jueves, 29 de julio de 2010

La última salida - Masacrado por Amber

En un futuro no muy lejano, el incremento de la población y el crímen, tendrá como consecuencia una masificación carcelaria insostenible. La sociedad no tendrá espacio físico para encerrar a los criminales y se buscarán soluciones.
La primera solución será llamada “La venganza de los caidos”. En ella los familiares o amigos de las víctimas, podrán contratar los servicios de otros presos y así castigar, torturar y/o matar al criminal deseado en la misma cárcel.
La segunda solución se llamará “La última salida”, y los presos podrán solicitar acceso a dicha prueba, en la que un combate a muerte contra una amazona decidirá su libertad. Además, dicha solución genera ingresos publicitarios, ya que las televisiones trasmiten las peleas consiguiendo un gran índice de audiencia, convirtiéndolo en un evento muy popular.

No tenía otra salida, en la cárcel lo buscaban para aplicarle “La venganza de los caidos”, casi había muerto atacado por su propio compañero de celda. Sólo le quedaba esta opción, enfrentarse a la “última salida”, deseando que la suerte le sonriera con una rival no hyper-desarrollada. Al menos aquí podía luchar por su vida. Tenía pocas opciones pero tenía que intentarlo.

El ruido del público al acceder a la jaula era ensordecedor y las tribunas estaban llenas hasta los topes. Se ubicó en su esquina y esperó nervioso que su rival fuera presentada. Cerró los ojos y rezó para tener suerte.

Los focos se encendieron y el volumen aumentó. El presentador del combate apareció en su zona segura y presentó el combate.

-Esta noche se enfrentará a la “Última salida”... ¡Tom Vigo!, encarcelado por robar y violar. Tom mide 1.80 metros de altura y 75 kilos de peso. La amazona elegida a sido.... ¡AMBER!- Señaló una de las esquinas mientras los focos se movían freneticamente y aparecía la oscura silueta de la rival.

Tom conocía ese nombre y ya la había visto en anteriores “masacres”, ya que es lo que aquella amazona hacía: masacraba a sus víctimas brutal y cruelmente. Recordaba bien algunas actuaciones, sus rodillas empezaron a temblar al recordar imágenes de anteriores “peleas”. No había tenido suerte, aquella era la peor de las cartas que le podía haber tocado.

-¡2.10 metros de amazona hyperdesarrolada. Ha seguido tratamientos de endurecimiento y crecimiento, consiguiendo un cuerpo denso e inmejorable. 130 Kilos de pura musculatura genéticamente reforzada!-

La oscura silueta se acercaba, definiendo cada vez más su forma y tamaño. Tom tragó saliba y todas sus esperanzas se evaporaron al ver a Amber en toda su magnificencia posando para el público. Amber apareció medio desnuda, un ajustado short era toda la ropa que cubría su cuerpo, dejando sus enromes pechos al aire. Amber flexionó sus músculos y mostró su poder.

Tom la miró de arriba a abajo, incapaz de creer que Amber fuera real. Aquella mujer pesaba casi el doble que él y era toda puro músculo, tetas y culo. Sus venas estaban marcadas contra su piel a causa de la fortaleza inhumana de sus músculos. Su torso era grande y profundo, sus hombros anchos, definidos y tonificados. Sus enormes pechos (como cabezas) desafiaban las leyes de la gravedad y se mostraban erguidos (al igual que los pezones). Sus abdominales estaban definidos por 8 parcelas de poderosos músculos y sus piernas eran duras como piedras y estaban formadas por capas de músculos.

Aquello empezó antes de que Tom se diera cuenta. Continuaba embobado mirando aquella montaña de poder y no escuchó la campana que indicaba el inicio del combate. Amber se acercó hacia Tom, moviendo sus caderas y mostrando un caminar sensual. Se detuvo frente a él con los puños apoyados en sus caderas y una sonrisa cruel dibujada en sus labios.

La diferencia física era tremenda, frente a la cara de Tom se balanceaban los pechos desnudos de Amber y sus erguidos pezones eran grandes como dedos. Miró los brazos de su rival y constató que ella tenía más fuerza en los brazos que él en sus piernas. No tenía ninguna posibilidad.

Amber agarró a Tom del cuello con una mano y levantó su cuerpo casi sin esfuerzo. Tom, instintivamente se agarró del brazo de la amazona, intentando aliviar la presión sobre su cuello y no pudo creer la dureza de aquellos músculos, eran exageradamente duros y grandes, usando sus dos manos era incapaz de mover uno sólo de aquellos dedos.

Amber paseó por el ring, sujetando a su rival con una sola mano y mostrándolo a las cámaras como si fuera un trofeo. Él, incapaz de respirar continuaba luchando para abrir aquella mano que le robaba la vida.

Con la mano libre, Amber arrancó los boxers del cuerpo de Tom, dejándolo totalmente desnudo y humillado, luego lo agarró de entre las piernas y flexionó su brazos, levantando a la víctima sobre su cabeza mientras continuaba paseando triunfante por el Ring.

Antes de que se desmayara a causa de la falta de oxígeno, la amazona lanzó con fuerza el cuerpo de Tom contra el suelo. El golpe fue tremendo y él se revolvió por el suelo a causa del dolor.

Lo agarró del pelo y lo puso de pie frente a ella y, sin soltarlo, lo apretó en su escote y empezó a menear su torso furiosamente, haciendo que sus enormes pechos golpeasen la cara del criminal. Los golpes abrían heridas y la sangre saltaba en todas direcciones. En pocos segundos, y de una manera humillante, Amber le había partido la cara, roto la nariz y echo saltar varios dientes.

Amber disfrutaba con su trabajo, y su coño palpitaba de excitación al ver a aquel hombre indefenso y destrozado entre sus enormes pechos de mujer. Ninguna actividad la hacía sentir tan bien. Disfrutaba golpeando aquellos cuerpos y cuánto más agresiva y cruel era, mayor era su excitación y placer.

Reubicó la cabeza frente a uno de sus enormes, erguidos y duros pezones y él, chupó y lamió aquel pezón, intentando generar placer en la amazona y así conseguir de ella un sentimiento de compasión hacia él. Amber no funcionaba así.

Colocó las manos en su nuca y tiró de él, aplastando su cara contra el pecho. Tom notó como su boca se llenaba de teta y su mandíbula se abría y se abría bajo la presión de aquella enorme mujer. Intentó luchar mordiendo la carne que invadía su boca pero aquella carne era más dura de lo que él esperaba y no consiguió clavar sus dientes. Amber continuó introduciendo su enorme pecho en la boca de Tom, causando que la mandíbula se abriera hasta su límite y, hasta que no oyó el crujir de la mandíbula no dejó de presionar.

Una explosión de placer inundó su cuerpo cuando oyó el crujir de sus huesos y sus ahogados quejidos. Excitada, cogió su cabeza con ambas manos y lo levantó, llevándolo hacia su boca. Lo besó agresiva, introduciendo su lengua y mordiendo la boca. Le arrancó un trozo de labio de un mordisco y lo masticó con lujuría mientras Tom luchaba por liberarse de aquella tortura. Ella continuo besando y mordiendo la cara de Tom, arrancando trozos de carne con sus dientes mientras la excitación crecía en su poderoso cuerpo. Se estaba comiendo literalmente la boca de Tom y él no podía hacer nada para evitarlo.

Él luchaba golpeando con furia el cuerpo de la amazona mientras ella “le comía la boca”, pero era como golpear una montaña. Sus nudillos crujían y golpeba con furia pero ella parecía ni notarlo.

Lo soltó de repente y Tom cayó al suelo como un saco de patatas. El dolor que sentía era sobrehumano y tenía la cara destrozada. La sangre brotaba y su dislocada mandíbula impedía que pudiera cerra la boca. Sus labios y mofletes habían desaparecido, creando una faz difícil de entender.

