martes, 17 de noviembre de 2009

El orfanato desconocido (parte 1)

Toni rápidamente se dio cuenta que aquel lugar no era normal, a sus 17 años había recorrido multitud de centros (orfanatos y reformatorios). Teóricamente aquello era un orfanato pero... la oscuridad y soledad existente en aquellos pasillos le hacía sentir más miedo que cualquier edificio que hubiera visitado.

Lo habían llevado a una sala, una sala pequeña y con poco mobiliario. En ella sólo había una mesa, dos sillas y un espejo gigante en una de las paredes. Le recordó a una de aquellas salas de interrogatorios que suelen verse en las películas. Mientras esperaba agudizó el oído pero no pudo escuchar ningún sonido, aquel era el orfanato más siniestro y silencioso del mundo.

Minutos después, la puerta de la sala se abrió y Toni vió como entraba la mujer más sensual e increíble que nunca había visto. Rubia, con los ojos azules y una piel clara y perfecta. Se le puso la polla bien dura al ver el escote de aquella mujer tan grande y generoso. Se imaginó hundiendo la cabeza entre esos pechos mientras la perforaba con su dura herramienta. Desde que había llegado a aquel lugar sólo había visto mujeres jóvenes, bellezas increíbles con cuerpos de ensueño. ¿Estaría soñando? ¿Qué era aquel lugar del que no había oído nunca hablar?

Ella vestía una especie de traje que recordaba al uniforme de una enfemera, blanco y con botones. La bata dejaba ver unas piernas largas y preciosas, definidas y de brillante piel. Unos zapatos rojos de tacón alto remataban su sensualidad y belleza. Aquello no era normal, en aquel orfanato sólo había mujeres increíblemente sensuales, su polla latía dolorosamente entre sus piernas deseando explotar.

La mujer pasó algunas ojas de la documentación que llevaba y miró a Toni, él pudo notar como los ojos de aquella belleza lo desnudaban entero mientras recorrían cada centímetro de su cuerpo. Al finalizar su escaneo, la mujer mordisqueó el lápiz sensualmente mientras volvía su mirada a la documentación que tenía en sus manos. Toni creyó notar como los pezones de aquella mujer se marcaban duros tras repasarlo con la mirada.

-Toni Gómez ¿verdad?- preguntó ella despreocupada mientras continuaba mirando la documentación. Toni no podía responder, la sensualidad de aquella voz lo había dejado sin palabras, además: estaba amordazado y sólo podía emitir gruñidos.

-Grrrmmmmph- respondió Toni incapaz de articular cualquier palabra.

-¡Oh! ¿te han atado y amordazado?- lentamente se acercó a él y Toni descubrió como la belleza y sensualidad de aquella mujer crecía paso a paso, notó su perfume y disfrutó con sus movimientos sensuales. Su polla todavía crecía con más deseo.

Al inclinarse frente a él para desatar la mordaza, Toni pudo ver su escote acercarse a su cara, aquellas preciosas tetas se apretaban, parecían incómodas encerradas en aquella bata, en cualquier momento podrían salirse. Su polla continuaba latiendo excitada.

Notó un gran alivio cuando le quitó la mordaza, tenía parte de la boca dormida pero su polla continuaba dura como una piedra y sus manos continuaban esposadas a su espalda.

-¿Mejor así?- preguntó ella de nuevo. Su voz sexy, sus movimientos sensuales, aquellos labios carnosos mordisqueando con vicio aquel lápiz mientras sus pechos luchaban por escapar de aquella bata con los pezones erguidos. Toni sentía dolor, su excitación era total y aquella mujer lo estaba poniendo todavía más cachondo, seguro que lo hacía queriendo.

-Mejor si me desatas del todo y me chupas la polla, ¿no?- respondió Toni cuando se sintió de nuevo la boca. Ante su sorpresa, aquella mujer le sonrió y se situó a su espalda. Lo liberó de sus esposas y le permitió levantarse.

Toni se levantó entre fascinado y sorprendido al notarse desatado y liberado. Se dio la vuelta vio aquella mujer arrodillada a sus pies, su polla continuaba dura y erguida. Su excitación y sorpresa aumentó al observar como la rubia le desabrochaba los pantalones y engullía su polla con maestría. Los ojos de Toni se volvieron blancos de placer mientras Raquel chupaba con experiencia aquella polla joven y excitada.

Segundos más tarde, Toni notó como explotaba en la boca de aquella mujer y se sorprendió todavía más al notar como aquella mujer continuaba chupando con maestría mientras tragaba su semen con rapidez. Raquel continuó chupando y tragando hasta que la polla de Toni quedó flácida, entonces ella lo miró directamente a los ojos con expresión ardiente.

-¡Oh Diós ha sido genial!- indicó Toni. -Eres una zorrita con experiencia- agregó cuando sus miradas se encontraron. -Luego tal vez te permita volver a chuparla- dijo mientras se cubría de nuevo con su ropa interior. Raquel lo impidió y volvió a bajarle los calzoncillos.

