lunes, 18 de abril de 2011

Tomando a Alba

La noche era húmeda y oscura, 3 figuras avanzaban por las desiertas calles del polígono en dirección a la discoteca de moda.
Daniel y Alba iban acompañados por José (amigo de Daniel).

Atajaron por un callejón sin saber que allí estaba Gloria, una lesbiana grande y fuerte que odia a los hombres (de pequeña fue violada constantemente por su padre, también golpeaba a su madre). Sin saberlo, ellos se acercaban al peligro.

La mujer se cruzó frente a los muchachos y les impidió el paso. Ellos no pudieron evitar asombrarse al ver aquella musculosa mujer plantada frente a ellos, mirándolos con una expresión de superioridad.

-¿Qué haces con este par de mariquitas? - preguntó a la chica.

Alba se asustó y se escondió detrás de su novio. Jose se unió a su amigo y ambos plantaron cara a la mujer.

-Déjanos en paz- respondió Jose.

-Estamos de buen humor y no queremos problemas. Ella es mi novia así que... mejor vete antes de que cambiemos de opinión- agregó su amigo Daniel.

Alba miraba asustada entre los dos hombres a aquella amazona. Con los tacones, Gloria se acercaba a los 2 metros de altura y tenía un físico que intimidaba. Alba se sorprendió a si misma mirando embelesada los titánicos músculos que formaban los brazos de aquella gigante. Estaba convencida de que aquel brazo era más grande y fuerte que el de su novio.

Gloria respiró hondo y miró con desprecio a los hombres que tenía frente a ella.

-A vosotros no os he preguntado nada. ¿Acaso os he dado permiso para hablar? Mejor desapareced antes de que cambie de opinión- dijo mientras chasqueaba los dedos.

Ambos hombres se miraron y estudiaron la situación. Aquella mujer era grande y fuerte, tal vez más fuerte que ellos y sintieron temor ante la idea de perder. -Vale, nos vamos los tres- respondió Daniel pero, aquella respuesta no era la que Gloria deseaba oir.

Gloria miró fijamente a Alba, que seguía escondida tras sus compañeros.

-Ella no se va- respondió la amazona. -Es una chica muy guapa y quiero gozar de ella... ¡vosotros iros! dejadnos solas que la voy a hacer gemir y disfrutar de buenos orgasmos y ya no querrá volver a estar nunca más con hombrecitos patéticos como vosotros-.

Alba tembló al ver como Gloria se humedecía los labios con la lengua y la desnudaba con la mirada.

-No vas a tocarla- respondió Daniel rabioso. -Es mi novia y no voy a dejar que pongas tus sucias manos sobre ella- agregó casi gritando.

Las carcajadas de la lesbiana resonaron con fuerza en el pequeño callejón.

-y... ¿quién lo va a impedir?- preguntó mientras los señalaba... -¿vosotros? jajaja...-

La lesbiana flexionó sus brazos y sus bíceps crecieron y se endurecieron mostrando una tremenda musculatura regada por potentes venas que se marcaban contra su piel.

Los ojos de los tres muchachos se abrieron como platos al observar aquella demostración de potente musculatura y, Alba notó como el deseo crecía en su interior. Ahora Alba tenía claro que aquella mujer tenía mucha más musculatura y fuerza en los brazos que su novio.

Alba no era lesbiana, nunca lo había sido y no entendía a las lesbianas pero, aquella mujer con ese físico imponente y esos músculos tan grandes y poderosos, sentía la necesidad de tocarlos, de sentir su dureza. Eran el cuerpo más impresionante que había visto jamas. Con músculos mucho más grandes y poderosos que los de su novio... sus pezones se endurecían mientras miraba a aquella lesbiana de generosos atributos.

-Podéis iros ahora o discutirlo con ellos- indicó la amazona mientras señalaba con la mirada sus titánicos bíceps.

Daniel no iba a dejar que aquella mujer continuara burlándose de ellos. Era grande si, pero él tenía un par de huevos y no iba a quedarse de brazos cruzados. Rápidamente empujó a la mujer y le lanzó un fuerte puñetazo que se estrelló en un muro de abdominales.

