viernes, 23 de enero de 2009

Atacados en el parque

Todo empezó una noche de sábado, la fiesta había terminado. David, José y yo estábamos metiéndonos las últimas rayas en un parque alejado. Nos gustaba ir a ese parque cuando todo había terminado, era un sitio tranquilo en el que no te molestaban.

De repente apareció una mujer, era increiblemente fuerte y sensual, tenía uno de esos cuerpos moldeados con duras horas de gimnasio, definido y duro. Sus pechos eran enormes y se mantenían firmes, desafiando a las leyes de la gravedad, marcando sus duros pezones en el ajustado top. Todo en ella era enorme, sobretodo sus pechos y extremidades potentes y musculadas.

Los tres callamos de repente al verla acercarse, intimidados por su presencia, debía tener entre 28 - 35 años y su mirada era penetrante, desafiante. No había nadie más en el parque.

-¿Qué haceis aquí solitos chicos? esto es peligroso, podrían violaros o algo peor- preguntó frente a nosotros en posición dominante. Sus piernas de acero ligeramente abiertas, con los puños apoyados en las caderas y la barbilla bien alta, mirándonos altiva.

-Na.. nada- respondió nervioso David mientras escondía la droga y el canuto.

Ella se percató del movimiento nervioso y patoso de David. -¿Qué escondes nene?- preguntó mientras se acercaba. -Déjame ver- agregó cuando estaba frente a él.

-¡Déjanos en paz! no tenemos nada que te importe, venga chicos que no podrá con los tres- agregó José a la vez que se levantaba para plantar cara a esa mujer. Él era el más fuerte de los tres y se quedó paralizado tras comprobar la diferencia física.

Ahora que José estaba de pié frente a ella, se podía comprobar con claridad la diferencia en proporciones. La cabeza de José quedó a la misma altura que los enormes pechos de ella, su cuerpo parecía ridículo al lado de la amazona. Nosotros no nos atrevimos a levantarnos, teníamos miedo de aquella mujer.

¡PLAS! Una bofetada cruzó la cara de José, quién voló por los aires antes de caer de bruces en el suelo. Luego lo agarró y con facilidad lo levantó por encima de su cabeza, manteniéndolo allí mientras nos miraba desafiante. Luego lo lanzó con fuerza contra un árbol y flexionó sus bíceps, mostrándonos su poder y congelándonos de miedo.

-¿Alguien más?- preguntó la mujer mientras nos miraba desafiante. -Bien- agregó al vernos temblar de miedo. -Dame la coca- ordenó a la vez que estiraba la mano en dirección a David, él se la dió y ella se la guardó. Luego se dirigió hacia José, quién miraba incrédulo lo sucedido apoyado en un árbol. En su expresión se podía ver la humillación y dolor que sentía.

La mujer se detuvo frente a él, con los puños en la cadera y las piernas separadas. La cabeza del chico quedó semienterrada entre esos enormes pechos. Las lágrimas brotaban sin control de sus ojos a causa de la humillación. Ella apretó con fuerza, aplastando el cuerpo del chico contra el arbol y hundiendo su cabeza entre sus tetas.

-¿Crees que puedes hacer algo?- le decía mientras lo ahogaba entre sus carnes. -Venga, demuéstrame tu fuerza, lucha por tu vida- agregaba entre risas al ver los ojos de José abiertos como platos y rojos por las lágrimas.

David y yo mirábamos la escena inmovilizados, ella reía a carcajadas mientras José luchaba inutilmente por liberarse de aquella situación, intentando respirar. El miedo nos tenía paralizados, deberíamos ayudar pero no nos podíamos mover.

José dejó de moverse y la mujer se apartó, liberándolo. Él cayó inconsciente al suelo, como un saco de patatas. Lo había ahogado entre sus enormes pechos.

Se dirigió hacia nosotros, que no parábamos de temblar bajo el miedo.

-No deberíais estar aquí, esto es peligroso. Tú, bésame este pié y tú el otro- nos ordenó cuando estuvo frente a nosotros. Yo obedecí sin rechistar y besé su pié, pero David no lo hizo.

-Por favor, déjame ir- suplicó David entre sollozos. -Haré lo que quieras y no le diré nada a nadie, te lo juro- agregó llorando.