Frente a él, Amber lo miraba con las manos en las caderas y un reguero de sangre desizándose en su boca. Tom intentó suplicar clemencia pero, tras tal paliza, sólo consiguió generar un grutural sonido que no significaba nada. Amber sonrió al ver el terror en los ojos de aquel hombre, se estaba excitando más..

-Quítame los Shorts- ordenó la amazona con la misma expresión. Tom se lanzó a cumplir los deseos de Amber y le quitó los Shorts, dejándola desnuda. Ella tenía las piernas abiertas, agarró de la muñeca un brazo de Tom y lo llevó directamente entre sus piernas. Primero introdujo un dedo en su húmedo agujero del placer. Luego dos, tres, cuatro y finalmente la mano de Tom estaba dentro de la mujer y ella gozaba de placer. Amber continuó tirando de aquel brazo, hundiéndolo profundamente en su ser. Los ojos de Tom se abrieron como platos al comprobar que estaba metido hasta el codo.

Amber usó aquel brazo como consolador personal. Los movimientos eran cada vez más agresivos, ella disfrutaba y el orgasmo se acercaba, Tom podía notar como los músculos de aquella mujer se endurecían y relajaban mientras usaba su brazo para propia satisfacción sexual. El dolor aumentó y Tom notó como la mujer gritaba de placer, llevada por un tremendo orgasmo mientras los músculos se cerraban con fuerza alrededor de su brazo.

Aterrado intentó liberar su brazo y sacarlo antes de que la presión aumentara. Fue inútil, no consiguió moverlo y la presión aumentaba, sus gritos se mezclaron con las carcajadas de Amber cuando sus huesos empezaron a crujir y romperse dentro de la mujer.

Amber apretó los dientes y aplicó toda su fuerza, los músculos de su coño trituraron los huesos del brazo, destrozándolo mientras Tom gritaba de dolor. Se relajó y Tom pudo liberar lo que una vez fue su brazo, convertido en una masa deforme y sangrante bajo la excitada mirada de la amazona.

El público gritaba excitado mientras disfrutaba del espectáculo. Era la primera vez que se veía tal nivel de agresividad. Amber había alcanzado niveles inimaginables gracias a la evolución de la ciencia. Ella era un especimen totalmente modificado para tal finalidad.

Empujó a Tom y se sentó sobre su pecho con las piernas abiertas y su dilatado coño a poco centímetros de lo que quedaba desu cara. Él notó como su pecho se hundía bajo el peso de la amazona y como sus costillas crujían incapaces de sostenerla. Lo cogió del pelo y hundió su cara en su hambriento coño, la falta de carne en su cara permitió que pudiera introducir la lengua del hombre profundamente en su ser.

Se frotó contra su cara, usándola para alimentar su placer. En pocos minutos se corrió de nuevo salvajemente y un potente chorro de fluidos cayó sobre la cara del criminal. Lo obligó a introducir la lengua profundamente en su ser.

Tom lamió mientras ella continuaba corriéndose sobre su cara y los fluidos descendían por su garganta. Antes de liberarlo, Amber rodeó su lengua con su musculado coño y apartó con fuerza la cabeza de entre sus piernas, arrancándole la lengua. Luego la masticó y se la comió frente a la mirada del criminal.

Amber sólo había usado su boca, sus pechos y su coño, todavía no había “golpeado” a Tom y él ya estaba medio muerto. No le quedaba cara, uno de sus brazos estaba destrozado y tenía varias costillas rotas. Se retorcía de dolor a causa de las múltiples heridas que la amazona le había generado sólo con sus zonas más sexuales. Ella todavía disfrutaba de las sensaciones generadas por los orgasmos que había tenido.

Amber se levantó y abrió sus piernas. Tom miró a aquella mujer y ella liberó su vejiga, meándose sobre la cara (o lo que quedaba de ella) de su rival. Aquellas demostraciones de poder y humillación, alimentaban la excitación de la amazona qué disfrutaba mostrando su superioridad y humillando a sus víctimas.

Levantó el cuerpo del criminal y lo abrazó con fuerza, aplastando su cuerpo contra sus músculos, los huesos de Tom se rompían bajo aquella presión mientras Amber disfrutaba de su poder. La amazona jugó con el cuerpo del criminal, retorciendo su cuerpo y aplastando sus huesos contra su fornido cuerpo, no paró hasta que todos y cada uno de sus huesos hubieron crujido entre sus músculos.

Abrió bien la boca e introdujo la polla de Tom entre sus labios. Tom se retorcía de dolor mientras los dientes de Amber se cerraban con fuerza, arrancandole su símbolo de masculinidad. Liberó su cuerpo que se estrelló contra el suelo. Tom pudo ver como la sádica luchadora masticaba y engullía lo que hacía unos minutos era su miembro viril. No satisfecha con ello, aplastó el cuerpo de Tom bajo uno de sus pies y le arrancó los testículos con una de sus manos.

El dolor era tremendo pero no podía moverse. Los daños que su cuerpo tenía eran mortales y sus músculos y nervios ya no estaban conectados a su cerebro. Inválido e indefenso, no pudo hacer nada para evitar que Amber fuese arrancando y engullendo partes de su cuerpo. La sangre escapaba por múltiples heridas. Hacía rato que estaba muerto, desde el momento que subió al Ring.

Amber agarró lo que quedaba de su cuerpo y lo paseó orgullosa por el Ring, mostrando su trabajo. Él todavía seguía vivo cuando, con un rápido movimiento, le atravesó el pecho y le arrancó el corazón. Tardó segundos en morir. El tiempo suficiente para ver como su asesina aplastaba el corazón con la mano y se bebía su sangre todavía caliente.

FIN.

miércoles, 28 de julio de 2010

Perdiendo la novia y el orgullo

Todo empezó en una discoteca situada en uno de los polígonos industriales existentes en mi ciudad. Gloria (mi novia) y yo, disfrutábamos de una noche en pareja. Hoy celebrábamos nuestro segundo aniversario de noviazgo y la noche había sido perfecta.

Al volver de una de mis visitas al baño, descubrí a una chica bailando cerca de mi novia. Pude comprobar el deseo en sus ojos al mirar las piernas de Gloria. Aquella mujer agarró a mi novia de la cintura y la apretó contra su cuerpo mientras bailaban. Aceleré mi paso para evitar algo peor y al llegar junto a Gloria la rodee con mis brazos y la acerqué a mi para que la intrusa entendiera que aquella mujer ya tenía pareja.

Continué bailando con Gloria pero Verónica continuaba junto a nosotros y aprovechaba cualquier situación para rozarse con mi novia. -Me está tocando el culo- me susurró incómoda. Nos movimos a la otra punta de la sala, aquello me estaba haciendo enfadar.
A los pocos minutos la lesbiana estaba de nuevo contoneándose junto a mi pareja. Tenía un cuerpo de constitución fuerte y algo musculada. No era más alta que yo pero quizá si un poco más pesada. Empujé a la chica y la increpé por estar molestándonos. Ella me devolvió el empujón y me caí al suelo. Una sonrisa se dibujó en sus labios al verme en el suelo. Mi novia me miraba sorprendida y yo me sentía humillado.
Rabioso me tiré sobre ella y ambos acabamos rodando por el suelo mientras oía los gritos de mi novia.
Seguridad apareció rápido y nos sacaron de la discoteca por la puerta de servicio. Dicha puerta daba a un callejón oscuro y los 3 acabamos sólos allí.

Amenacé a Verónica que si no quería acabar mal mejor nos dejara en paz. Ella respondió empujándome otra vez. Al rato estábamos intercambiando golpes de nuevo, y el miedo se apoderó de mí al comprobar que yo estaba perdiendo, ella sabía pelear, tenía técnica, fuerza y velocidad.

Mis golpes no la afectaban, su cuerpo estaba protegido por una capa de dura musculatura que mis puños no podían atravesar. No tenía nada que hacer contra aquel cuerpo más fuerte y ágil que el mio.