-¡Eh! ¿Qué coño haces?- Toni intentó volver a taparse con su ropa, pero ella le inmovilizó los brazos en sus costados cogiéndolo fuertemente de las muñecas. Toni, asustado se sintió impotente al ver como aquella mujer lo miraba ardiente mientras inmovilizaba sus brazos y piernas. Toni luchó por escapar pero no podía, ella lo tenía rodeado y no lograba moverse.

-¡Más!- susurró ardiente ella antes de volver a jugar con su polla. Él luchó por liberarse pero la lengua de aquella mujer tenía más poder sobre su polla que él. En segundos su falo volvía a estar duro y preparado entre aquellos labios, al rato se sintió de nuevo en la gloria y se dejó llevar. Aquella belleza le chupaba la polla magistralmente, esta vez era más agresiva y Toni no lograba disfrutar tanto pero se corrió de nuevo.

Intentó apartarse al finalizar, pero no pudo, empezó a sentirse asustado y frustrado al descubrirse indefenso en las manos de aquella mujer que le chupaba la polla con un deseo enfermizo. Parecía que ella era más fuerte que él, había intentado con todas sus fuerzas liberarse pero no había conseguido moverse ni un milímetro. Sus muñecas le ardían de dolor bajo la presión de aquellas manos femeninas pero firmes.

Toni no pudo evitar correrse de nuevo mientras su cuerpo temblaba de miedo y placer, Raquel lo mantenía agarrado de sus muñecas, sosteniéndolo quieto mientras, con su lengua, recorría y absorvía cada centímetro de aquella polla dura y sabrosa.

-Basta ¡oh! no puedo más, suéltame- Raquel sonrió al oír las súplicas del muchacho.

-¿No querías que te chupara la polla pequeñín?- respondió con aquella voz tan sensual y provocadora. Toni tembló al descubrir su mirada penetrante y ardiente. Luchó por liberarse, pero al igual que antes no consiguió moverse ni un pelo, sus lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras se notaba violado. -Por favor, basta- suplicó entre lágrimas tras correrse de nuevo.

-¡Te la voy a chupar hasta que sangre!- respondió ella mientras miraba fijamente a los ojos de su "presa". Raquel no pudo evitar reirse a carcajadas cuando notó el terror en los ojos del muchacho.

-La quiero dura- susurró ella antes de cerrar los ojos y volver a absorber la polla de Toni entre sus labios. Se sorprendió al descubrir su polla de nuevo dura y lista en la boca de aquella mujer, él no quería... pero no podía hacer nada, aquella mujer controlaba su sexo. Toni lloró como un niño cuando notó impotente como se corría de nuevo y como aquella hermosura de mujer sensual y erótica, tragaba, chupaba y absorbía con fuerza su leche, causando en él un gran dolor.

Toni se corrió multitud de veces en la boca de aquella mujer mientras lloraba desconsolado e impotente, su sueño de ver a aquella belleza chuparle la polla, se había convertido en una pesadilla. Hacía rato que no disfrutaba, todo lo contrario: le dolían los huevos y sentía su polla tremendamente irritada. A todo ello había que sumarle la humillación de sentirse violado e indefenso a manos de aquella rubia de ojos azules.

Aquella rubia llevaba horas chupándole la polla y ya no era nada agradable. Se había corrido mínimo 15 veces. Ahora, cada vez que se corría experimentaba un punzante dolor en la cabeza. Nunca se había corrido tantas veces y toda su sangre llevaba rato entre sus piernas, se sintió débil y se volvió a correr mientras ella aspiraba su polla con deseo, correrse era doloroso, se mareó y notó dolor mucho dolor... luego el silencio y la oscuridad.

Toni despertó en la misma sala, miró a su alrededor y se alivió por encontrarse sólo, se sentía mareado, su cabeza y su polla le dolían horrores. Intentó cubrirse, pero para su sorpresa descubrió que estaba completamente desnudo y en la sala no había rastro de su ropa "maldita zorra".

Se examinó la polla, estaba hinchada y roja, habían zonas que parecían estar en carne viva. Le saltaban las lágrimas sólo con tocarla del dolor que le causaba. Se levantó lentamente y pensó en la mujer que le había echo eso. Nunca hubiera imaginado que fuera tan doloroso ser exprimido durante horas, pero se sentía exhausto y no deseaba repetirlo. Tenía que salir de aquel lugar.

Su corazón se congeló al verla de nuevo aparecer en la sala.

-Hola pequeñín, al parecer te has desmayado antes de acabar contigo- dijo divertida al ver la expresión de horror en la cara de Toni.

-Estaba disfrutando mucho complaciéndote- agregó entre risas mientras Toni retrocedía asustado. Todo su cuerpo temblaba al mirarla.

-No... por... por favor, haré lo que quieras.- consiguió expresar Toni entre sollozos. -No me hagas nada... por favor- agregó temblando.

Raquel disfrutaba mucho con su trabajo, aquel "orfanato" era en realidad una especie de prisión en la que acababan todos los menores problemáticos, todos aquellos que no habían podido ser reinsertados en la sociedad. Toni ya había pasado por todos los correccionales y orfanatos posibles, no había aguantado en ninguna familia de acogida y sólo generaba problemas.