Enfadada, Gloria respondió lanzando otro puñetazo sobre Daniel. Ambos se enzarzaron en una rápida pelea mientras Jose y Alba miraban la escena congelados.

Jose no creía lo que estaba viendo. Daniel estaba recibiendo una tremenda paliza a manos de aquella mujer. Daniel era incapaz de hacer frente a aquel cuerpo, a aquellos músculos y a la agresividad que la amazona demostraba poseer.Los golpes que Daniel enviaba parecían no causar ningún daño pero, los de la amazona si que le causaban gran daño.

La primera intención de jose era ayudar a Daniel pero ahora, el miedo recorría su cuerpo mientras observaba incrédulo como Gloria machacaba a su amigo con facilidad. Daniel era más fuerte que José y al lado de aquella mujer parecía un niño pequeño peleando con su madre.

Los golpes de la mujer caían sobre el cuerpo de Daniel desgarrando su piel, aplastando órganos y haciendo que la sangre del muchacho se esparciera por el callejón.

Alba se sentía incómoda. Su hombre, comparado con la lesbiana, se veía pequeño, debil e indefenso. Le dio vergüenza ajena y se enfadó consigo misma por salir con alguien tan patético y débil.

-¡Ayúdalo joder!- gritó la mujer a José al ver como éste no movía un dedo por ayudar a su novio.

El grito “despertó” a José quién miraba incrédulo la escena. -¡Suéltalo zorra!- gritó José al salir en defensa de su amigo.

Gloria recibió los golpes de José, sus puños se estrellaban contra su cuerpo mientras él gritaba de rabia.

La amazona empezó a reir a carcajadas mientras los dos hombres intentaban herirla sin éxito.

-Ja ja ja... ¿estos patéticos y débiles gusanos te gustan?- preguntó la lesbiana a Alba quién, desconcertada miraba la escena navegando en un mar de dudas.

La amazona se defendió y devolvió los golpes a sus destinatarios, ambos hombres cayeron vencidos bajo los poderosos músculos de la agresiva luchadora.

Alba tenía problemas para esconder la excitación que sentía. Aquella mujer, mejor dicho aquella diosa la ponía a cien. Su físico, su fuerza y su carácter dominante hacían que sus piernas temblaran como un flan mientras su sexo se humedecía excitado por tal presencia.
Gloria estaba consiguiendo su finalidad pero Alba todavía no había cedido bajo el deseo de Gloria. Aquellos eran sus amigos y sentía pena por ellos, estaban siendo golpeados y humillados por aquella mujer.

Ellos eran “los buenos” y aquella lesbiana grande y musculada era “la mala” y no podía vencer.

-¡Déjanos en paz!- gritó Alba tras reunir el valor suficiente.

-¿Seguro que prefieres quedarte con estos patéticos y débiles pichas flojas? o.. ¿prefieres poder disfrutar de mi cuerpo, mis músculos y de la sensación de disfrutar de múltiples orgasmos que yo te puedo proporcionar?-

Alba se quedó congelada, incapaz de responder, su coño ardía de deseo pero no lo suficiente para lanzarse a los brazos de la amazona y olvidar a su novio y amigo.

-Déjame que te ayude a elegir- respondió la lesbiana.

Gloria se acercó a los asustados, dolidos y temblorosos hombres y les ordenó que se desnudaran. Ellos intentaron negarse pero, los puños de Gloria los acabaron convenciendo. Alba sintió un pequeño orgasmo al ver como aquella mujer golpeaba de nuevo a aquellos (inferiores) hombres.

La lesbiana rebuscó en su bolso y sacó de él un dildo strapon (polla de goma) gigante y se lo colocó. Miró sonriendo a los dos hombres mientras zarandeaba su pollón con expresión divertida.

-¿Aqué esperais?- preguntó en tono enfadado -chupad y lubricad mi polla antes de que os la meta por el culo.- agregó

Daniel y José empezaon a llorar, suplicando clemencia mientras la mujer se acercaba desafiante a sus cuerpos desnudos. Abofeteó sus caras mientras lloraban como niños y, finalmente acataron sus órdenes y empezaron a chupar los 35 centímetros de goma mientras Gloria los agarraba del pelo para controlarlos mejor.

