miércoles, 1 de diciembre de 2010

El orfanato desconocido 2

Con el paso del tiempo, Toni se había adaptado a las normas de aquel lugar. No era el único, aquel orfanato estaba lleno de chicos de su edad y, al igual que él, eran agredidos y humillados por las mujeres que habitaban aquel lugar.

Todos ellos eran chicos jóvenes, todos ellos estaban desnudos y sufrían continuas violaciones y palizas a manos de las amazonas de lugar. Los chicos solían estar encerrados en pequeñas jaulas individuales y no tenían acceso a nada. Tenían prohibido hablar, tenían prohibido mirar y escuchar, tenían prohibido moverse o gritar.

No se les daba de beber ni de comer, la única manera de conseguir líquido o sólido, era obteniéndolo directamente de los desechos de las mujeres. Los chicos tenían que suplicar y humillarse para poder ser "obsequiados" con la orina o las heces de sus captoras. Las amazonas disfrutaban con la sensación de poder que sentían al notar a a los chicos, arrodillados entre sus piernas, chupar y tragar con ansia cada gota de orina que descargaban en sus secas bocas.

Toni ya bebía y comía con deseo, no se puede luchar contra necesidades fisiológicas. Ni 2 días había durado antes de suplicar de rodillas que orinaran en su seca boca.

Todas las mujeres de aquel lugar eran excepcionalmente altas, bellas y fuertes pero, había una que destacaba sobre el resto, la llamaban "Rompehuesos" y tenía un físico excepcional. Era tan alta que tenía que agacharse para pasar por las puertas y tan fuerte que en más de una ocasión había lesionado, sin querer, a muchos de ellos. Ella era una de las "ejecutoras" y Toni tiene bien grabada en la mente, la primera vez que la vió ejecutar a alguien.

Toni llevaba unos 8 días en aquel lugar cuando la vió por primera vez, Apareció sóla por la noche y genero una gran conmoción. Toni nunca la había visto y no imaginaba lo que iba a ocurrir aquella noche frente a sus incrédulos ojos.

Rosa, nombre real de la amazona es una mujer negra de 36 años. Mide 2.05 metros y pesa casi 150 kilos de músculo, tetas y culo. Tiene un cuerpo ancho y poderoso, de musculadas extremidades, con unos muslos de diámetro superior al torso de cualquiera de los alli presentes. La masa de "rompehuesos" casi triplica a la de la mayoría de chicos prisoneros en el orfanato.

Aquella mujer apareció de repente en medio de la noche, totalmente desnuda. Sus músculos, hinchados tras una fuerte sesión de duro ejercició, se marcaban tersos contra su piel de ébano. Sus ojos miraban con desprecio a los chicos allí enjaulados. Toni pudo oler el miedo y notar el terror en los ojos de aquellos chicos que, totalmente aterrados, intentaban esconderse en sus pequeñas jaulas de metal.

La amazona estudió a los chicos y escogió su presa. Se acercó a una de las jaulas y, sin apenas esfuerzo aparente, la agarró y la levantó a pulso del suelo hasta colocarla frente a sus ojos y así, poder observar mejor al chico que permanecía acurrucado dentro de la misma. Toni conocía a aquel chico, había dado "problemas" en aquel lugar y no comía ni bebía nada. Estaba débil y delgado.

La gigante negra abrió la puerta de la jaula y la volcó, causando que el chico cayera al suelo desde unos dos metros de altura. Luego, soltó la jaula y agarró al chico del cuello, levantándolo hasta que sus ojos se encontraron. Aquella mano se cerraba con fuerza alrededor del cuello, impidiendo el paso del aire mientras los pies del elegido pataleaban inútiles en el aire. Los ojos de Toni se fijaron en el brazo de la amazona, una montaña de músculado bíceps apareció al levantar el cuerpo de Mario (así se llamaba el chico elegido por la "rompehuesos").

La diferencia física entre ambos era extrema. Los brazos de la amazona eran mucho más grandes, fuertes y duros que las piernas de su víctima. Uno sólo de sus muslos tenía más masa muscular que el cuerpo entero de aquel indefenso muchacho, que pataleaba ahogado e indefenso en manos de aquella mujer de ébano.