Ella rió a carcajadas mientras el miedo se incrementaba en nuestros cuerpos. -Tienes razón pequeñín, haréis lo que yo quiera y no diréis nada a nadie, os lo juro. Ahora ven y bésame el pié, no me lo hagas repetir-.

David gateó hacia ella mientras lloraba descontroladamente y empezó a besar su pie.

-¡Oooh SI! nene, muy bien, usa bien tu lengua, también entre los dedos. Mmmmm como me gusta-. Pasamos así largos minutos, besando y lamiendo sus pies y sus zapatos mientras ella se acariciaba su cuerpo, alimentando su excitación.

-Bien. Ahora sin ropa. Desnudaos- ordenó casi gritando y se dirigió al cuerpo inconsciente de José. David y yo nos miramos y nos empezamos a desnudar mientras ella se sentaba sobre el pecho de José.

¡PLAS! ¡PLAS! -¡Despierta nene!- ¡PLAS! Ella lo abofeteaba para despertarlo mientras nosotros nos íbamos quitando la ropa. David lloraba y temblaba a causa del miedo que aquella mujer le infligía, yo también.

-Buenos días chaval- le dijo cuando despertó y levantó la minifalda a la vez que separaba sus piernas, mostrándonos a todos que no usaba ropa interior. El rasurado coño de esa mujer palpitaba excitado a escasos centímetros de la cara de José.

-Saca tu lengua- ordenó en un susurro -No por favor- suplicó José, ella lo abofeteó y repitió la orden hasta que finalmente José acató la orden. -Más, todo lo que puedas- agregó ella al verla. -Mmmm.. nene, que lengua más larga, déjala así, fuera-.

Lanzó un grito de placer cuando agarró la cabeza de José por el pelo y la hundió entre sus piernas. -¡Ohhh si! Mmm...- Jadeaba y gritaba mientras movía su cabeza dentro y fuera, dentro y fuera. Nosotros ya estábamos desnudos y mirábamos asustados el espectáculo. José parecía pequeño bajo esa mujer, que no solo introducía la lengua del chico en su interior, toda su cara se perdía entre los húmedos labios de ese coño inmenso.

-Venid aquí- dijo mientras se sentaba sobre la cara de José y se sacaba el ajustado top, liberando unos increíbles pechos, entonces empezó a mover sus caderas adelante y atrás sobre la cara de José, quién continuaba con la lengua fuera, dando placer a la mujer.

Nos colocamos a su lado, totalmente desnudos mientras ella aceleraba su ritmo y presión sobre la cara de José, podíamos oír como él gritaba mientras su cara se hundía dolorosamente en ese húmedo agujero de placer.

Entonces agarró nuestras pollas, una con cada mano y empezó a sacudirlas y chuparlas con gran maestría. Su coño seguía devorando la cara de José dolorosamente mientras nos absorvía y exprimía sádicamente.

-¡Oh SI, SI DIÓOOS!- gritó cuando un chorro de placer salió despedido de su ser, los fluidos inundaron la boca de José y mojaron toda su cabeza, los espasmos del orgasmo lo aplastaron todavía más mientras sus manos se cerraban con fuerza aplastando nuestros genitales. Así pasaron interminables momentos, los 4 gritábamos, ella de placer y nosotros de dolor, aunque a José no se le oía.

Al finalizar el orgasmo, retomó de nuevo el ritmo, chupando nuestras poyas y restregando su entrepierna en la magullada cara de José, con amplios movimientos que llevaban su coño desde la barbilla hasta la frente mientras seguía jadeando de placer.

Yo no pude aguantar más y me corrí, mi semen rellenó su boca mientras ella exprimía hasta la última gota de mi ser, luego abrió su boca, enseñándonos mi blanca leche. Sus caderas seguían moviéndose frenéticamente sobre la cara de José, gozando de él mientra su cara dibujaba una sonrisa perversa.

Cogió a David por la nuca y lo besó apasionadamente, soltando mi semen en su boca, obligándolo a tragar mi leche mientras saltaba sobre la cara de José, quién ya no se movía ni gritaba. Me obligó a chuparle sus pezones, grandes y duros mientras seguía comiéndole la boca a David y botando sobre la cara de José.

Obligó a David a tragarlo todo, luego colocó su boca frente al otro pezón y lo obligó a lamer y chupar. Así nos tenía a los 3 totalmente dominados, su hambriento y dilatado agujero de placer devoraba la cara de José literalmente, yo podía observar como su cabeza se hundía profundamente hasta las orejas mientras nuestras lenguas jugueteaban con sus afilados pezones.

