sido tocadas, generando unos calambres y unas sensaciones que desconocía pudiera tener. Su cuerpo tiembla y su cabeza quiere explotar, su polla endurece bajo los estímulos de la mujer sin que él pueda evitarlo.

Llora como nunca antes, al correrse de nuevo y notar como el dolor aumenta, dolor en su cabeza, en sus pelotas, en su cuerpo y en su culo y en su alma. La mujer apretó con fuerza su mano, con la intención de meter todo el puño. Él, incapaz de soportarlo tensó con todas sus fuerzas para evitar que aquella mujer lo humillara todavía más pero no pudo evitarlo. Chupó con fuerza y el negro creyó que le arrancaría la polla mientras hundía el puño y lo exprimía sin cesar.

Se corrió de nuevo una y otra vez mientras el cuerpo se le inundaba de terribles dolores. Ella disfrutaba dominando sexuamente a aquel hombre con tanta facilidad y continuó hundiendo su puño y chupando su polla mientras él temblaba entre sus brazos, tremendos calambres recorrían su cuerpo y bloqueaban sus nervios, espasmos incontrolados atacaban su cuerpo sin que él pudiera controlarlo.

Aumentó el ritmo y la fuerza, hundiendo su puño en el hombre mientras aspiraba con toda su fuerza y se volvió a correr en su boca. Satisfecha lo soltó y el negro cayó al suelo sobre su propio charco de sangre con el culo reventado, los huevos secos, la polla muy castigada e irritada e increibles espasmos y calambres incontrolados recorriendo su cuerpo.

La mujer lo miró orgullosa. Él era incapaz de dejar de temblar, sus rodillas parecían de mantequilla y su cabeza quería explotar. Nunca antes en su vida había “disfrutado” de una experiencia sexual tan intensa. Ella colocó sus pies a cada lado de su cabeza apoyó sus manos en las caderas y miró a su puta con una sonrisa de satisfacción.

Él seguía con convulsiones en el suelo, incapaz de controlar su propio cuerpo después de tal abuso sexual, gemía de manera incontrolada. Miró y la vio con las piernas abiertas sobre su cuerpo, mirándolo con los puños apoyados en la cintura, mostrando una imagen de poder y superioridad. Él seguía luchando por intentar controlar su propio cuerpo y disminuir su sufrimiento.

La mujer esperó a que el hombre recuperara sus sensaciones y fuera otra vez consciente de la realidad, le ordenó abrir la boca y prepararse para tragar. Él intentó negociarlo pero, antes de poder decir nada, la amazona ya estaba soltando la lluvia amarilla sobre la cara de su víctima. Ella rió y disfrutó mientras humillaba al hombre de aquella manera.

Allí estaba el negro, tirado en el suelo sobre su propio charco de sangre, lesionado, violado y bañado en orina mientras ella disfrutaba de tal sadismo y aquello sólo había empezado.

Le mete un pie en la boca y lo obliga a chuparlo mientras posa, mostrando sus músculos para las cámaras. Él chupa aquel pie con deseo, intentando contentar a aquella mujer, a la que le tiene un miedo horrible.

-Así gusano, ¡muy bien! mete la lengua entre los dedos, así ohh muy bien hombrecito, lo haces muy bien  mmmm. No dejes de mirarme, mírame a los ojos mientras me chupas el pie, quiero que veas mi cuerpo mientras te humillo, que sientas mi poder y tu indefensión. ¡Oh! si putita, sigue chupando y no dejes de mirarme-

La mujer disfutó y no pudo evitar tocarse mientras le metía el pie en la boca a aquel negro y lo obligaba a chuparlo. Lo miró, tirado en el suelo, patético, lloraba mientras le lamía el pie. Sus dedos empezaron a jugar con su clítoris aumentando el placer que aquel momento le provocaba.

-¡Oh que lengua!-

Se sentó sobre su pecho con las piernas bien abiertas, presentando frente a la cara del negro su húmedo y caliente coño. El peso de aquella mujer sobre su castigado cuerpo era demasiado y casi no podía respirar.