La amazona rodeó con sus formidos brazos el delgado cuerpo del adolescente y lo apretó contra su torso desnudo. Las costillas del muchacho cedieron bajo la presión sobrehumana que aquella mujer ejercía y los crujidos de sus huesos al partirse resonaron en la sala mezclados con los gritos de dolor emitidos por el chico. La amazona disfrutó aplastando aquel patético cuerpo contra sus músculos y hundiendo la cabeza del muchacho entre sus enormes y redondos pechos.

Rosa continuó tensando sus músculos y aplastando aquel cuerpo mientras los huesos crujían y se rompían. Toni no podía creer la fuerza y potencia de aquella negra. Mario estaba enterrado entre los músculos de la amazona que con suma facilidad le robaba la vida.

Levantó el cuerpo del muchacho sobre su cabeza y mostro su poder y superioridad paseándolo por la sala como si de un muñeco de trapo se tratara. Luego lo apoyo sobre su espalda y, con una mano agarrada a su cabeza y la otra agarrando entre sus piernas, tiró haciendo que el cuerpo del muchacho se doblara dolorosamente sobre sus trapecios. Los pezones de aquella mujer se endurecían a causa de la excitación que sentía destrozando físicamente al muchacho. La sala se llenó de una mezcla de gritos y crujir de huesos.

Satisfecha, la mujer levantó de nuevo el castigado cuerpo de Mario y lo golpeó repetidas veces contra el techo de la sala, la sangre brotaba de distintas heridas abiertas. Luego, agarrándolo del cuello, lo presentó frente a uno de sus erguidos pezones y lo apretó con fuerza contra su glándula mamaria. La boca del muchacho se llenó de carne y la amazona continuó apretando hasta que oyó el crujir de la mandíbula del muchacho. Continuó apretando, haciendo que la mandíbula se desencajara y la boca del muchacho se abriera sin límites mientras su pezón continuaba introduciéndose en lo más profundo de la boca de Mario.

Al rato lo despegó de su pecho y Toni pudo ver el estado en el que había quedado aquella boca. La mandíbula estaba abierta y parecía colgar inerte. Varios dientes habían desaparecido incapaces de soportar la presión que aquella mujer había ejercido sobre su boca. Estupefacto, Toni examinó lo que aquella gigante negra, en pocos minutos, le había echo a Mario. La cara del muchacho tenía una expresión grotesca, la mandíbula colgaba y la sangre brotaba por varias heridas. Las costillas estaban claramente destrozadas, y uno de sus brazos colgaba torcido de forma extraña.

Rosa volteó al chico (haciéndo que sus pies apuntaran al techo) y apretó su cabeza entre sus piernas, introduciendo su clítoris en la boca de Mario, juntó sus muslos manteniendo la cabeza del muchacho fija en su órgano sexual. y rodeó con sus brazos la cintura-pelvis del chico, mantuvo al chico apretado con fuerza contra su cuerpo con un brazo mientras, con el otro, empujaba la cabeza del chico contra su ardiente coño.

Se frotó agresivamente con la cara del chico contra su sexo. De nuevo, se podía escuchar el crujir de los huesos mientras la gigante le rompía (literalmente) la cara al frotarla contra su, superior y ardiente, órgano sexual.

La amazona continuó así un largo rato, los gritos del adolescente quedaban ahogados por los gemidos de placer de aquella gigante que lo usaba como si de un juguete sexual se tratara. Finalmente, los músculos de la mujer se tensaron (aplastando de nuevo el débil cuerpo del muchacho) y se corrió salvajemente en la castigada boca de Mario.

Al sacarlo de su coño (casi había acabado dentro) Toni pudo ver que Mario había sufrido. Todos los huesos de la cara debían estar rotos ya que, aquella cara no era la de Mario y la sangre pintaba de rojo oscuro aquella faz sin dientes (ya no quedaba ninguno).

La gigante levantó de nuevo el cuerpo del muchacho, e introdujo la maltrecha polla de Mario en su boca. Chupó aquella polla durante horas mientras la víctima lloraba y gritaba de dolor, chupando y tragando cada gota de semen hasta que la irritada polla del hombre empezó a soltar sangre.