-¿Ves? Débiles y patéticos. No tienes futuro con ellos.- indicó Gloria a la muchacha.

Hundió aquella enorme goma de polla en la boca de los muchachos mientras clavaba su mirada en Alba. La hermosa rubia que temblaba de excitación.

-Conmigo podrás disfrutar del mejor sexo y también podrás usar a hombres para tu placer- indicó la amazona mientras continuaba hundiendo la enorme polla en las gargantas de aquellos indefensos y llorones hombrecitos.

Obligó a los hombres a ponerse de cuatro patas mirando a la chica y violó sus vírgenes culos con fuerza. Ambos amigos lloraban y suplicaban como indefensos niños pequeños mientras la amazona hundía sin descanso su enorme polla de goma en sus doloridos culos.

-¡Míralos! ¿no te parecen patéticos?- le preguntó a Alba mientras se relamía los labios.

Ella no contestó, se limitó a mirar indecisa lo que estaba sucediendo en aquel callejón mientras sus deseos y excitación crecían sin límite. “Sus hombres”, con los que se sentía a gusto, querida y protegida resultaban ser un timo. Frente a ella solo había dos cobardes llorones.

-¿Sabes que el punto G de los hombres está en el culo? ¿Quieres ver como se corren de placer mientras les reviento el culo?-

Gloria aumentó el ritmo y la fuerza de sus penetraciones y, ante la mirada de su amiga, ambos hombres se corrieron con fuerza entre jadeos de placer. Su blanco semen se esparció por el suelo del callejón mientras la lesbiana retiraba la polla.

-Patéticos y asquerosos- dijo Gloria a la vez que pisoteaba sus cabezas, aplastando sus caras sobre su propio semen.

Agarró con fuerza a los dos hombres por la nuca y los levantó, separando sus pies del suelo y aguantando todo su peso con sus poderosos brazos y los presentó frente a la muchacha.

Alba no pudo evitar sentir asco y rechazo ante aquella pareja, los dos hombres lloraban y suplicaban entre sollozos, intentaban liberarse de aquellas manos fuertes pero femeninas que se clavaban en su cuello y los mantenía en suspensión.
Rápidamente, los ojos de Alba se clavaron en el cuerpo de aquella diosa y sin poder evitarlo, estudió cada una de aquellas curvas y los músculos que contenían. Los brazos de la mujer se veían enormes y tremendamente fuertes mientras sostenían el peso de los dos hombres casi sin muestras de esfuerzo.

Sonriendo, Gloria se acercó un poco más a Alba -Tócame, se que te mueres de ganas- agregó la lesbiana.

Alba no pudo evitarlo, ya no había nada que evitar. Se había corrido mientras aquella mujer violaba a su novio y su amigo. Había disfrutado con el poder que aquella muier disponía y se había imaginado en las manos de aquella diosa. Su tacto, sus músculos duros y grandes. Su capacidad sexual, su poder....

Antes de darse cuenta, ya estaba acariciando su piel y besando sus músculos. Estaba totalmente perdida en el deseo y sintió como los orgasmos llegaban uno después de otro con sólo sentir aquel cuerpo.

Gloria soltó a los dos hombres y cogió a la muchacha en brazos, se la llevó a sus dominios mientras sus dedos jugaban entre sus piernas y los repetitivos orgasmos de Alba resonaban en sus oidos.

Alba nunca más volvió a ver a los hombres de la misma manera, ahora eran poco más que objetos sexuales a los que usar. Gloria era lesbiana y odiaba a los hombres pero eso no significaba que no pudieran disfrutar de ellos (que no con ellos).

Alba disfrutó de las mejores experiencias sexuales de su vida y nunca más necesitó sentirse protegida por un hombre, ella ya tenía a Gloria para protegerla y ofrecerle todas las pollas (de carne o de goma) que ella necesitara.

FIN

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias por las historias me encantan tu pagina