Gloria miraba la escena aterrada mientras yo recibía una paliza. Mi cuerpo estaba tirado contra la pared y la lesbiana lo pateaba con furia.
-No puedes hacer nada contra mi- me indicó Verónica mientras continuaba aplastando mi cuerpo bajo sus botas.
-Eres demasiado débil y no tienes idea de pelear... patético- escupió mientras continuaba pateando mi dolorido cuerpo.

Me obligó a levantarme agarrándome del pelo y continuó golpeándome delante de mi novia. Gloria suplicaba que dejara de golpearme y yo intentaba protegerme y devolverle los golpes, pero era inútil, aquella lesbiana musculada estaba en otro nivel y yo sucumbía bajo su potencia física y sus golpes demoledores.

-¡¡BASTA, DÉJALO!!- gritaba Gloria -POR FAVOR, PARA!-

Verónica disfrutaba golpeando mi cuerpo frente a los aterrados ojos de Gloria, sus erguidos pezones eran visibles a traves de su ropa y la sonrisa dibujada en su cara demostraba placer. Yo sangraba y me tambaleaba bajo sus puñetazos. Caí al suelo y aplastó mi cabeza bajo su bota en una clara postura de superioridad total.

-No puedes detenerme, comprueba mi poder- tras esto, La lesbiana flexionó sus bíceps y los músculos de su torso respondieron creciendo y endureciéndose. Alí estaba yo, humillado bajo su bota mientras ella mostraba su potencia física y superioridad a mi asustada novia.

Gloria continuaba llorando y suplicando que me dejara en paz. -Por favor, libéralo- agregó entre sollozos.

-Ven, acaricia mis músculos y dejaré de golopearlo- respondió Verónica ante las súplicas de mi novia.

Yo continuaba aplastado bajo su bota mientras las manos de Gloria recorrían la piel de mi agresora.

-¿Tu novio nunca ha tenido unos músculos tan definidos eh?-

Gloria continuaba acatando las órdenes de la lesbiana mientras yo, humillado y dolorido, continuaba impotente bajo la bota de aquella mujer. Al poco rato, pude ver a mi novia de rodillas entre las piernas de Verónica, acariciándola y besándola entre las piernas.

-¡Oh si nena!- agregó al apretar la cabeza de mi mujer entre sus piernas y frotarse con su cara.

Aliviado sentí como la lesbiana me liberaba de su presión y ordenaba a mi novia a quitarle los shorts. El dolor que sentía me impidió levantarme del suelo y continúe mirando embobado como mi novia acataba las órdenes y le bajaba los shorts, liberando su ardiente órgano sexual.

Desnuda de cintura para abajo (excepto por sus botas), la lesbiana volvió a aplastar mi cara bajo su bota e inmovilizarme bajo su cuerpo mientras empujaba la cabeza de mi novia directamente contra su coño y se frotaba con fuerza contra ella, lanzando gemidos de placer.

Yo no podía hacer nada para evitarlo, me encontraba inmóvil bajo la presión de Verónica y estaba asustado tras la demostración de fuerza que había sentido en mis propias carnes.

Frotó con fuerza la cara de mi novia entre sus piernas hasta que unos gemidos de placer escaparon de su boca y se corría salvajemente sobre mi novia. Al finalizar, empujó el cuerpo de Gloria y le ordenó que se desnudara.

Gloria estaba llorando en el suelo, y no podía creer lo que estaba ocurriendo (al igual que yo).

-He dicho que te desnudes- repitió la lesbiana con un tono encendido.

Gloria continuaba llorando en el suelo, repitiendo una y otra vez que nos dejara en paz, incapaz de acatar las órdenes de la poderosa mujer, humillada como nunca antes en su vida. Se sentía violada.

-Bien, pues continuaré disfrutando con tu novio- agregó a la vez que me agarraba del pelo y me obligaba a levantarme. Me rodeó con sus fornidos brazos a la altura del torso (inmovilizando mis brazos en los costados) y aplicó presión, tensando todo su cuerpo en un abrazo del oso.

Noté como mis costillas crujían bajo su fuerza y como el oxígeno escapaba de mis pulmones mientras ella continuaba aumentando la presión alrededor de su abrazo mortal. Nunca antes había sentido tanto dolor y terror. Me notaba indefenso en sus manos, incapaz de respirar, incapaz de defenderme. Grité y patalee con todas mis fuerzas mientras Verónica me miraba con una sonrisa cruel y depravada dibujada en su rostro.

-Desnúdate o acabo con él- agregó rabiosa mientras mis costillas continuaban crujiendo entre sus músculos.

Gloria miraba la escena sorprendida ante la demostración de fuerza, incapaz de reaccionar, contiuaba llorando en el suelo tras la humillación recibida. Verónica aumentó su presión y mis costillas volvieron a crujir mientras mi cara se volvía azul a causa de la falta de oxígeno. Noté como (al menos) una de mis costillas se rompía bajo la presión. Las vertebras de mi espalda empezaban también a crujir peligrosamente.

-No creo que duré más de 10 segundos, ese es el tiempo que tienes para desnudarte ante mi- agregó rabiosa mientras aumentaba la presión.

Miré a aquella mujer con los ojos llenos de lágrimas, notaba como mi vida se escapaba mientras aquellos brazos se cerraban milímetro a milímetro alrededor de mi cuerpo. Intenté transmitir perdón y sumisión con la mirada, le supliqué compasión pero parecía tener el efecto contrario. Sonrió cruelmente mientras me aplastaba contra su cuerpo, Verónica disfrutaba percibiendo mi miedo, aquello aumentaba su excitación.

Gloria se levantó entre sollozos. -Para, libéralo y me desnudo- agregó entre lágrimas. -No le hagas más daño-

Verónica me liberó, no sin aplicar antes una última compresión de sus músculos sobre mi castigado cuerpo, generando un tremendo dolor.

Gloria se desnudo completamente y Verónica disfrutó manoseando su cuerpo y chupando sus pechos. Mi novia estaba siendo violada frente a mis ojos y yo era incapaz de detener aquello. Me sentí mpotente e inútil y creo que Gloria tuvo la misma impresión de mi al percibir su mirada de súplica ante lo que le estaba sucediendo.

Mi novia grritaba mientras los dedos de Verónica se introducían en su órgano sexual, preparando el terreno ante lo que iba a venir. La estimulación fue perfecta y Gloria se corrió de placer en las manos de la agresiva lesbiana.

Me sorprendí al ver como Verónica se colocaba un dildo strap-on (polla de goma) enorme, mínimo 25 centímetros de duro plástico. Los ojos de Gloria se abrieron como platos pero no pudo hacer nada para evitar ser penetrada con fuerza.

Verónica clavó sus ojos en mi mientras perforaba agresivamente a mi novia y el terror inundó mi cuerpo al sentirme tan indefenso y débil.

Ante mi sorpresa, Gloria parecía disfrutar ya que sus orgasmos eran espectaculares y Verónica disfrutaba penetrándola de mil maneras distintas. La penetró por delante y por detrás, por arriba y por abajo durante muchísimo tiempo.

-¿Te gusta eh zorra?-

Verónica estaba hundiendo con fuerza su dildo entre las piernas de mi novia, mientras ella gritaba y se retorcía entre orgasmos de placer.

-Soy más grande que él, más fuerte que él, más poderosa que él, más bella que él y genero más placer que él... soy superior a él... ¿seguro que quieres quedarte con él?- preguntó Verónica a Gloria mientras los orgasmos se sucedían.

-¡Sigue sigue, no pares... ohhh!- los gritos de placer de mi novia retumbaban en mi cabeza.

Yo nunca había conseguido tal excitación. Gloria se retorcía de placer bajo la influencia de aquella mujer. Verónica me miraba profundamente mientas hundía aquel dildo y conseguía increíbles orgasmos.

-Seguro que nunca antes habías visto a Gloria disfrutar tanto- me dijo la muy zorra mientras continuaba follándose a mi novia.