Todas las mujeres de aquel lugar tenían una fijación enfermiza con las pollas de aquellos chicos. Se podían pasar horas chupando pollas, se solían turnar para no dejar respiro a los muchachos. Ninguno de ellos difrutaba con la experiencia. Era doloroso y agotador correrte una y otra vez en la boca de aquellas mujeres. Aunque lo peor era la humillación recibida por ellas.

Toni no pudo creer lo que entonces sucedió. Hasta ahora aquella mujer había destrozado el cuerpo del muchacho y aquellas demostraciones de poder habían sido escalofriantes. Toni no pensaba que aquella amazona pudiera aumentar su agresividad y sadismo.

La mujer habló por primera vez. Toni pudo oir: "Mmmh.. que rico estás, quiero más.". Agarró a Mario de uno de sus brazos (el que parecía sano) y colocó uno de sus pies en la espalda del muchacho, manteniéndolo aplastado contra el suelo, clavó sus dedos en el brazo y empezó a retorcerlo y tirar de él. Esta vez los huesos crujieron a todo volumen mientras la amazona partía aquel codo y le arrancaba el antebrazo. Mario se retorció de dolor mientras la amazona se reía a carcajadas.

Estupefacto, Toni vió como la mujer se llevaba el brazo a la boca, como quien se lleva un trozo de pollo, y lo mordía, arrancando un trozo de carne que empezó a masticar. Toni no pudo evitar vomitar ante tal espectáculo. Aquella mujer se estaba comiendo LITERALMENTE al adolescente. Mario miraba fijamente a aquella mujer que lo había destrozado y mutilado, y que, se lo estaba comiendo con vida frente a sus ojos.

Colocó uno de sus pies sobre el torso del castigado muchacho y aplicó un poco de presión. Toni vió claramente como el pecho de Mario se hundía bajo el peso de aquella gigante negra mientras ella continuaba arrancando, masticando y tragandose la carne del brazo de Mario. Podía acabar con él ahora mismo, con sólo desplazar su peso sobre el cuerpo de su víctima pero aquello solo había empezado, al chico le quedaban por delante muchas horas de tortura.

Rosa se agachó y sento su poderoso culo en la tripa del muchacho, lo miró fijamente mientras se iba comiendo el antebrazo del chico. Toni pudo constatar que Mario no podía respirar con los 150 kilos de negra sentada sobre él.

La mujer se estiró en el suelo, apoyada de un codo, y colocó la parte superior del cuerpo del muchacho entre sus musculados y masivos muslos, entrelazó sus tobillos y flexionó sus músculos. Las rodillas de la amazona se cerraron triturando todo aquello que encontraban a su paso. Los hombros, clavículas y homoplatos del jóven reventaron entre las piernas de aquella mujer. Ella continuaba arrancando, masticando y tragando la tierna carne del muchacho mientras miraba fijamente cómo sus poderosas piernas destrozaban aquel débil y patético espécimen humano.

Abrió sus piernas cuando se dejó de oír el crujir de los huesos y, agarrándolo del cuello, recolocó el cuerpo del muchacho. Esta vez era el pecho del muchacho el que se encontraba entre aquellos muslos de acero.

Rosa entrelazó sus tobillos y flexionó de nuevo sus poderosos músculos. Las piernas se cerraron triturando las pocas costillas que quedaban enteras en aquella caja torácica. La amazona repitió el proceso, abría sus piernas, recolocaba a Mario y trituraba los huesos de su cuerpo entre sus piernas. El ruido de la pelvis fue horrible. Toni nunca había visto tal demostración de fuerza. Aquella mujer había destrozado todos los huesos de Mario apretando con fuerza sus piernas a su alrededor. Rosa se aseguró que no dañaba gravemente los órganos internos del muchacho. Tenía que vivir, tenía que sufrir.

Mario seguía consciente, incapaz de soportar el tremendo dolor que aquella negra infligía a su cuerpo. Ella continuó triturando los huesos de aquel cuerpo con suma facilidad, continuó triturando sus muslos, rodillas y por último sus pies y tobillos. Toni observó impresionado el estado de aquel cuerpo. Mario acabó destrozado, se podían ver algunos huesos atravesando su piel. Había perdido la forma original. Ahora parecía un saco de sangre y huesos triturados.

