lunes, 2 de noviembre de 2009

Evolución del matrimonio

1 - Golpeado

Recordaba los tiempos pasados, cuando le inculcó el boxeo, entonces ella era una mujer débil e inexperta, incapaz de defenderse físicamente. Empezaban a conocerse y en aquel entonces, él podía vencerla fácilmente, incluso tenía que ir con cuidado para no dañarla en exceso. Actualmente ella era una boxeadora de alto nivel y él se había convertido en su entrenador. David estaba impresionado con la evolución de su mujer, había aprendido rápidamente y ahora era él quien tenía que tener cuidado de no acabar "KO".

La crisis también los había golpeado y era complicado encontrar combates, las cosas se estaban volviendo complicadas, pero allí estaba, entrenando a su mujer y buscándole un buen combate con el que poder ganar mucho dinero. El boxeo estaba pasando malos momentos, pero había combates alternativos en los que se ganaba mucho dinero, aunque tal vez ella no estuviera preparada.

Los golpes se repetían. Lo estaba castigando, se encontraba acorralado en una esquina mientras ella lo golpeaba sin compasión, David intentaba proteger su cuerpo de los potentes puñetazos de su mujer, pero Clara siempre encontraba una zona desprotegida que golpear. Las series caían sobre él con rapidez y potencia. No vio venir el gancho, sólo notó como el mundo se evaporaba mientras caía inconsciente al suelo.

-Tendré que buscarme un hombre de verdad- bromeó ella cuando él recuperó el conocimiento, él continuaba tumbado y ella estaba sentada sobre el pecho de su marido. Él la miró con rabia, no le gustaban nada esos comentarios, él era un hombre de verdad, grande y fuerte, el problema era ella, era demasiada buena y pocos hombre podrían mantenerse en pié después de haber probado la lluvia de puñetazos que aquella mujer era capaz de realizar.

-He vuelto a vencer- expresó con júbilo mientras levantaba sus brazos en símbolo de victoria. David no pudo evitar mirar aquellos brazos, duros e hinchados tras un duro entreno. Realmente era una mujer fuerte, pero no había perdido su belleza femenina. Intentó apartar a Clara de encima, pero ella no se dejó, sino que apretó con mas fuerza sus piernas, aprisionando sus brazos en los costados, ahora David estaba inmovilizado bajo la boxeadora, no era capaz de liberarse.

-¡Suéltame Clara!- gritó él indignado. No le gustaba esa situación, últimamente su mujer disfrutaba humillándolo de esa manera. David tenía su propia teoría acerca del poder, no era cierto que los hombres fueran más agresivos que las mujeres, sino que, el ser más fuerte y poderoso es también más agresivo, y el sexo no tenía nada que ver, una mujer fuerte y poderosa es más agresiva que un hombre pequeño y débil, y allí estaba su mujer para afirmar su teoría, cada vez más fuerte y cada vez más agresiva.

-¿Y qué harás si no te suelto?- David luchó para liberar su cuerpo, pero no logró nada, ella continuaba sentada sobre su pecho y sus piernas lo abrazaban, inmovilizando sus brazos. Ella disfrutaba viendo los inútiles esfuerzos de David por liberarse, gozaba de su superioridad, se excitaba dominando al hombre. Su hombre.

-Voy a follarte- indicó decidida. David aceleró sus intentos de escapar, no le gustaba la mirada de su mujer. -Mmmm me encanta cuando te retuerces entre mis piernas- Él usó toda su fuerza pero fue inútil, sus brazos seguían prisioneros. -¿Quieres que te folle verdad?- preguntó Clara amenazadora. -¡Suéltame! - gritó entre dientes -yo no quiero y no puedes obligarme, así que suéltame o...- Ella lo miró profundamente -o ¿que?- respondió -¿qué crees que puedes hacerme? ¿no te queda claro quién está encima?- David apretó los dientes, no le gustaba sentirse dominado, volvió a luchar para liberarse mientras oía las carcajadas de su mujer. -Voy a follarte aquí y ahora y no podrás hacer nada para detenerme-.

2 - Violado

Clara desplazó sus manos lentamente por el cuerpo de su marido, David pataleó impotente mientras las manos de la boxeadora se dirigían entre sus piernas, David notaba la mirada de Clara clavarse en sus ojos, notó las caricias de su mujer, no pudo evitar jadear de placer cuando notó el contacto con su sexo. Impotente luchó por liberar los brazos mientras ella acariciaba su polla con experimentadas manos, a los pocos segundos él ya no luchaba y su polla se mostraba erguida y dura entre las manos de su mujer.

-¿Ves? puedo hacer contigo lo que quiera- indicó ella al notar la polla latir de excitación entre sus manos, tan dura, tan grande. Él jadeaba mientras ella lo pajeaba, la mirada de Clara se clavaba en los ojos de su marido mientras lo llevaba al orgasmo. Los jadeos aumentaron el ritmo y Clara se excitó al máximo cuando su marido se corrió. El semen salía disparado con fuerza. David cerró los ojos humillado mientras su mujer reía a carcajadas.

-Eres mio y puedo usarte cuando quieras ¿Entendido?- David continuaba experimentando olas de placer mientras Clara continuaba ordeñándolo.

-Entendido- respondió mientras se recuperaba. -Ya puedes soltarme, tú ganas- agregó impotente entre las piernas de su dominadora. Se sentía humillado y quería desaparacer.