-Ahora cómeme el coño- le ordenó -Si consigues que me corra en tu boca más de 8 veces durante la siguiente hora, te dejaré con vida. De lo contrario, morirás lenta y dolorosamente, te destruiré poco a poco con mis propias manos de la manera más horrible que te puedas imaginar.-

El hombre, rápidamente hundió su cabeza entre las piernas de la mujer y movió frenéticamente su lengua, comiendo aquel coño con ansia mientras ella cerraba los ojos, inclinaba su cuerpo hacia atrás y se dejaba llevar por las sensaciones que aquella lengua le proporcionaba.

El hombre movía su lengua y hundía su castigada cara en aquel dilatado coño, cuyo clítoris crecía de manera alarmante mientras él lo chupaba.

-Así me gusta, eren un buen comecoños ¡no pares!- decía la amazona mientras apretaba la cara del negro contra su coño. El hombre lamía, chupaba y besaba sin descanso mientras aquel coño se humedecía y dilataba cada vez más. Ella se frotaba y disfrutaba notando como la cara del negro se hundía en su hambriento órgano sexual.

Se corrió salvajemente y el negro tragó y chupó para poder seguir lamiendo aquel coño, llevaba uno, faltaban 8. Los minutos pasaban lentamente y el cansancio se había apoderado del hombre pero, él continuaba moviendo su cansada lengua, y hundiendo su castigada cara en aquella vagina poderosa.

-Si, si!- gritó ella antes de soltar otro chorro en su boca. Ya llevaba 2. Siguió, ignorando el cansancio y el dolor.

Los orgasmos iban recorriendo el cuerpo de la mujer y llenando la boca del hombre, 3, 4, 5, 6, 7..8. sólo faltaba uno más. No sabía cuánto tiempo llevaba allí ni cuánto quedaba pero se alegró al saber que estaba a sólo una corrida de evitar su muerte.

Se concentró en lamer aquel clítoris gigante y, en segundos consiguió su objetivo y otro torrente de fluidos resbaló por su garganta, el noveno orgasmo.

-Muy bien putita- le dijo la mujer tras disfrutar de aquel orgasmo -Llevas 9 en 30 minutos, ahora sigue igual 30 minutos más-

El negro, agotado, siguió lamiendo y chupando entre las piernas de aquella mujer. Sólo 30 minutos más y sería libre. Ella disfrutó de generosos orgasmos durante los próximos 30 minutos y sus corridas, llenaban la boca del muchacho una y otra vez.

Se levantó lentamente, liberando al negro de su presión y lo miró satisfecha. No pudo evitar sonreír al ver aquella cara, sangrante y deformada, empapada con sus fluidos.

-Ahora me tienes que dejar ir- le indicó aquel patético hombre con un hilo de voz casi inaudible.

La mujer se rió a carcajada limpia mientras colocaba un pie sobre el pecho del hombre y lo pisaba, manteniéndolo inmóvil contra el suelo.

-¿Te lo has creido? JAJAJAJA Era mentira- agregó la mujer

-¿Ves las cámaras? al otro lado están mis clientes y pagan grandes sumas de dinero para ver como destrozo hombres como tú. No estarían contentos si te dejo marchar. Tienes una lengua extraordinaria y quería disfrutar de ella antes de destruirte. Porque ahora te mataré, lenta y dolorosamente, tu sufrimiento durará horas y yo me correré de nuevo una y otra vez sobre tu cuerpo mientras te robo la vida-.

-¡NO, POR FAVOR NO! he hecho lo que me has dicho, déjame ir, por favor- el hombre intentó levantarse del suelo y huir pero la mujer lo mantuvo allí aplastado contra el suelo, mientras miraba sus patéticos e inútiles intentos por liberarse.

Lo agarró y lo levantó, rodeó su tórax con los brazos y lo apretó contra su pecho. Disfrutó mucho al notar el crujir de sus huesos y al ver aquella expresión de terror en los ojos de su víctima. Sus músculos empezaron a hundirse en la piel del muchacho, aplastando sus músculos y retorciendo sus huesos. En contacto con ella, su cuerpo era blandito. Quería disfrutar destrozándolo, mostrando su físico superior.