Lo agarró con fuerza de su órgano sexual y lo levantó del suelo. Toni vió como la piel se estiraba. Ahora, aquel hombre estaba siendo sostenido por sus huevos. La amazona cerró con fuerza la mano y se pudo oir claramente: "PLOP PLOP". El chico gritó con todas sus fuezas al notar como le explotaban los huevos. La gigante negra mantuvo al chico agarrado con un brazo y lo sacudió. Finalmente la piel cedió, la carne se cortó y el adolescente cayó al suelo sin órgano sexual. Ella, continuó aplastándolo entre sus dedos mientras la sangre resbalaba por su brazo. Luego, se agachó e introdujo lo que quedaba de aquel órgano sexual en la boca de Mario.

No contenta con ello, Rosa giró el cuerpo de Mario, separó lo que quedaba de sus piernas e introdujo, lo que una vez fue el antrebrazo del jóven, por su culo. Utilizó sus pies para acabar de empujarlo profundamente en el cuerpo de su víctima. Mario intentó gritar pero su cuerpo no le obedeció.

La mujer empezó a tocarse mientras miraba aquel cuerpo a sus pies. Se sentía caliente y necesitaba sentir una buena polla dentro de ella pero allí no había buenas pollas, sólo patéticos adolescentes malcriados. Ella necesitaba una buena polla, algo grande. Se agachó y dobló el brazo que le quedaba entero al muchacho, presentó el codo en su oscuro agujero de placer y, lentamente, empezó a descender, introduciendo aquel brazo entre las rosadas paredes de su femenidad. Toni vió como los ojos de aquella mujer se volvían blancos de placer mientras el brazo del adolescente desaparecía entre sus piernas.

La amazona se folló aquel brazo con deseo. El cuerpo de la víctima acababa aplastado bajo las sacudidas sexuales de la mujer. Lo agarró del cuello y tiró de él para hundir así el brazo profundamente en su órgano sexual. Así se mantuvo durante un buen rato hasta que, finalmente, se corrió con potencia entre espasmos de placer. Los músculos de su vagina se cerraron y se oyó como el crujir de huesos reaparecía en escena. Lentamente se levantó y Toni pudo comprobar que el brazo estaba más retorcido que antes. Sólo con la fuerza de un orgasmo aquella mujer era capaz de destruir a cualquiera en aquella sala.

Orgullosa, miró con soberbia y superioridad al muchacho, convertido en un saco de huesos. Colocó sus pies a ambos lados de la cabeza de Mario y flexionó sus rodillas. Mario miraba impotente como aquel órgano sexual, hinchado y húmedo, se acercaba a su cara sin que él pudiera evitarlo.

Sus miradas se cruzaron y Mario sintió terror, vio la muerte en los ojos de la gigante. Lentamente, la sombra de la mujer hinundó su mundo. Notó como los muslos destructores de Rosa, se cerraban alrededor de su cabeza, aplastando su cara contra el coño de la bien-denominada "Rompehuesos".

La mujer, con los brazos en jarras, utilizó la cara del muchacho de nuevo como juguete sexual. Toni pudo ver como los músculos de la mujer se tensaban y relajaban mientras se frotaba contra la cara de Mario. Poco a poco el ritmo fue acelerando hasta que llegó al clímax y Rosa explotó de placer en la boca del jóven. El orgasmo recorrió el cuerpo de la mujer y sus músculos se tensaron, sus piernas se cerraron y la cabeza de Mario explotó bajo la terrible presión a la que fue sometida.

Toni vomitó al ver como la masa encefálica del muchacho resbalaba, mezclada con sangre y trozos de hueso, por las piernas de la mujer.

Rosa finalizó su demostración de terror pateando y aplastando lo que quedaba del cuerpo de Mario. La sangre salía despedida tras cada pisotón y, al poco rato, nadie hubiera dicho que aquella masa deforme era el cuerpo de un hombre.

La mujer desapareció de la sala y al poco rato nos obligaron a limpiar la sala de los restos de Mario. Había sido tal la destrucción de aquel cuerpo que a veces hacía falta rascar para despegar la carne del suelo.

A partir de ese día, al cerrar los ojos, Toni sólo tenía pesadillas con la gigante negra. El terror indundó su corazón y rezó para que nunca fuera él el elegido de la "rompehuesos".