Lentamente, la lesbiana retiró la polla del coño de mi novia y se incorporó. Gloria se quedó tirada en el suelo, con los ojos cerrados y disfrutando de contínuas olas de placer.

-Límpiame la polla- me ordenó con las manos en las caderas y las piernas ligeramente separadas en una postura de superioridad. Su piel brillaba a causa del sudor y sus músculos parecían mayores tras el esfuerzo realizado. Era una imagen intimidante y, asustado, gateé hasta ella y acaté sus órdenes, chupando y limpiando aquel pollón de plástico.

-Mira lo patético que es tu novio. No te merece-

Gloria abrió los ojos, todavía entre orgasmos, y miró la escena. Delante suyo estaba la mujer más increible que jamás había conocido y su novio, arrodillado frente a la musculada lesbiana limpiando su falo.

No pude soportar más la humillación y junté la valentía suficiente para encararme contra Verónica y darle su merecido. Me levanté con rapidez y me tiré sobre Verónica. Quería destrozarla.

En pocos segundos ya había perdido y la lesbiana estaba golpeando mi cuerpo con furia. Me lanzaba contra la pared y pateaba mi cuerpo. Me bajó los pantalones y arrancó mi ropa interior. Antes de poder evitarlo, estaba violándome con el el dildo de plástico ante los ojos de mi novia.

Lloré como un niño y supliqué que me dejara, pero sólo conseguía alimentar su excitación y agresividad. Noté como me agarraba la polla con una de sus manos y me pajeaba mientras me daba por culo. Al rato gemía de placer y me corría bajo su manipulación.

Se separó de mi y me aplastó contra el suelo, pisando mi cabeza con una de sus botas y mostrando orgullosa sus músculos.

Gloria se levantó y decidida se acercó a la lesbiana, acarició su cuerpo y besó su piel. -Me voy contigo- le dijo a la lesbiana antes de que las dos desaparecieran de mi vida.

FIN.

martes, 27 de julio de 2010

Irene

Era sábado y Toni no podía esperar a que llegara la noche, obsesionado con Irene, camarera de discoteca. La primera vez que la vio fue hace poco más de un mes, salió con sus compañeros de trabajo para celebrar su cumpleaños y acabaron en la discoteca "GoBack", ese fue el primer día en el que la vio.

Toni entró en la discoteca y se fue junto a sus compañeros a la barra para pedir su consumición y empezar a disfrutar. Ella estaba en la barra junto a 2 chicas más, a las cuales eclipsaba con su increíble físico . Toni miraba embobado a aquella amazona, alta, bella y poderosa que se movía con agilidad y rapidez tras la barra.

Pasó toda la noche cerca de la barra, manteniendo a Irene siempre en su campo visual, olvidando a sus compañeros, bebiendo sin descanso, bebía sólo para poder volver a la barra a pedir una nueva consumición y poder estar cerca de aquella Diosa.

La noche para él pasó rápido, demasiado rápido y una vez en casa descubrió que no podía sacarse a aquella mujer de la cabeza, su piel morena, su mirada penetrante, sus labios carnosos, su pelo, sus movimientos... todo. Tuvo que masturbarse para poder dormir.

Continuó yendo todos los fines de semana a la misma discoteca, accedía cuando abrían y no se movía de la barra de Irene, gozando con su presencia, su cuerpo. La camarera era visible desde casi cualquier punto de la sala, su altura la hacía destacar y su belleza creaba deseo en hombres y mujeres.

Ella lo sabía y disfrutaba de su poder, Irene trabajaba su cuerpo cada día. Disponía de un pequeño gimnasio en su casa que utilizaba para mantenerlo en un excelente estado físico. En su cuerpo no había un gramo de grasa fuera de sitio. Irene necesitaba un físico potente, necesitaba sus músculos para dominar, controlar y someter a sus esclavos, pero mantenía un delicado equilibrio, ya que su cuerpo debía ser fuerte y poderoso y a la vez, debía evitar mostrar sus poderosos músculos, ya que ahuyentaría a sus presas.

Tenía un nuevo juguete, hacía semanas que un chico aparecía en su barra, embobado con ella y ella lo sabía, le encantaba la sensación de tener hombres babeando, besando sus pisadas y ardiendo en deseo. Esa noche sería suyo, era el tipo de hombre que le gustaba, pequeño y manejable. Sus pezones se endurecían al pensar en lo que podría hacer con él.

Toni pidió su bebida y esperó mientras sus ojos recorrían la piel de aquella diosa, el deseo crecía en su interior y se notaba entre sus piernas. Irene preparó la bebida y se la entregó. Él sintió un escalofrío al notar la mirada de su diosa clavarse en sus ojos, y se le puso la piel de gallina mientras Irene humedecía sus labios sensualmente, moviendo su lengua con deseo.

- A esta invito yo, guapísimo - le dijo antes de continuar con su trabajo.

El tiempo se congeló para Toni, le había hablado su diosa, y le había llamado "guapísimo", él no lo podía creer, aquella mujer jugaba en otra liga y nunca hubiera imaginado que le dirigiera la palabra y, mucho menos, que le pagara la copa. Él tenía suficiente con poder verla y olerla.

Rápidamente vació su copa y se preparó para la siguiente ronda. Al poco rato, su camarera volvió para recoger la copa.

- ¿Otra? - preguntó a la vez que retiraba el vaso.

Toni respiró fuerte y acumuló el valor necesario para que su voz sonara decidida.

- Sólo si te tomas una conmigo... guapísima -

Irene no pudo evitar sonreír al oírlo, ya lo tenía entre sus redes y era siempre tan fácil. Volvió a excitarse al imaginarse jugando con su juguete, gozando de él, usándolo para su propio placer, destruyendo su ego y convirtiéndolo en poco más que un objeto con el que jugar.

Toni tenía pocas esperanzas, pero, al ver la cara de aquella diosa iluminarse y sonreír, su corazón se aceleró, se excitó al imaginarse entre aquellas piernas, gozando de aquella interminable mujer, algo habría entre ellos.

- No puedo hacer eso en horas de trabajo - respondió seria Irene.

La ilusión de Toni se convirtió en desanimo al oír la respuesta. Irene disfrutaba con ese dominio, aquel hombre estaba apunto de llorar y a ella le gustaba, podía hacer llorar a un hombre sin tocarlo, ahora iba a hacerlo sonreír, podía hacer lo que quería con ellos.

- Pero me puedes invitar cuando salga... - agregó divertida antes de preparar una nueva copa para su juguete.

Los ojos de Toni se abrieron como platos al oír aquellas palabras. No pudo evitar regalarle a su camarera una gran sonrisa a la vez que su cabeza asentía de manera incontrolable.

- Si, claro que si, ¿dónde te espero? - preguntó nervioso.

- Salgo a las seis - respondió ella entre susurros - Espérame en la puerta trasera-.

El resto de la noche pasó lentamente para Toni, quién no sabía como hacer pasar el tiempo. Finalmente la discoteca cerró y él esperó en la puerta trasera, deseando que su camarera apareciera pronto.

La puerta se abrió y los trabajadores de la discoteca empezaron a salir, Toni miraba nervioso, esperando ver a su cita, pensando en su noche, en su diosa. Los trabajadores desfilaban a su alrededor, andando en distintas direcciones. Toni esperó hasta que la puerta se cerró de nuevo y nadie más volvió a salir.

Sólo en la calle, esperando. El desánimo se apoderó de él al sentirse engañado por aquella mujer, no aparecería, aquello había sido una broma de mal gusto. Una última mirada a la puerta y se marchó, triste y hundido.

- ¿No me esperas? - La voz sonó clara y fuerte, Toni se volvió para ver a Irene, de pié junto a la puerta, preciosa, increíble.