El gobierno había decidido que era el momento de "encerrarlo" en el orfanato. Él todavía no lo sabía pero no saldría con vida de aquel lugar. Ningún hombre salía con vida de aquel lugar.

-No me voy a pasar el día chupándote la polla pequeñín- Toni se sintió aliviado al escuchar esas palabras pero una sensación todavía peor le congeló la sangre al notar la mirada de aquella mujer. Todavía no había acabado con él. -Siéntate- le ordenó con aquella voz sensual y susurrante.

Él acató la orden todavía temblando y se quedó mirando asustado a aquella belleza que lo había llevado hasta su límite sexual. Ella se acercó lentamente, contoneando sus curvas y desabrochándose los botones de la bata. Toni sintió dolor cuando su polla reaccionó a los estímulos y empezó a crecer. Él no lo podía entender, cómo aquella mujer podía tener tal poder sobre sus reacciones. Su polla no le pertenecía.

Raquel se sentó en la mesa y se abrió de piernas. Toni pudo ver aquel coño insaciable latir de excitación mientras ella se acariciaba con sus propios dedos.

-Ahora te toca a tí darme placer- susurró ella mientras tiraba de la cabeza del muchacho entre sus piernas. Toni intentó evitarlo, pero de nuevo se vio indefenso entre las manos de aquella belleza rubia. Primero olió el aroma de su sexo, luego notó como su nariz se humedecía en contacto con las paredes del sexo femenino y finalmente notó toda su cara empapada contra la rosada piel de aquella rubia de ojos azules.

-Ahora chupa- ordenó ella mientras apretaba con fuerza la cara del muchacho contra su sexo y lo rodeaba con sus piernas, impidiendo que se moviera. Raquel disfrutaba moviendo las caderas y frotando la cara de Toni en su sexo, los orgasmos llegaban uno detrás de otro. Era su trabajo y disfrutaba con él. Sus orgasmos se multiplicaban de intensidad al notar los sollozos y súplicas de Toni, indefenso entre sus piernas mientras ella lo engullía sin compasión.

Toni sentía su cara mojada y aplastada contra aquel coño generoso e insaciable y no podía respirar, a veces lograba tomar una bocanada de aire pero cada vez costaba más, cada vez estaba más "dentro" de ella, notaba como sus labios lo engullían y como la oscuridad se abalanzaba sobre él. No podía respirar... perdió el conocimiento.

Raquel lo abofeteó para despertarlo. Toni miró a su alrededor confundido y una expresión de terror invadió su cara cuando vio a Raquel, totalmente desnuda y de pie sobre él. Tenía un pie a su izquierda y el otro a la derecha, justo en medio de su mirada estaba su ardiente coño, parecía que lo esperaba para comérselo de nuevo. Al verla desnuda, Toni entendió porqué no había podido detener a aquella mujer. Ella era una amazona, una valkyria un ser superior. Su cuerpo no sólo era bello y femenino, tamibén era compacto y firme, atlético y musculado. Él no podía hacer nada contra aquel poder, no podía ganar contra aquella mujer.

-No, por favor- suplicó Toni a la vez que rompía a llorar como un niño. Raquel disfrutó al sentir su poder sobre aquel mocoso llorón. No pudo evitar dibujar una sonrisa cruel y perversa mientras miraba directamente a los ojos de su víctima. Lentamente dobló sus piernas y Toni vio impotente como aquella mujer se sentaba lentamente sobre su cara mientras reía de forma perversa.

Sintió pánico al notarse engullido por aquella mujer de nuevo. No podía respirar y su cara se llenaba de fluidos calientes mientras su captora se follaba su cara y gritaba de placer. Intentó apartarla pero fue imposible, él estaba agotado y vencido y ella continuaba saltando sobre su cara, usándolo para su propio placer. Toni perdió el conocimiento de nuevo cuando los orgasmos de Raquel inundaron su boca, garganta y pulmones.

Al recuperar la consciencia, descubrió que nada había cambiado, ella continuaba sentada sobre su cara, frotando su insaciable sexo contra su faz. Él se sentía agobiado, utilizado, violado y no podía hacer nada. Toda su cara estaba empapada de jugos femeninos. Intentó de nuevo apartar aquella mujer que aplastaba su cabeza contra el suelo y botaba alegre sobre su cara, pero le fue imposible, era incapaz de mover aquella belleza rubia.

Ella disfrutaba al máximo, sus impulsos sexuales la habían llevado en más de una ocasión a torear con grandes problemas. Ahora no tenía que preocuparse por el efecto que sus necesidades sexuales podían causarle, aquel muchacho no iba a causarle problemas, ningún muchacho de los encerrados en aquel lugar le iba a dar problemas. Podía hacer lo que quería con ellos y estaba disfrutando.

Agarró con fuerza la cabeza de Toni por el pelo y tiró con fuerza, hundiendo su cara entre sus piernas. Su excitación aumentó al ver el terror y el miedo en los ojos del chico. Se corrió de nuevo mientras apretaba con fuerza la cabeza del muchacho, tan fuerte apretó que Toni cayó de nuevo inconsciente a causa de la presión ejercida en su cabeza.