Lo soltó el tiempo justo para agarrarlo de un brazo y retorcerlo, el hombre cayó de cara al suelo, incapaz de contener el dolor mientras la mujer le retorcía el brazo. Colocó de nuevo un pie en su espalda para mantenerlo quieto mientras continuaba retorciendo aquel brazo, los crujidos de los músculos y tendones al desgarrarse mezclados con los gritos de agonía del negro eran música para sus oídos.

Continuó castigando aquel brazo con facilidad hasta que lo dislocó, luego siguió retorciendo, haciendo que los tendones, los músculos, los nervios e incluso los huesos de aquel brazo se partían y desgarraban mientras el hombre gritaba impotente por evitarlo.

Soltó el brazo orgullosa de su destrucción, ya no podría usarlo pero quería más. Dejó de pisar su espalda y se sentó sobre el codo de aquel brazo, lo agarró de la muñeca y tiró de él con fuerza. El codo se partió con un fuerte crujido y el brazo se dobló al revés. Ella continuó tirando de aquel brazo hasta que la mano tocó su hombro (pero doblado al revés).

Se levantó y miró su “obra” contenta.

-¿Has visto qué fácil?- agregó la mujer sonriendo -Ahora haré lo mismo con el otro brazo pero antes, quiero que lo utilices para adorar mi cuerpo, quiero que acaricies mi piel y sientas mis músculos antes de utilizarlos para dejarte sin brazos- ordenó la mujer autoritaria.

La amazona tensó su musculatura y posó para el negro, mostrando sus músculos hinchados y duros. Él, incapaz de llevarle la contraria, se levantó tembloroso y acarició aquel cuerpo. Quizá así no lo perdía.

La mujer disfrutó mucho de aquella sensación de superioridad, dominio y poder que tenía sobre aquel patético hombre al que iba a destrozar lentamente.

-Despídete de tu otro brazo- le dijo la mujer antes de tirarlo al suelo, inmovilizarlo con su peso y castigar su brazo de igual manera que lo había hecho con el anterior pero, en este caso, dejó el codo entero y dedicó más interés en castigar el hombro. Retorció el brazo una y otra vez en todas direcciones y no paró hasta que ya no notaba ninguna resistencia.

Lo levantó del cuello con una mano mientras con la otra le lanzaba terribles puñetazos que rompían sus costillas y desgarraban sus músculos, castigó aquel cuerpo durante largos e interminables minutos.

Orgullosa lo levantó sobre su cabeza y lo paseó por el Ring, mostrando ante las cámaras antes de lanzarlo volando contra la otra zona del Ring.

Él no podía dejar de llorar y gemir, su cuerpo temblaba y el dolor era insoportable.

-¿Alguna vez te han preguntado como prefieres morir? Te doy varias opciones: 1) morir follando 2) morir luchando 3) morir asfixiado. En realidad, solo puedes elegir entre la 1 y la 3 ya que, tú no puedes luchar-

El hombre la miró y rápidamente eligió la opción 1. Ella sonrió ante tal elección. -Todos elegíis lo mismo. Sois tan predecibles-

La mujer se alejó de él y rebuscó algo en su esquina. El negro tuvo miedo al imaginar que lo violaría por detrás con un dildo gigante pero la mujer no tenía ningún dildo, ya volvía hacia él con algo en la mano.

Su gran mano se cerró alrededor de su cabeza, sus dedos largos y poderosos lo obligaron a abrir la boca y le metió varias pastillas azules que le obligó a tragar.

-Estas pastillitas tardan un rato en hacer efecto- le informó la mujer -mientras tanto seguiré destrozando tu cuerpo y... especialmente tus genitales y luego, una vez te haya destrozado y seas incapaz de soportar tanto dolor, te follaré con fuerza. Disfrutaré aplastando tu ser bajo mi poderoso culo. Morirás entre mis piernas incapaz de soportar mis orgasmos. Aplastado entre mis músculos-

Antes de poder reaccionar la mujer atacó al negro. Sus puños, rodillas y pies caían de todas direcciones y se hundían en el blando cuerpo del muchacho, desgarrando tejidos, rompiendo huesos y generando muchísimo dolor.