Toni tuvo que controlarse para no correr hacía ella, se acercó decidido hasta detenerse frente a ella. Se impresionó al poder comparar de cerca el tamaño de aquella mujer. Toni era un hombre normalito, algo delgado, y no muy alto, y delante tenía todo lo contrario, una mujer alta, de largas extremidades y poderoso cuerpo. Toni calculó que Irene debía medir casi 2 metros, ya que él no le llegaba a los hombros, y no llevaba tacón, aquella mujer era mucha mujer, ¿demasiada mujer para él quizás?. Él no había asimilado que fuese tan grande.

- Vamos dónde quieras y te pago una copa - respondió Toni, incapaz de esconder su nerviosismo. Irene sonrió contenta. Aquel hombrecillo patético creía que la tenía, pero ella sabía perfectamente quién tenía a quién. Era una depredadora de hombres, y aquel hombrecillo no lo sabía, pero lo iba a descubrir pronto, muy pronto. Ya era suyo, lo tenía en sus redes. Solos en un callejón oscuro, sin testigos y sin salida.

- No estás en condiciones de decidir nuestro futuro, yo soy aquí quién da las órdenes y tú quien las acata - las palabras de Irene tomaron por sorpresa al incauto Toni, quién no podía creer lo que estaba oyendo. Antes de poder responder, Irene pasó sus manos bajo los sobacos y lo levantó con facilidad del suelo, a pulso, llevándoselo a su boca y besándolo con pasión. Toni, instintivamente, se agarró de los brazos de su diosa y notó los músculos de aquella mujer, grandes, duros y poderosos, algo que no esperaba y que lo asustó. Aquello no era lo que esperaba.

Intentó, desesperadamente, liberarse de aquella humillación, la lengua de Irene se introducía profundamente en su boca, forzándolo, y no había nada que pudiera hacer para impedir sentirse violado. Intentó luchar para liberarse pero no podía, su cuerpo no podía compararse con el de aquella amazona.

Irene dejó de besarlo pero lo mantuvo cogido entre sus brazos, Toni miró asustado a aquella mujer. - No puede ser que seas tan fuerte - dijo Toni quién intentó liberarse de aquella mujer que lo mantenía incómodamente suspendido en el aire. - ¿Por ser mujer? - respondió ella indignada. - Si soy capaz de mover mis 90 kilos de peso. ¿Porqué no iba a poder con un hombrecillo pequeñito y patético como tú? -

Toni seguía intentando liberarse de aquellos brazos y más tras oír las palabras de Irene, ¿90 kilos de peso? no le gustaba la dirección que habían tomado las cosas. - ¡Suéltame! - gritó al sentirse incapaz de posar sus pies en el suelo. Ella se rió a carcajadas al ver temblar de miedo a su nuevo juguete y levantó todavía más el cuerpo de Toni, manteniéndolo suspendido sobre su cabeza mientras demostraba su superioridad física, luego lo dejó caer y lo apretó con fuerza contra su cuerpo, hundiendo su cabeza y ahogando los gritos del hombrecillo.

Toni luchaba aterrorizado, nunca habría pensado en aquel desenlace, totalmente indefenso a la merced de una mujer muy superior físicamente a él. Se sentía como un niño pequeño, sus lágrimas saltaban incontrolables, era un muñeco de trapo en las manos de aquella amazona. ¿Cómo se había metido en ese problema?

Irene reía a carcajadas y su excitación iba en aumento, ya tenía a su juguete y si, iba a disfrutar mucho con él. Apretó bien el cuerpo, hundiendo la cabeza del hombrecillo entre sus pechos, ahogándolo con decisión, sólo tuvo que apretar con fuerza durante poco más de 2 minutos. Luego dejó caer el cuerpo inconsciente de su nuevo juguete y se preparó para disfrutar de una gran noche. Siempre era fácil conseguir sus juguetes. Los hombres daban por echo que eran más fuertes que cualquier mujer y era un gran error.

Toni despertó de la inconsciencia encerrado en una jaula, desnudo y asustado, miró a su alrededor. En la habitación había más jaulas, algunas vacías y otras llenas, todas eran jaulas pequeñas y metálicas. En la mayoría de las jaulas había hombres jóvenes y en otras (la minoría), había mujeres, todos ellos desnudos y agazapados en un espacio en el que no se podía poner uno de pié.

Toni pasó el resto de su vida (corta y dolorosa) bajo el dominio de Irene. Aquella mujer demostró ser extremadamente violenta y dominante. Toni fue violado, golpeado y torturado mientras la mujer disfrutaba de su dominio sobre sus esclavos.

Había caido en una trampa mortal (Al igual que el resto de personas enjauladas).

Murió ahogado entre las piernas de Irene mientras ella disfrutaba de intensos orgasmos.

FIN

lunes, 26 de julio de 2010

La noche más humillante de mi vida.

Mi nombre es Marcos, tengo 22 años y hoy voy a escribir un relato acerca de la noche más humillante de mi vida. Todo empezó una noche de Sábado en una conocida discoteca de Barcelona. La finalidad de mis visitas a la discoteca no era para bailar ni para conocer gente. Yo iba a la discoteca con el único fin de follar (como todo el mundo). A veces tenía más suerte y a veces menos.

Eran ya las 4 de la mañana y llevaba varios cubatillas de Ron entre pecho y espalda, estaba contento y había perdido la vergüenza, hacía rato que había perdido de vista a mis amigos. Era común en mi emborracharme y preguntarle a todo lo que se movía si quería pasar una noche de sexo salvaje. Mi táctica solía funcionar ya que, si le preguntas a 500 mujeres seguramente alguna cae (estadística pura). Además me daba igual el tipo de mujer, yo no era ningún "Brad Pitt" y no esperaba triunfar con "Angelina Jolie", sólo quería follar.

Aquella era una de esas noches en las que la suerte no me acompañaba. Me acabé el cubata de un trago y enfoqué mi mirada hacia la pista, buscando mi siguiente presa. El alcohol y el cansancio ya pesaban sobre mis párpados, pero todavía no había acabado la noche y disponía del
tiempo suficiente para seguir intentándolo.

Me tomé un descanso y disfruté mirando a las bailarinas, aquello sí que eran cuerpos, aquellas chicas tan perfectas... quién pudiera disfrutar de una noche en la cama con aquellas diosas... el tiempo pasaba mientras, embobado, me imaginaba triunfando con uno de aquellos cuerpos perfectos. Dejé volar mi imaginación y me vi perforando con mi polla a alguna de aquellas chicas. Estaban realmente bien, aquellas tetas, aquel culo... esas largas, torneadas y sensuales piernas de bailarina... oh!

Las estuve mirando hasta que su turno finalizó y bajaron de las tarimas, las perdí de vista al mezclarse con la multitud, pero mi polla continuaba dura, el tiempo pasaba y todo apuntaba a que aquella noche acabaría sólo en casa y, de nuevo, 5 contra 1. Aquello no podía ser, volví a estudiar la pista.

Localicé a un par de chicas solitarias que se movían sensualmente en la pista de baile. Una de ellas tenía un buen par de tetas y la minifalda permitía disfrutar de sus piernas, la otra tenía una cara sensual y un buen culo. Repasé mi noche para asegurarme de que no lo había intentado ya con ellas, a veces lo preguntaba más de una vez a la misma chica (cosas de la noche, el alcohol y las luces de la pista).

Me mezclé con la gente y me dirigí hacia ellas. No las encontré, el alcohol y la gente me desorientaban, miré alrededor y de repente las vi, a unos metros de distancia. Me moví con dificultades por la pista hacia su dirección y cuando llegue ataqué.

-Hola preciosa, ¿prefieres el agua de Bezoya o chuparme la polla?- Aquella era una de mis frases y solía funcionar.

Obtuve una sonora bofetada como respuesta, por lo general no solía acabar tan mal la cosa. -¡Asqueroso!- agregó ella furiosa antes de alejarse. Me froté la dolorida mejilla y busqué a la otra chica, no podía estar lejos. La encontré y me dirigí a ella.