Raquel soltó su presa satisfecha, él no lo sabía pero hacía 6 horas y 35 minutos exactamente que había empezado su fin. Aquel lugar estaba repleto de mujeres agresivas, fuertes y sexualmente insaciables. Mujeres que se pasaban el día y la noche torturando, golpeando, humillando, violando, destrozando y... matando a aquellos muchachos sin futuro.

Al despertar la vió sentada, él se encontraba tirado en el suelo, su cuerpo le dolía, su cara sangraba, volvió a temblar de miedo al notar su mirada. Ella fumaba un cigarro tranquila mientras lo miraba con aquellos ojos ardientes y crueles. Toni rompió a llorar.

Raquel lo miró y disfrutó tocándose mientras lo miraba retorcerse en el suelo. -¡Oh! como me pones, quiero sentirte dentro de mi- agregó tras disfrutar de un generoso orgasmo.

Horrorizado, Toni vio como aquella belleza rubia lo agarraba del pelo y lo obligaba a levantarse. Lo aplastó contra una de las paredes y entonces notó lo insignificante e indefenso que era frente a Raquel. Hasta ahora no había tenido la oportunidad de medirse con ella. Era la primera vez que ambos estaban de pie uno frente al otro y Toni tuvo que inclinar la cabeza y levantar la vista para encontrarse con los ardientes ojos de Raquel.

Ella agarró de nuevo los brazos de Toni por las muñecas y los inmovilizó, esta vez sobre su cabeza, también lo rodeó con sus piernas, colocándolo contra la pared a la vez que apretaba su torso contra su cara. Él no pudo hacer nada para evitarlo, estaba bajo el dominio de aquella mujer, ella era más alta, más fuerte, más sexy, más bella y él se sentía totalmente vencido.

Lo obligó a chuparle los pezones durante horas mientras lo aplastaba contra la pared, ella se frotaba agresiva contra su cuerpo, aplastándolo con sus piernas, con sus brazos y con su cuerpo. Raquel disfrutaba mientras los orgasmos la invadían, no se dio cuenta que Toni llevaba un buen rato inconsciente y ahogado entre sus pechos. Se sorprendió al notarlo caer como un saco de patatas al suelo cuando lo liberó de su presión con la intención de follárselo.

Raquel debía tener cuidado, aquel muchacho no llegaba a medio hombre, era demasiado débil y ella lo estaba matando sólo dejándose llevar por su excitación y placer. Decidió que ya era suficiente por hoy y cogiéndolo de un tobillo, lo arrastró desnudo hasta una celda oscura. Allí lo encerró.

-Mañana acabaré contigo- susurró antes de irse.

Continuará...

lunes, 2 de noviembre de 2009

Donna, La comprensión del ser

40 años había tardado en descubrirme, a comprender mi rol en la vida y disfrutar de mi cuerpo. La naturaleza me había obsequiado con un gran cuerpo, ahora era consciente de mi regalo, pero durante 40 años me había sentido acomplejada por mi físico. Siempre he sido especial, más alta y pesada que la mayoría de mujeres, algo que durante años me ha molestado.

Ahora sabía la verdad y podía gozar de mi cuerpo, los lazos invisibles que me encasillaban como madre y esposa habían sido cortados. Por fin me sentía liberada y satisfecha, sólo sentía lástima por haber desperdiciado tantos años de mi vida bajo una educación anticuada, machista y equivocada.

Ahora controlaba mi vida y mis deseos, hacía lo que quería y me daba igual lo que la sociedad pensara. Llevaba 40 años haciendo las cosas tal y como "estaba escrito", mi vida se limitaba a limpiar, fregar y cocinar, cuidar la casa, los niños y abrirme de piernas cada vez que mi marido lo pedía, así me habían educado y así se había echo siempre. Pero yo no era feliz.

Ojalá hubiera conocido antes a Eva. Ella me había abierto los ojos. La conocí en el gimnasio al que mi marido me obligó a ir. Según él, estaba engordando y no lo excitaba, por eso me "aconsejó" que fuera al gimnasio al menos un par de tardes a la semana para eliminar mi "asqueroso culo celulítico". Ese era el rol que jugaba en mi vida, cumplir las órdenes y deseos de mi marido, para ello había sido educada, es lo que las mujeres debían hacer.

La primera vez que la ví me impresionó. Eva dedicaba varias horas al día a tonificar su cuerpo, no era tan alta como yo pero tenía un cuerpo musculado y duro, grande y potente. Yo casi tenía su cuerpo al natural y luchaba por esconderlo, ella en cambio se sacrificaba por conseguirlo. Yo no entendía a aquellas mujeres que sacrificaban tanto tiempo y esfuerzo en hacer crecer sus músculos. No podía ser "excitante" para un hombre, la mujer tiene que ser femenina, tierna y dulce, o al menos eso era lo que yo pensaba (o más bien lo que me habían inculcado a creer).

Ante mi sorpresa, estaba equivocada, podía comprobar con mis propios ojos como la mayoría de hombres existentes en el gimnasio babeaban por Eva, podía notar sus pollas duras y sus ardientes miradas clavadas en el tonificado cuerpo de aquella mujer. Pocos eran los que sentían indiferencia, la mayoría deseaban aquel cuerpo, incluso yo me descubrí a mí misma observando sus curvas e imaginando su cuerpo desnudo. Era un imán del deseo, una diosa de la sensualidad.