-Yo decido cuando ha acabado, y todavía no he acabado contigo, quiero más- las manos seguían acariciando la polla de David y lo siguieron ordeñando hasta que volvió a estar dura.

Notó alivio cuando Clara se levantó de su cuerpo, sus brazos estaban libres aunque doloridos, intentó levantarse pero la excitada boxeadora lo evitó colocando un pié en el pecho de David y apetándolo contra el suelo.

-Quítame los boxers ahora- ordenó Clara a su perplejo marido, él se dejó llevar por su miedo y cumplió las órdenes de su mujer, ella se libró del top y entonces David pudo disfrutar de aquella visión, su mujer, totalmente desnuda, era una mujer excitante. Rápidamente ella se sentó de nuevo sobre su marido y lo apresó con fuerza de las muñecas.

Él notó impotente como su mujer lo volvía a inmovilizar, esta vez se había sentado sobre su barriga, había colocado los brazos sobre su cabeza y los agarraba firmemente de las muñecas, él intentó liberarse pero era inútil. Clara lo miraba desafiante mientras iba descendiendo lentamente el torso sobre su cara. Obligó a su marido a abrir la boca e introdujo un endurecido pezón entre sus labios. No necesitó ninguna orden de la boxeadora para lamer y chupar con experiencia el sabroso pezón de su mujer.

Ella disfrutaba entre jadeos de placer mientas obligaba a su hombre a chuparle los pechos, alternaba los movimientos y aplastaba su pecho contra la cara de su marido, ahogándolo entre sus tetas, no podía esperar más, su coño latía de excitación y quería cabalgar sobre la enorme y preciosa polla de su hombre, era su hombre y aquella era su polla.

Rápidamente movió sus caderas y hundió la polla profundamente entre sus piernas. Él no pudo hacer nada, estaba siendo violado por su mujer y no era la primera vez que ella lo usaba para su propio placer sexual, sus muñecas ardían de dolor mientras su excitada mujer las retorcía con fuerza y cabalgaba sobre él agresiva, aliviado notó como Clara liberaba sus muñecas y se apoyaba en su pecho mientras lo aplastaba con sus potentes movimientos sexuales.

David aprovechó su "libertad" para agarrar el culo de su mujer para dominarla y minimizar el dolor que los agresivos movimientos pélvicos le causaban, pero ella lo evitó y dirigió las manos de David a sus pechos, le ordenó que jugara con sus pezones mientras ella saltaba con furia sobre su polla, aplastaba sus huevos y gozaba de un inmenso placer.

-Ni se te ocurra correrte todavía- le indicó ella con una mirada depredadora mientras aumentaba el ritmo y la presión. David se notaba al límite, no podía aguantar más, pero se concentró para cumplir los deseos de Clara. Al poco rato los gritos de Clara desgarraron el ambiente, él se sumó soltando su carga y gritando de placer. Ambos se corrieron al unísono entre jadeos.

Los cuerpos se quedaron enlazados en el suelo, recuperándose lentamente del esfuerzo realizado. Clara besó a su marido y se levantó.

-Voy a la ducha, no tardes-

Él la miró inmóvil mientras ella desaparecía de su visión. Al poco rato, él la siguió, sabía lo que ella quería y lo mejor era cumplir sus deseos, así que se metió con Clara y le masajeó el cuerpo bajo el agua, ella disfrutó al notar las manos de su marido recorrer su piel, se excitó de nuevo.

David pasó el resto del tiempo en la ducha, arrodillado, con la cabeza entre las piernas de su mujer hundiendo su lengua en el ardiente sexo de Clara hasta que ella se sintió satisfecha.

Él se sentía humillado, utilizado y violado.

-Últimamente siempre hacemos lo que tú quieres Clara- Ella lo ignoró y continuó secándose la piel. -A mi también me gustaría que me chuparas la polla en el ducha y nunca te he obligado a ello ¿Quizá la próxima vez podrías...?-

Clara, sorprendida, se echó a reir. -Es sencillo- respondió -Sólo tienes que convencer a estos dos- y, flexionando los brazos, mostró orgullosa sus hinchados y potentes bíceps. -Mientras no los convenzas, seguiré haciendo contigo lo que quiera, me encanta usarte y sentirte indefenso entre mis piernas, seguirás chupándome el coño siempre que yo quiera. ¿entendido?-

David no podía creer lo que estaba ocurriendo. -¡Yo nunca te he obligado ni pegado ni violado!- siempre te he tratado con respeto y no permitiré que continúes mostrando tan poco respeto por mi-

-Yo no soy tú- respondió Clara -siempre he deseado ser fuerte y poderosa, someter al "hombre" bajo mi poder y... ahora que puedo hacerlo y que disfruto haciéndolo, no pienso dejarlo sólo porqué crees que no te lo mereces. Si quieres ser respetado lucha por ello.-

David sintió el impulso de liarse a puñetazos con su mujer pero sabía perfectamente que no tenía nada qué hacer. -¿Te gustaría follarme verdad?- agregó ella mientras su marido lo miraba con los ojos llenos de odio. -¿Apretarme contra la pared y penetrarme con tu polla?- Clara mostraba su cuerpo sexy, moviéndolo y acariciándolo con sus manos. -¿Dominarme como antaño?... pues sigue soñando hombrecito. Ya no dejaré que me toques. Ahora mando yo y yo decido qué quiero hacer contigo-.

La vida para David había cambiado para siempre.

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