-Hola bombón, ¿quieres pasar una noche de sexo salvaje conmigo y mi pollón?-

La mujer se giró y me miró a la vez que mis ojos se abrían como platos y mi mandíbula se caía al suelo. Me había equivocado de mujer. Aquella chica era una de las bailarinas que había estado mirando hace unos minutos. ¡Diós!, estaba buenísima, me miró con unos ojos verdes que me robaron el alma.

Vestía un pequeño biquini (sujetador + tanga), una minifalda tejana y unos zapatos de tacón. Era alta (bastante más que yo) y su cuerpo se notaba firme y sensual. Me miró de arriba a abajo con aire desafiante y luego habló.

-No creo que puedas aguantar mi ritmo, chuquitín- me dijo penetrándome con su mirada. Me regaló una perfecta sonrisa antes de girarse de nuevo y continuar bebiendo. Diós ¡¡que piernas, que culo!!

Nunca me hubiera atrevido por mi mismo, aquella mujer estaba claramente en otra liga, pero ahora ya había roto el hielo y tenía a mi alcance a la mujer más bella con la que jamás había tenido el valor de hablar. No se si fue el alcohol o el aroma de su colonia pero, reuní el valor suficiente para continuar con mi táctica. Al menos ella no me había girado la cara de una bofetada (eso era buena señal).

-¡Oye putón! No dirás lo mismo cuando hayas probado mi pollón, quizá no lo sepas pero aguanto un montón-

¡Mierda! aquello no era una buena frase, ¿putón?, seguramente ahora si que iba a recibir una buena bofetada. El alcohol estaba haciendo de las suyas. La Gogo se giró rápidamente y me miró con los ojos llenos de rabia.

-No me gusta que me mientan y menos que me llamen Putón. Vamos a ver ese pollón, pequeño cabrón-

Antes de poder reaccionar, la mujer colocó su mano entre mis piernas y empezó a tocarme la polla. Ambos nos quedamos sorprendidos, yo por su reacción y ella por mi pollón. Si algo tenía a mi favor era mi generosa polla (no mentía al llamarla pollón).

-¡Oh! vaya agradable sorpresa- dijo mientras su mano seguía acariciando mis partes. -MMmmmm... quizá podamos llegar a un acuerdo. ¿En tu casa o en la mía?- preguntó mientras continuaba frotándome con la mano.

Me quedé congelado, incapaz de creer lo que estaba oyendo.¡Ya la tenía! Así de fácil.

-¿E...En la mía?-

Una hora más tarde estaba abriendo la puerta de mi casa para entrar junto a Esther (así se llamaba la bailarina). Nunca olvidaré la cara de mis amigos al verme salir de la discoteca junto a aquella chica perfecta.

-Quieres beber algo?- Le abrí el BAR y le ofrecí lo que quisiera, ella se me acercó lentamente y despacio empezó a desabrochar los botones de la camisa. Mis rodillas temblaron al oir su voz susurrar.

-Te quiero a tí y a tu pollón. ¡Vamos a follar!-

Me sacó la camisa y me llevó a su boca, noté su mano firme en mi nuca mientras me penetraba con la lengua. Mis manos se movieron rápidamente, una empezó a acariciar el culo más duro que jamás había tocado y la otra mano se situó en su pecho y jugó con sus redondas y perfectas tetas. Sus pezones crecieron y se endurecieron rápidamente.

Noté como ella llevaba su mano libre entre mis piernas y me desabrochaba los pantalones, yo hice lo mismo y en pocos segundos nos encontramos desnudos. Su lengua continuaba explorando mi boca y su mano acariciando mi polla mientras mis manos se movían frenéticas sobre sus pechos.

Ante mi sorpresa, se agachó e introdujo mi dura polla entre sus labios, chupándola con gran maestría. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo mientras aquella ardiente bailarina me chupaba la polla como nunca nadie antes. Mis ojos se cerraron automáticamente y me dejé llevar por aquella sensación.

Al poco rato exploté de placer, ella notó mis espasmos e introdujo todo mi sable en su boca dejando que mi blanco semen se deslizara por su garganta. Continuó chupando mi polla, tragando cada gota de semen hasta que quedó limpia y flácida entre sus labios.

-Mmmmm que rico- dijo la bailarina mientras limpiaba sus labios con su lengua. Yo me sentía en la gloria, parecía que había soltada litros de leche.

-¿Se pondrá dura?- preguntó ella antes de volver a chupar con ansia mi satisfecha polla. Al rato, mi polla se endureció en su boca gracias a su experta lengua. ¡Oh! que placer sentía mientras me chupaba la polla con gran maestría.

Esther se levantó y recordé lo alta que era aquella mujer, sus pechos se balanceaban delante de mi cara, no pude evitar hundir mi cara entre aquellas generosas tetas. Chupé sus duros pezones mientras ella continuaba acariciando mi polla con sus manos.

-¡Fóllame!- dijo antes de darse la vuelta, apoyar sus manos contra la pared y presentarme su firme culo en pompa. Mi polla latía de excitación. La perforé mientras gritaba de placer. Aquella mujer estaba muy buena. Aquel culo duro, aquellas grandes tetas, aquellas piernas largas y torneadas... ¡Oh! era el mejor polvo de mi vida.

No pasaron ni dos minutos antes de que me corriera de nuevo. Bombée fuerte, haciendo que la bailarina gritara de placer, podía notar como aumentaba su excitación a medida que pasaba el tiempo.

Retiré mi cansada polla de entre sus piernas mientras ella se quejaba de la corta duración del polvo.

-Tranquila que no he acabado- le dije fanfarrón. - Échate en la cama nena y te follaré hasta que no puedas más.- agregué con chulería.

Ella escuchó mis palabras y acató mis órdenes, se tiró en la cama y se abrió de piernas, se la notaba excitada y se tocaba mientras me acarcaba a su cuerpo. Mi polla colgaba flácida y cansada entre mis piernas.

-Así nena, tócate mientras me pongo a punto.- le dije orgulloso mientras la observaba desnuda en mi cama.

-Acércate- me dijo con un tono sensual mientras sus manos recorrían su piel. Introdujo de nuevo mi flácida polla en su boca, y en segundos, su experta lengua había endurecido mi sexo. Me coloqué entre sus piernas y la perforé de nuevo, ella agarró mi cabeza y la colocó sobre sus pechos, obligándome a chupar sus endurecidos pezones mientras mi polla se hundía en su rico coño. Me rodeó con sus largas y tonificadas piernas mientras sus gritos de placer llenaban la habitación.

-No pares, no pares... así así.... ohh!!- Sus gritos de placer me estaban volviendo loco, nunca antes había disfrutado de un cuerpo de aquel nivel. Era demasiado excitante. Notaba nuestros cuerpos fundirse mientras gritábamos de placer. De nuevo me noté apunto, iba a correrme de nuevo.

-Voy nena voy- grité y noté como me apretaba contra su cuerpo. -Más más más, ahora no.. sigue- gritó ella segundos antes de correrme de nuevo y derrumbarme sobre su cuerpo.

-¡Oh que bien!- dije con los ojos cerrados mientras ella me decía que no parara.

-Quiero máaaas...- agregó ella con la mirada encendida. Rápidamente se dió la vuelta, quedando ella encima y yo debajo. Mi polla continuaba dentro de ella, ella intentó continuar follando pero mi flácida polla no estaba por la labor.

-Me has prometido una noche llena de sexo pollón- me gritó enfadadada la bailarina. Intenté lavantarme pero...

Noté como sus manos se cerraban con fuerza en mis muñecas y sus muslos se apretaban alrededor de mi cuerpo. Lentamente su torso fue descendiendo sobre mi cara hasta que uno de sus erguidos pezones se introdujo en mi boca. -Chupa- ordenó ella con la mirada ardiente.

Yo lamí, besé y chupé aquel pezón con deseo. Estaba agotado pero la sensualidad que desprendía aquel cuerpo era superior al cansancio. Excuché sus gemidos mientras mi lengua jugaba con su pezón. Ella movió su torso, alternando sus pechos y obligándome a lamer ambos pezones. Sus gemidos de placer llenaban la habitación mientras notaba su cuerpo duro y sensual frotarse contra el mio.