Fue ella quién inició la conversación, nunca la había visto hablar con nadie en el gimnasio pero ahora lo hacía conmigo, me sentí afortunada y nerviosa a la vez, no podía evitar mirar su cuerpo de amazona, su piel emanaba poder y sus curvas eran poderosas y sensuales. Nunca había sentido aquel deseo por una mujer, no me consideraba lesbiana pero de ella emanaba una fuerza especial, un deseo extraño.

-Sueles usar bastante esta máquina pero la usas mal- me indicó mientras señalaba el aparato sobre el que yo estaba sentada. -Te podrías hacer daño si continúas realizando mal tus ejercicios- agregó. Me enseñó a utilizar la máquina y allí empezó nuestra amistad. Empezamos a trabajar juntas, quedábamos cada día e íbamos a realizar nuestros ejercicios, ella me ayudó mucho a mejorar mi físico y en poco tiempo nos habíamos hecho buenas amigas. Me invitó a su casa.

Llegué a la hora acordada, yo sóla, ella no quería que fuera con compañía dijo que tenía que enseñarme y explicarme cosas importantes, conceptos que harían cambiar mi percepción de la vida y de mi rol en el mundo actual. Al llegar me quedé paralizada, si la dirección era correcta, Eva vivía en una mansión lujosa de la zona alta de la ciudad. Llamé y esperé, ella misma me abrió la puerta de su casa.

-¡Hola!- exclamó al verme -Me hace mucha ilusión que hayas venido- agregó mientras me ayudaba a entrar. El recibidor era amplio y lujoso, al final se podía ver una escalinata serpentear hacia los pisos superiores, el suelo brillaba como el mármol y los grandes ventanales dejaban que la luz inundara la casa. -Tienes una casa preciosa-.

-Gracias, tú también podrías tenerla- agregó con una sonrisa burlona. No entendí esa respuesta, pero antes de poder preguntar me ayudó con la chaqueta y me guió hacia una terraza con una gran piscina, rodeada de un jardín y bellas esculturas. Nos sentamos en la terraza y empezamos a hablar.

-Te tengo mucha envidia Donna- yo no podía creer lo que aquella mujer me estaba diciendo, tenía un cuerpo de escándalo, una casa increíble, era jóven (mínimo 10 años menos que yo) y al parecer, disfrutaba de una buena posición social pero, estaba declarando envidia hacia mi persona. -¿envidia? ¿tú? ¿de mi?- pregunté sorprendida -¿envidia de qué?-

-¿Cuánto mides?- sus ojos estudiaban mi cuerpo mientras, seria, esperaba una respuesta. -1.92 m.- respondí avergonzada.

-¿Ves todo esto?- preguntó mientras con su mano abarcaba todo el jardín. -Lo he conseguido todo gracias a mi 1.75 m. de altura y mis 72 kilos de peso.- yo miraba fijamente sin acabar de comprender -¿Sabes lo que podrías tener tú con ese cuerpo de Diosa?- Su pregunta me había cogido desprevenida de nuevo, ¿Diosa? ¿aquella mujer me acababa de llamar Diosa a mi?. No es que yo tuviera una gran autoestima pero llamarme Diosa me pareció ridículo.

-No soy ninguna Diosa, soy una mujer demasiado alta y demasiado grande para atraer a los hombres, no soy grácil ni consigo que los hombres me miren como te miran a tí- respondí casi deprimida. Ella no dijo nada, se quedó congelada mientras me miraba con los ojos como platos.

-Estás muy equivocada, todavía crees que hay dos tipos de personas: los hombres y las mujeres y que la mujer, por definición, debe asumir un rol sumiso mientras que el hombre ha de ser la parte fuerte y dominante de la relación. Pero no es exactamente así. Efectivamente hay dos tipos de personas, pero el sexo no es el criterio decisivo. Hay personas fuertes y dominantes y otras que son débiles y sumisas.- Yo escuchaba atentamente las palabras de aquella mujer sin acabar de entender sus explicaciones.

-Tú formas parte del primer grupo, eres una persona grande, fuerte y poderosa, destinada a dominar y someter a las personas más débiles que tú. Eres una diosa para todo aquel que te mire levantando la cabeza, incluso para mí.-

Yo no podía creer lo que estaba oyendo, ella continuó hablando - El primer día que te vi me impresioné, tienes un cuerpo estupendo y debes tomar el control de tu vida, no puede ser que estés disfrutando de tu vida si te avergüenzas de tu cuerpo. He llegado a soñar con tu piel desnuda y eso que no me gustan las mujeres, me atraes y no sólo a mi. He visto como te miran los hombres, como se mezcla el miedo y el deseo en su mirada...-

Yo escuchaba sin creer. Yo era quién pensaba esto de ella. A ella la miraban los hombres, ella era el deseo y la sensualidad.