-Así nenes, muy bien, haced feliz a Sandra- susurraba entre gemidos de placer y tras unos segundos, minutos o horas, se corrió de nuevo. Salvaje y agresiva, apretó nuestros cuerpos contra sus músculos de hierro, hundiendo las cabezas entre sus pechos mientras exprimía la cabeza de José entre tremendos orgasmos.

Liberó la presión justo cuando me notaba desfallecer, ahogado entre sus tetas, entonces se levantó y con ella nos levantó a nosotros dos, cogiéndonos del cuello nos separó del suelo como si fuéramos dos muñecos de trapo. Yo intentaba inútilmente abrir esa poderosa mano que oprimía mi cuello impidiendo el paso del aire.

-Ahora, uno de vosotros seguirá la misma suerte que vuestro amigo y el otro tendrá el honor de convertirse en mi posesión- dijo mientras estudiaba nuestros cuerpos, yo me fijé en José, inmóvil e inconsciente, su cara estaba destrozada, la nariz aplastada a su derecha y la boca dislocada, su lengua colgaba por la comisura de sus labios partidos, sus ojos estaban abiertos de par en par, más salidos de lo normal y sus mejillas hundidas, la piel roja y amoratada, estaba mojada por los fluidos de esa mujer y su mirada se perdía en un punto inexistente.

José había sido aplastado y exprimido por el poderoso sexo de aquella mujer, se veía tan mal que empecé a pensar que lo había matado. -Por favor, no nos hagas más daño- conseguí decir bajo la presión de su mano mientras mis ojos se llenaban de lágrimas, David también lloraba y temblaba de miedo.

Las carcajadas de Sandra congelaron mi corazón, nos soltó y caímos pesadamente al suelo. Ella volvió sobre sus pasos y levantó el cuerpo de José como si fuera un trofeo, agarrándolo de la cabeza y mostrándonos con orgullo su destrozada cara.

-Ahora jugaremos a un juego- dijo ella mientras lanzaba un puñetazo directo en la faz de José, la sangre saltó y los huesos crujieron. -El primero que hunda su polla en el culo del otro, tendrá el honor de ser mi esclavo y besar mi culo- tras esto, otro puñetazo hizo saltar algunos dientes de José -el otro, en cambio, seguirá la suerte de vuestro amigo-. Otro puñetazo se estrelló potente en la cara de José, los huesos volvieron a crujir y uno de sus ojos saltó de la córnea y quedó colgando. -Uno vivirá y el otro morirá- El último golpe fue demoledor, el cráneo de José crujió y la sangre brotó. -¿Entendido?- agregó mientras soltaba el cuerpo de José, que cayó al suelo, con la cabeza aplastada.

No esperé y salté sobre David, sorprendiéndolo. Yo era más fuerte que él, estaba seguro y yo no iba a morir, al menos no iba a hacerlo hoy entre las piernas de una mujer. Nuestros cuerpos desnudos se revolcaban por el suelo, peleando mientras Sandra se daba placer con sus manos, disfrutando de la pelea.

Finalmente conseguí inmovilizarlo boca abajo. -Lo siento mucho amigo- le dije antes de perforarlo con mi herramienta, él gritó de dolor mientras yo lo hacía de asco, quería asegurarme de mi victoria, así que seguí bombeando y hundiendo mi miembro en las carnes de mi amigo hasta que exploté en su interior, rellenándolo con mi semen.

David salió corriendo cuando lo liberé. Sandra se quedó paralizada, no se esperaba la fuga, yo quise salir corriendo en dirección contraria pero ella rápidamente me cogió y colocó sobre su hombro, luego salió corriendo cargando conmigo, persiguiendo a David. -¡Párate!- gritaba furiosa mientras corría a toda velocidad, parecía imposible que un cuerpo tan grande y pesado pudiera ser tan rápido.

-No corras o será peor- agregaba rabiosa mientras se acercaba lentamente a su presa. David corría y lloraba, se podían oír sus jadeos, Sandra me levantó sobre su cabeza mientras corría y me lanzó con potencia, usándome como arma, me tiró sobre el cuerpo de David, nuestros cuerpos chocaron y rodaron por el suelo hasta detenerse completamente.