Me sentía agobiado y aplastado bajo aquella mujer. Intenté apartar mi cabeza de debajo de sus pechos y respirar aire pero ella no lo permitió. Aumentó su presión sobre mi cuerpo. Estiró de mis brazos, rodeó con fuerza mis piernas con las suyas y consiguió inmovilizar mi cabeza entre sus hermosos pechos. Me costaba respirar y el contacto con su cuerpo empezaba a ser doloroso.

Me estaba ahogando entre sus tetas (de verdad). No podía respirar ni girar la cabeza, ella gemía de placer y se frotaba con fuerza contra mi cuerpo. Entré en pánico y luché desesperadamente para liberarme de aquel agobio que me estaba ahogando. Ante mi sorpresa y decepción, no pude moverme ni apartarla. Usé toda mi fuerza para liberarme pero no pude hacer nada contra aquella mujer ardiente y decidida que continuaba frotándose y usándome para su placer.

Al menos mis movimientos sirvieron para que Esther despertara de entre sus orgasmos y liberara su presión. Miró entre sus pechos y me descubrió ahogado e impotente entre sus tetas. Sentí un gran alivio cuando el oxígeno volvió a llenar mis pulmones.

Sentí verdadero pánico cuando, ya recuperado, intenté apartar a aquella mujer (que continuaba frotándose contra mi cuerpo) sin éxito. Una sonrisa malévola se perfiló en sus labios al ver el pánico en mis ojos. Sus manos se cerraron con más fuerza en mis muñecas y pude notar como mis huesos crujían mientras ella aplastaba mi cuerpo entre sus poderosos muslos. No podía hacer nada contra aquella mujer, ella me tenía bajo su dominio, hasta ahora no me había dado cuenta pero... Ella mandaba.

-¿Qué pasa chiquitín? ¿te sientes indefenso?- preguntó mientras continuaba aplastandome bajo su cuerpo. -¿Creías de verdad que me iría con alguien como tú por el tamaño de tu pollón?-

Estaba confundido y no lograba liberarme. -Te he elegido por lo débil y patético que eres.- agregó ante mi sorpresa. -ningún hombre es capaz de satisfacer mis necesidades sexuales.- me explicó -Necesito sexo durante muchas horas y es imposible que me lo des. Nigún hombre ha sido nunca capaz de satisfacer mis deseos.-

El miedo no me dejaba hablar. Ahora miraba a aquella mujer con otros ojos. Mi cuerpo delgado, bajito y débil no podía compararse con el de aquella bailarina, alta, atlética y sensual. Me sentí como el ratón cazado por la gata: Impotente y asustado. Ella continuó hablando mientras sus músculos se endurecían a mi alrededor y mi cuerpo era engullido bajo el suyo.

-Voy a usarte para mi placer sin importarme tus necesidades. Al igual que has echo tú conmigo antes- agregó con una mirada sensual mientras mi cabeza volvía a hundirse entre sus perfectas tetas. Curiosamente mi polla empezó a crecer y endurecerse entre sus piernas. Ella disfrutó hundiendo mi pollón entre sus piernas mientras me montaba agresiva. Cabalgó sobre mi polla, manteniendo en todo momento mi cuerpo inmobil bajo su poder.

No pude evitar correrme de nuevo con fuerza. Ella continuó montándome hasta que mi polla se convirtió en un trozo de piel flácido. Continuaba encendida y sus gritos me daban a entender que seguía disfrutando de generosos orgasmos.

-Ahora seguirás dándome placer con tu boca- agregó con la mirada ardiente cuando notó mi polla abandonar su agujero del placer. - Voy a follarme tu cara y cuando haya acabado no te sentirás la lengua- agregó con una voz sensual y decidida.

Reubicó su cuerpo y se sentó sobre mi pecho, manteniéndome en todo momento agarrado por las muñecas. Intenté aprovechar ese momento para escapar de su dominio pero me fue inútil. Aquella mujer (aunque era muy humillante aceptarlo) era mucho más fuerte que yo y yo no tenía ninguna oportunidad de escapar.

Usó sus rodillas para inmovilizar mis brazos, lloré y supliqué cuando presentó su ardiente y empapado coño frente a mi cara. Pude notar su excitación crecer junto con mi miedo. Ella disfrutó mucho de aquel momento de dominio y poder. Sus ojos encendidos me miraban fijamente mientras, lentamente, su coño, empapado de mi propio semen, se avalanzaba sobre mi cara. Luché girando y apartando mi cara pero sus manos agarraron con fuerza mi cabeza y la mantuvieron inmóbil mientras frotaba sus labios contra mi cara.

Sus gemidos se convirtieron en gritos de puro placer cuando, finalmente, se sentó sobre mi cara y aplastó mi faz, me obligó a lamer y chupar su insaciable sexo. Pasé así un largo rato. Llorando y sufriendo entre las perfectas piernas de Esther mientras ella hundía mi cara en su ser. Me vi obligado a lamer su sexo y limpiarlo de mis propios jugos para poder respirar. Las lágrimas de humillación recorrían mis mejillas mientras ella me mantenía aplastado entre sus piernas y sus orgasmos.

No se cuanto tiempo pasó, quizá horas, mientras ella se corría una y otra vez en mi cara y me obligaba a tragar sus fluidos. Finalmente me liberó y se levantó. Respiré aliviado pensando que mi tortura había acabado. Intenté incorporarme pero ella lo impidió.

-¿Adonde te crees que vas pequeñín? Todavía no he acabado contigo- dijo mientras impedía que me levantase. -Ahora me vas a besar y lamer el agujero del culo- agregó con una perversa sonrisa. Yo no pude evitar llorar como un niño pequeño, impotente bajo su deseo.

Bajó mis brazos y los situó en mis costados. Yo intenté uir pero me fue imposible, sólo podía llorar como un niño asustado. Pude oir sus carcajadas mientras lentamente descendía su trasero sobre mi ya castigada cara. Volvió a usar sus poderosas y sensuales piernas para inmovilizarme bajo su ser, mientras con sus manos separaba los mofletes y colocaba su ano directamente sobre mi boca.

Me agarró la polla y apretó mis pelotas mientras me ordenaba sacar mi lengua e introducirla en su negro agujero. Lloré de nuevo, indefenso, mientras la bailarina restregaba su ano en mi cara y me obligaba a lamer, besar y chupar su agujero del culo. Al rato noté como sus labios rodeaban mi polla y dominaban mi sexo.

Su culo rebotaba con furia sobre mi cara, ese culo tan redondo y perfecto que deseaba tocar, besar y acariciar. Ahora se había convertido en una piedra dura y potente que me estaba destrozando la cara. Mi sangre se mezclaba con sus jugos de placer mientras ella continuaba aplastando mi cara con su culo perfecto.

Sus experimentados labios habían devuelto la vida a mi cansada polla y ahora se mantenía erguida mientras ella, sentada sobre mi cara, disfrutaba de su posición dominante.

Cuando mi polla estaba lista, cabalgaba sobre mi destrozado cuerpo hasta que me vaciaba los huevos. Cuando mi polla se hacía flácida, ella continuaba, usando mi cara para su placer. Era humillante tener que tragar sus fluidos y mi propio semen para poder seguir respirando entre las piernas de la bailarina.

Yo estaba detrozado y ella continuó usando mi cuerpo durante toda la noche para su propio placer. No paró hasta que se hizo de día, entonces se levantó y me liberó de su tortura. Me sentía exhausto y dolorido, mi piel estaba marcada con numerosas heridas causadas por su agresividad y energía sexual.

-He disfrutado con éste polvo- susurró antes de tirarse en el sofá. -Dame un cigarro- me ordenó.