-¿Eres feliz con la vida que llevas?- preguntó de repente. -Tengo dos hijas y un marido estupendo al que quiero- respondí sin vacilar. Ella resopló, como si mi respuesta no la hubiera convencido. -No te he preguntado lo que tienes o dejas de tener, ni te he preguntado por tus pensamientos y sentimientos. La pregunta es bien sencilla: ¿eres feliz con tu vida?-

Pensé detenidamente en ello, vivía en una buena casa, tenía el dinero suficiente para mis caprichos, un marido listo, unos hijos magníficos, amistades, hobbies... si, debía ser feliz.

-Si, soy feliz- respondí decidida. Al parecer aquella respuesta tampoco fue del agrado de mi nueva amiga. -¿Seguro? ¿Cómo es el sexo con tu marido?-

Aquella pregunta me pareció inapropiada y me hizo sentir incómoda. -Eso es muy personal para contestártelo- respondí algo indignada. -Perdona, no quería hacerte sentir incómoda, pero así al final lograrías comprender a dónde quiero llegar. Yo si que practico el sexo, a diario y varias veces al día, lo hago cómo quiero y hago lo que quiero con quién quiero...-

Me estaba incomodando, no necesitaba conocer la vida sexual de Eva pero me intrigaba eso de 'como quiero' y 'lo que quiero', no eran las palabras que una mujer solía usar para definir sus relaciones sexuales, continué escuchando - siempre disfruto del sexo hasta el final, siempre llego al orgasmo y siempre me follo a quien quiero. Yo, al igual que tú, formo parte del primer grupo de personas y disfruto dominando y sometiendo a los hombres que forman parte del segundo grupo es mi naturaleza y sí, yo soy feliz.-

Eva se quedó mirándome mientras yo pensaba en lo que me había dicho, me sentía cachonda, mis deseos se habían encendido al imaginar todo lo que Eva hacía y sentí un deseo reprimido años atrás, un deseo salvaje e irracional, la breve descripción de su vida sexual me había encendido como nunca antes.

-Yo soy feliz porqué hago lo que quiero cómo quiero y cuándo quiero, los hombres pisan el suelo por el que ando y se esfuerzan en darme placer, siempre me corro al follar, a veces varias veces y lo hago con quién quiero, los humillo física y sexualmente, ya que mi cuerpo y mis músculos lo permiten, incluso los penetro. No puedes imaginar la sensación de fuerza y poder que se siente al desgarrar la virginidad de un indefenso hombre.... yo sí soy feliz ¿eres tú feliz?-

Me quedé pensando un largo rato mientras mis bragas se humedecían imaginándome a mi realizando aquellos actos. Realmente deseaba sentir aquel poder, aquella fuerza. Yo no disfrutaba de orgasmos con mi marido, no me dedicaba a disfrutar mi vida. En mi cabeza se mezclaban imágenes de Eva, la imaginaba golpeando, humillando y penetrando a pequeños hombrecitos y me estaba sintiendo muy caliente. Yo también quería hacer esas cosas y notar ese poder. Me imaginé follando salvajemente, montando a mi marido y obligándolo a chupar mi sexo hasta que quedara satisfecha. ¡Oh Diós! no, no era nada feliz.

-entonces...- continuó Eva al observar mi expresión -¿eres feliz con tu vida?- las lágrimas recorrieron mis mejillas al entender mi equivocación, yo quería esa vida y lo peor es que yo podía tener esa vida, de repente necesité obtener el control de mi vida.

-No, no soy feliz con mi vida- respondí amargada. De repente me sentí muy enfadada con el mundo y conmigo misma. -No es tarde- susurró Eva. -Todavía puedes tomar el control de tu vida, nunca es tarde para empezar a vivir.-

De aquello hacía ya casi un año. Ahora había tomado el control de mi vida, mi cuerpo todavía pesaba más a causa de los músculos y Eva tenía razón, la sensación de poder y fuerza que sentía al dominar, humillar y someter a los hombres débiles me volvía loca de placer. Ya no me avergonzaba mi estatura, incluso vestía con largos tacones que me hacían pasar claramente los 2 metros de altura. Ahora disfrutaba exhibiendo mi cuerpo y notando las miradas clavarse en él.

Mucho había cambiado mi vida, ahora vivía en una casa en el mismo barrio de Eva, mi marido se había convertido en uno de mis juguetes y yo disfrutaba de mi cuerpo y de mi vida. Allí estaba yo mientras pensaba en todo ello, estirada en el sofá de mi casa, viendo la tele y disfrutando de increíbles orgasmos. Entre mis piernas se encontraba la cabeza de uno de mis juguetes de sólo 19 añitos. Llevaba más de una hora chupando y lamiendo mi insaciable coño, y la sensación mejoraba cuando apretaba mis, ahora bien musculados muslos con fuerza, aplastando su cabeza contra mi entrepierna y frotándola con fuerza contra su dolorida cara. Me excitaba leer el miedo en sus ojos, le repetía una y otra vez que lo iba a matar aplastado contra mi coño si no me hacía disfrutar y él se lo creía, podía ver sus lágrimas mientras introducía la lengua profundamente en mi ser.