Colocó la cintura del hombre entre sus piernas y aumentó la presión. El hombre gritó y lloró, suplicó e incluso pareció que luchó por evitar lo inevitable. Los muslos de la mujer crecieron y se endurecieron mientras sus rodillas se cerraban, aplastando la cintura del muchacho. Continuó apretando hasta que la cadera cedió y los huesos se trituraron.

Abrió sus piernas y el hombre cayó al suelo con la cadera destrozada. Lo agarró de sus tobillos, separó sus piernas y le pateó las pelotas. Les dió patadas y pisotones. No paró hasta que la vió sangrar por varias partes.

Liberó una de sus piernas, la otra la enredó con la suya luego, aumentó la presión, haciendo que la pierna del hombre se partiera como un palillo. Tensó al máximo sus músculos y se excitó al comprobar su extrema superioridad. La pierna del hombre parecía un brazo en vez de una pierna al compararla con la musculada pierna de la amazona.

La otra pierna la partió usando sus brazos. Una vez destruidas sus extremidades. Lo levantó y colocó sobre sus hombros. Paseó por el ring con aquel hombre cargado sobre sus hombros y tiró con fuerza.

Un inmenso placer la volvió a inundar al notar como el negro cedía bajo su fuerza. Notó como los músculos de aquel hombre reventaban incapaces de soportar tanta presión. Aumentó más la fuerza, retorciendo la espalda de aquel hombre hasta sobrepasar los límites. Se corrió al escuchar como su espalda crujía.

Lo liberó y él cayó al suelo como un saco de patatas. Le separó de nuevo las piernas para poder castigar de nuevo sus órganos sexuales. Golpeó y pateó, pisoteó y espachurró aquel sexo, lo golpeó una y otra vez, golpes que abrían heridas, creaban inflamaciones y generaban muchísimo dolor.

Continuó hasta que las pastillas azules hicieron su efecto. Miró con alegría como aquella polla crecía y se endurecía frente a sus ojos mientras él chillaba como un cerdo, incapaz de contener el dolor.

-Mátame ya por favor- le suplicó el negro

-Ya falta poco- le respondió la mujer -ahora te follaré, te meteré dentro de mi y te consumiré. Yo disfrutaré mucho cabalgando tu polla pero tú no, la he destrozado a propósito, no vas a disfrutar en absoluto. Para tí será una agonía, una agonía horrible e interminable. Una agonía de la que solo te librarás al morir-

Lo cogió de los tobillos y arrastró su cuerpo hasta el medio del Ring, lo cogió y levantó de las axilas, abrió sus piernas y colocó las polla en su vagina. Lo agarró fuerte del culo y tiró de él, introduciéndolo en su ser lentamente.

Nunca antes aquel negro había visto esa postura antes. Su cuerpo colgaba en el aire, sostenido por las manos de aquella mujer que lo metía y sacaba de su sexo.

Aumentó el ritmo y la fuerza poco a poco. El dolor era demasiado y el negro solo podía llorar y gritar mientras suplicaba clemencia. La mujer se lo folló en esta postura durante varios orgasmos. Luego lo lanzó al suelo, lo colocó boca arriba y lo cabalgó otra vez.

Cambió de postura de nuevo, lo agarró de los tobillos y dobló sus piernas, los huesos del hombre crujieron y él gritó al sentir aquel dolor. La mujer continuó retorciendo aquel cuerpo hasta conseguir colocar las piernas por debajo de las axilas, quedando él hecho una pelota con una polla dura y grande apuntando al techo.

Rodeó aquel cuerpo con sus poderosos brazos y lo apretó contra su cuerpo antes de absorver su sexo y aplastarlo con furia. Se lo folló agresiva mientras lo apretaba contra su pecho. Los orgasmos recorrieron su cuerpo una y otra vez. La polla del hombre seguía dura y ella seguía cabalgando.

Se folló aquel cuerpo durante horas, perdida en un mar de orgasmos y placeres muy carnales y agradables. No sabe cuando murió pero, tras el último orgasmo ya no respiraba.

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