Me costó levantarme. Me dolían todos los músculos y mi cuerpo estaba enterrado en la cama. Le acerqué el paquete de tabaco y un mechero, mi cuerpo temblaba a causa de "la paliza" que acababa de recibir de aquella diosa del sexo.

Me miró fijamente con el cigarro entre sus labios, esperando. Rápidamente entendí el mensaje y le ofrecí el fuego. Ella encendió el cigarro y soltó una larga bocanada de humo mientras sus ojos me miraban fíjamente.

-Ha estado bien eh!- fanfarronee al recuperar el aliento mientras mis rodillas temblaban y mi cabeza ardía de dolor. Cogí un cigarro y me lo metí en la boca.

-Todavía no he acabado contigo- respondió mientras me quitaba el cigarro de los labios.

-Tú tienes cosas que hacer- agregó mientras se abría de piernas y me mostraba lo dilatado, húmedo y caliente que continuaba estando su órgano sexual.

El miedo se spoderó de mi cuerpo. Aquello no podía ser real, estaba destrozado por la experiencia anterior y no quería tener más sexo.

-No, ya hemos acabado. No tengo ganas de más y mi polla no se levantará- respondí con tono seguro.

Ella me miró con los ojos entrecerrados y soltó otra bocanada de humo directamente a mi cara. -Yo eligo cuando se acaba y ahora quiero más.- agregó mientras me agarraba del pelo y empujaba mi cabeza entre sus piernas. Luché con todas mis fuerzas (las que quedaban) para liberarme de su dominio y evitar la humillación que aquella mujer estaba generando.

Fue inútil, sus piernas de bailarina se cerraron alrededor de mi cabeza, imposibilitando mi huida y aplastando mi cara contra su sexo. Besé lamí y chupé su coño mientras lloraba por la humillación y el dolor que sentía bajo el poder de aquella mujer.

Ella continuó fumando mientras el placer inundaba su ser y la oscuridad se abalanzaba sobre mi. Perdí el conocimiento mientras ella frotaba su sexo ardiente contra mi cara.

Desperté en la cama, mareado y dolorido, y el terror se apoderó de mi cuerpo al verla todavía allí. Ahora, entre sus piernas colgaba un enorme dildo de color negro y sus ojos penetrantes me miraban fijamente.

-Quiero seguir disfrutando de tu cuerpo- susurró al verme despierto y mostró descarada aquel enorme dildo. El terror se apoderó de mi cuerpo, aquello no era permisible. Yo era un hombre y no me iba a dar por culo. Lucharía por mantener mi hombría (aunque aquella mujer ya me había humillado) había límites que no iba a dejar pasar.

-¡Yo he acabado contigo!- grité rabioso, - vete de mi casa o me obligarás a usar la fuerza.-

Las carcajadas de la bailarina retumbaron en la habitación y la sensación de temor aumentó al verla acercarse agresiva hacia mí.

-¿Tú y cuantos más como tú van a detenerme?- preguntó sarcástica mientras tocaba su falsa polla. -Lo primero que harás será arrodillarte y chuparme la polla- ordenó Esther.

No pensaba acatar aquellas órdenes. Aquella mujer me había dominado y abusado de mi. Me sentía humillado y dolorido pero iba a luchar antes de dejar que coninuara humillándome y usándome para su propio placer. Iba a darle su merecido por lo que había echo.

Me levanté y decidido me acerqué a ella, con la intención de mostrarme seguro de mi mismo. Tragué saliba al percibir su altura y físico de nuevo. Casi había olvidado su tamaño.

Decidido la agarré de la muñeca con la intención de empujarla fuera de mi casa, pero no conseguí moverla. Ser rió de mi al verme incapaz de moverla. Yo me sentí ridículo e indefenso al comprobar que no podía hacer nada contra aquella amazona.

-Tienes 3 segundos para arrodillarte ante mi y chuparme la polla- indicó seria la bailarina.

-No pienso hacer caso de tus órdenes- grité enfadado. -Vete antes de... OOOUFFF!-

Esther había lanzado un rodillazo entre mis piernas y había alcanzado de lleno mis huevos. Caí inmediatamente de rodillas frente a ella mientas me protegía mi entrepierna. Rápidamente me agarró la cabeza del pelo e introdujo la polla de plástico en mi boca. En 3 segundos me tenía de rodillas frente a ella con su polla en mi boca. Humillante y doloroso.

-Qué patético eres pollón jajaja así así sigue chupando y lubricando que luego la meteré en tu culo y te follaré como a un perro jajajja.-

Mis lágrimas recorrían mis mejillas mientras aquella mujer hundía aquella polla en mi boca y se abría camino por mi garganta. Luché por liberarme de aquella humillación, pero mis esfuerzos eran rápidamente bloqueados por la GoGo. Finalmente me sometí a su superioridad y relajé mi cuerpo mientras ella disfrutaba hundiendo su polla en mi garganta.

Noté un flash y sorprendido la vi hacerme fotos mientras, arrodillado entre sus piernas, satisfacía sus necesidades sexuales.

-Súbete a la cama a cuatro patas- me ordenó -voy a disfrutar dándote por culo- agregó entre risas.

-No por favor, no lo hagas. Déjame, haré lo que quieras pero esto no. No me des por culo por favor...- lloraba como un niño mientras le pedía clemencia, y horrorizado, noté como mis lágrimas y súplicas alimentaban su excitación y deseo sobre mi.

Intenté uir, decidido corrí hacia la puerta con al intención de escapar de aquella tortura pero la puerta no se abrió. Esther había cerrado la puerta de mi casa con llave, encerrándome con ella. La bailarina reía a carcajadas mientras se acercaba a mí, yo lloraba indefenso y desnudo en el suelo, deseando que aquella noche no hubiera existido.

-Gatea a la cama y espérame de cuatro patas- ordenó de nuevo la bailarina pero yo no tenía intención de dejarme dar por culo. No acaté sus órdenes y me quedé en el suelo llorando y pidiendo clemencia. El corazón de aquella mujer debería ablandarse al verme llorar como un niño a sus pies, pero no fue así.

Lanzó una fuerte patada que se estrelló contra mi costado y me causó gran dolor. Me revolví en el suelo con la mano en el costado y ella continuó pateando mi cuerpo con sus largas, torneadas y musculadas piernas de bailarina. Me pateó con furia y yo notaba el crujir de mis costillas bajo la presión de sus golpes, me estaba golpeando brutalmente y sus musculadas piernas de bailarina tenían la potencia suficiente para destrozarme.

Entendí el mensaje y, entre golpes, me dirigí a la cama y me postré a cuatro patas. Ella se colocó detrás de mi y hundió su falo con fuerza en mi culo virgen. Noté como la piel se desgarraba bajo su violencia y las lágrimas saltaron de mis ojos mientras el dolor se apoderaba de mi cuerpo.

Intenté detenerla y uir de aquella tortura, pero me agarró los brazos y los retorció detrás de mi espalda, impidiendo que los usara para defenderme de sus embites. El dolor fue inaguantable y en pocos segundos perdí el conocimiento.

Desperté en un hospital, me encontraba en una habitación, acompañado por los pitidos de alguna máquina que supervisaba mi estado. Todo mi cuerpo dolía, sobretodo mi culo. El resultado de aquella noche de sexo salvaje (por parte de ella) era de 3 costillas rotas (una de ellas se había clavado en el pulmón abriendo una fisura), la nariz rota y la mandíbula fuera de sitio. Una fractura en el cráneo y otra en el hombro derecho. Me había partido varios tendones del brazo izquierdo y desgarrado el intestino y el ano (Me habían tenido que poner puntos en el ojete).

Nunca en mi vida me habían dado tal paliza, y menos por parte de una mujer... y todavía menos "disfrutando" de una relación sexual. Recibí un mensaje en el teléfono, era un MMS, en él había una foto mia de rodillas a los pies de aquella mujer y, un primer plano de mi cara chupando su polla de plástico. También había un texto que rezaba lo siguiente:

"Cuando salgas lo repetimos, ¡pollón!".

FIN