Yo soy una Diosa y agradezco a Eva el abrirme los ojos, podía hacer lo que quisiera incluso matar de verdad a aquel estudiante entre mis piernas, sólo tenía que apretar con fuerza y su cabeza explotaría como un melón, conocía muy bien mi fuerza y mis poderosas piernas eran capaces de eso y mucho más. Me corrí de nuevo en la boca de aquel juguete mientras apretaba con fuerza mis piernas, pude notar como crujía su craneo, incapaz de resistirse a mi fuerza. Me detuve a tiempo antes de matarlo. Abrí mis piernas y cayó redondo al suelo, semiinconsciente.

Miré a mi juguete, tirado en el suelo, recuperándose de mi sesión de placer y pensé de nuevo en las palabras de Eva, realmente era una Diosa para aquel grupo de personas, mis juguetes me deseaban y me necesitaban, no podían vivir sin mi aunque los humillara y maltratara, me gustaba notar su dependencia y lo patético de su existencia. Ordené que me besara el pié y así lo hizo, estaba destrozado y cansado pero acató mi orden sin rechistar.

Quizá el lector piense que soy cruel y que no tengo derecho a usar así a las personas pero, realmente hay dos grupos de personas, las dominantes y las sumisas, yo decidí ser dominante y ellos han decidido ser sumisos, yo no los obligo a quedarse y pueden irse cuando quieran ya que no están atados ni prisioneros, pero, para ellos ese es el peor castigo de todos, necesitan besar mis pies y cumplir mis deseos y ordenes, es su naturaleza.

Esta es la primera historia acerca de mi vida, en ella he explicado cómo encontré mi naturaleza, en la siguiente explicaré cómo Eva me enseñó mi potencial.

Evolución del matrimonio

1 - Golpeado

Recordaba los tiempos pasados, cuando le inculcó el boxeo, entonces ella era una mujer débil e inexperta, incapaz de defenderse físicamente. Empezaban a conocerse y en aquel entonces, él podía vencerla fácilmente, incluso tenía que ir con cuidado para no dañarla en exceso. Actualmente ella era una boxeadora de alto nivel y él se había convertido en su entrenador. David estaba impresionado con la evolución de su mujer, había aprendido rápidamente y ahora era él quien tenía que tener cuidado de no acabar "KO".

La crisis también los había golpeado y era complicado encontrar combates, las cosas se estaban volviendo complicadas, pero allí estaba, entrenando a su mujer y buscándole un buen combate con el que poder ganar mucho dinero. El boxeo estaba pasando malos momentos, pero había combates alternativos en los que se ganaba mucho dinero, aunque tal vez ella no estuviera preparada.

Los golpes se repetían. Lo estaba castigando, se encontraba acorralado en una esquina mientras ella lo golpeaba sin compasión, David intentaba proteger su cuerpo de los potentes puñetazos de su mujer, pero Clara siempre encontraba una zona desprotegida que golpear. Las series caían sobre él con rapidez y potencia. No vio venir el gancho, sólo notó como el mundo se evaporaba mientras caía inconsciente al suelo.

-Tendré que buscarme un hombre de verdad- bromeó ella cuando él recuperó el conocimiento, él continuaba tumbado y ella estaba sentada sobre el pecho de su marido. Él la miró con rabia, no le gustaban nada esos comentarios, él era un hombre de verdad, grande y fuerte, el problema era ella, era demasiada buena y pocos hombre podrían mantenerse en pié después de haber probado la lluvia de puñetazos que aquella mujer era capaz de realizar.

-He vuelto a vencer- expresó con júbilo mientras levantaba sus brazos en símbolo de victoria. David no pudo evitar mirar aquellos brazos, duros e hinchados tras un duro entreno. Realmente era una mujer fuerte, pero no había perdido su belleza femenina. Intentó apartar a Clara de encima, pero ella no se dejó, sino que apretó con mas fuerza sus piernas, aprisionando sus brazos en los costados, ahora David estaba inmovilizado bajo la boxeadora, no era capaz de liberarse.

-¡Suéltame Clara!- gritó él indignado. No le gustaba esa situación, últimamente su mujer disfrutaba humillándolo de esa manera. David tenía su propia teoría acerca del poder, no era cierto que los hombres fueran más agresivos que las mujeres, sino que, el ser más fuerte y poderoso es también más agresivo, y el sexo no tenía nada que ver, una mujer fuerte y poderosa es más agresiva que un hombre pequeño y débil, y allí estaba su mujer para afirmar su teoría, cada vez más fuerte y cada vez más agresiva.

-¿Y qué harás si no te suelto?- David luchó para liberar su cuerpo, pero no logró nada, ella continuaba sentada sobre su pecho y sus piernas lo abrazaban, inmovilizando sus brazos. Ella disfrutaba viendo los inútiles esfuerzos de David por liberarse, gozaba de su superioridad, se excitaba dominando al hombre. Su hombre.

-Voy a follarte- indicó decidida. David aceleró sus intentos de escapar, no le gustaba la mirada de su mujer. -Mmmm me encanta cuando te retuerces entre mis piernas- Él usó toda su fuerza pero fue inútil, sus brazos seguían prisioneros. -¿Quieres que te folle verdad?- preguntó Clara amenazadora. -¡Suéltame! - gritó entre dientes -yo no quiero y no puedes obligarme, así que suéltame o...- Ella lo miró profundamente -o ¿que?- respondió -¿qué crees que puedes hacerme? ¿no te queda claro quién está encima?- David apretó los dientes, no le gustaba sentirse dominado, volvió a luchar para liberarse mientras oía las carcajadas de su mujer. -Voy a follarte aquí y ahora y no podrás hacer nada para detenerme-.