Pude ver como Sandra saltaba con ira sobre el cuerpo desnudo de mi compañero. Rápidamente lo rodeó con sus brazos y piernas, la cabeza de David quedó entre sus monumentales pechos y con sus poderosos muslos rodeó su cintura. Los gritos de David se ahogaban entre las tetas de esa mujer, quien apretó con fuerza sus músculos, aplastando el cuerpo del chico.

Los huesos empezaron a crujir, rompiéndose bajo la presión de aquellos músculos, pude ver como el cuerpo de David empezaba a deformarse aplastado bajo esa mujer y como la carne se abría cortada por sus propios huesos. Las extremidades de Sandra se cerraban con fuerza, exprimiendo a David, robando el aire de sus pulmones y aplastando su cuerpo. La sangre empezó a brotar por múltiples heridas mientras los órganos de David explotaban por la presión.

David todavía vivía cuando ella lo liberó, su aplastado y destrozado cuerpo se intentaba mover, uír del dolor, lloré al notar la agonía en sus ojos, sus extremidades estaban retorcidas formando formas bizarras. Sandra lo miró altiva y excitada y se sentó sobre su cabeza, hundiendo su cara en su sexo, apretando y aplastando con los músculos de su vagina mientras gozaba de placer. Se movió con fuerza, más agresiva que con José.

El orgasmo llegó rápido y violento. Ella apretó sus músculos llevada por el placer y pude oír como el cráneo de David reventaba aplastado por los músculos de aquella mujer. El orgasmo duró mucho, ella se contraía y relajaba bajo las olas de placer que inundaban su cuerpo, destrozando a David, llevándose su vida.

Aterrado y congelado, pude observar como agarraba el cuerpo de David y lo levantaba, igual que un trofeo, su cuerpo aplastado, sangraba sin cesar mientras ella se acercaba a mí con su trofeo.

-Esto os pasa por ser cobardes- dijo entre susurros al acercarse a mi. -Si me hubierais plantado cara los tres, seguramente me habría ido y ahora seguiríais tomando farlopa tranquilamente-. Y tras decir esto lanzó el cadáver de David sobre mi cuerpo. Alarmado aparté nerviosamente esa masa de carne, huesos y sangre que una vez fue mi amigo.

-Besa mis pies- ordenó altiva frente a mi. Y yo los besé como si me fuera la vida (seguramente sí me iba la vida). -¿Quieres ser mi esclavo eh?- me preguntó sonriendo.

-Si, me gustaría- respondí mientras besaba sus pies.

-¡Dilo!- agregó con rabia -di que quieres ser mi esclavo-

-Si, por favor, quiero ser tu esclavo- agregué rápidamente.

-Así está mejor- dijo -¿Te gustaría poder lamer mi ano verdad?- preguntó de nuevo -pídeme permiso para poder disponer del placer de chupar mi ano- dijo en un susurro.

-Por favor- dije intentando contener mis lágrimas -déjame tener el placer de chupar tu ano-

Ella se giró y se sacó la falda, dejando que se deslizara por sus piernas, luego separó sus nalgas con las manos, mostrándome el agujero de su culo. -Chupa- ordenó mientras me miraba por encima del hombro. Yo saqué la lengua y la introduje en su ano, aplastando mis labios en su culo, chupando y lamiendo con ganas hasta que ella me apartó.

-¿Que se dice?- agregó mientras se subía de nuevo la falda. -Debes dar las gracias a tu ama por permitirte tal honor- me dijo sonriendo.

-Gracias ama por permitirme tener el honor de besar tu culo- dije mientras miraba al suelo, humillado. Ella me miró altiva, estudiándome y finalmente sonrió. -Si, serás un buen esclavo- agregó -¡sígueme!- dijo finalmente.

Me llevó a sus mazmorras, así lo llamaba ella, era un local antiguo y grande en el que habían distintas salas y habitaciones y en una de ellas había mi jaula, en la que me encerró junto a otros esclavos y juguetes.

Hoy han pasado 3 meses desde ese día y sigo siendo su esclavo, hoy soy feliz por poder ser su esclavo, por poder tener el honor y el placer de hacerla feliz, de besar su culo y comer sus heces, de besar por donde pasa, tengo el placer de poder ser su esclavo y soy feliz al poder estar en la misma sala que ella. La he visto violar, humillar, destrozar y matar a mucha más gente y debo darle las gracias por permitirme vivir.

FIN.


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