2 - Violado

Clara desplazó sus manos lentamente por el cuerpo de su marido, David pataleó impotente mientras las manos de la boxeadora se dirigían entre sus piernas, David notaba la mirada de Clara clavarse en sus ojos, notó las caricias de su mujer, no pudo evitar jadear de placer cuando notó el contacto con su sexo. Impotente luchó por liberar los brazos mientras ella acariciaba su polla con experimentadas manos, a los pocos segundos él ya no luchaba y su polla se mostraba erguida y dura entre las manos de su mujer.

-¿Ves? puedo hacer contigo lo que quiera- indicó ella al notar la polla latir de excitación entre sus manos, tan dura, tan grande. Él jadeaba mientras ella lo pajeaba, la mirada de Clara se clavaba en los ojos de su marido mientras lo llevaba al orgasmo. Los jadeos aumentaron el ritmo y Clara se excitó al máximo cuando su marido se corrió. El semen salía disparado con fuerza. David cerró los ojos humillado mientras su mujer reía a carcajadas.

-Eres mio y puedo usarte cuando quieras ¿Entendido?- David continuaba experimentando olas de placer mientras Clara continuaba ordeñándolo.

-Entendido- respondió mientras se recuperaba. -Ya puedes soltarme, tú ganas- agregó impotente entre las piernas de su dominadora. Se sentía humillado y quería desaparacer.

-Yo decido cuando ha acabado, y todavía no he acabado contigo, quiero más- las manos seguían acariciando la polla de David y lo siguieron ordeñando hasta que volvió a estar dura.

Notó alivio cuando Clara se levantó de su cuerpo, sus brazos estaban libres aunque doloridos, intentó levantarse pero la excitada boxeadora lo evitó colocando un pié en el pecho de David y apetándolo contra el suelo.

-Quítame los boxers ahora- ordenó Clara a su perplejo marido, él se dejó llevar por su miedo y cumplió las órdenes de su mujer, ella se libró del top y entonces David pudo disfrutar de aquella visión, su mujer, totalmente desnuda, era una mujer excitante. Rápidamente ella se sentó de nuevo sobre su marido y lo apresó con fuerza de las muñecas.

Él notó impotente como su mujer lo volvía a inmovilizar, esta vez se había sentado sobre su barriga, había colocado los brazos sobre su cabeza y los agarraba firmemente de las muñecas, él intentó liberarse pero era inútil. Clara lo miraba desafiante mientras iba descendiendo lentamente el torso sobre su cara. Obligó a su marido a abrir la boca e introdujo un endurecido pezón entre sus labios. No necesitó ninguna orden de la boxeadora para lamer y chupar con experiencia el sabroso pezón de su mujer.

Ella disfrutaba entre jadeos de placer mientas obligaba a su hombre a chuparle los pechos, alternaba los movimientos y aplastaba su pecho contra la cara de su marido, ahogándolo entre sus tetas, no podía esperar más, su coño latía de excitación y quería cabalgar sobre la enorme y preciosa polla de su hombre, era su hombre y aquella era su polla.

Rápidamente movió sus caderas y hundió la polla profundamente entre sus piernas. Él no pudo hacer nada, estaba siendo violado por su mujer y no era la primera vez que ella lo usaba para su propio placer sexual, sus muñecas ardían de dolor mientras su excitada mujer las retorcía con fuerza y cabalgaba sobre él agresiva, aliviado notó como Clara liberaba sus muñecas y se apoyaba en su pecho mientras lo aplastaba con sus potentes movimientos sexuales.

David aprovechó su "libertad" para agarrar el culo de su mujer para dominarla y minimizar el dolor que los agresivos movimientos pélvicos le causaban, pero ella lo evitó y dirigió las manos de David a sus pechos, le ordenó que jugara con sus pezones mientras ella saltaba con furia sobre su polla, aplastaba sus huevos y gozaba de un inmenso placer.

-Ni se te ocurra correrte todavía- le indicó ella con una mirada depredadora mientras aumentaba el ritmo y la presión. David se notaba al límite, no podía aguantar más, pero se concentró para cumplir los deseos de Clara. Al poco rato los gritos de Clara desgarraron el ambiente, él se sumó soltando su carga y gritando de placer. Ambos se corrieron al unísono entre jadeos.

Los cuerpos se quedaron enlazados en el suelo, recuperándose lentamente del esfuerzo realizado. Clara besó a su marido y se levantó.

-Voy a la ducha, no tardes-

Él la miró inmóvil mientras ella desaparecía de su visión. Al poco rato, él la siguió, sabía lo que ella quería y lo mejor era cumplir sus deseos, así que se metió con Clara y le masajeó el cuerpo bajo el agua, ella disfrutó al notar las manos de su marido recorrer su piel, se excitó de nuevo.

David pasó el resto del tiempo en la ducha, arrodillado, con la cabeza entre las piernas de su mujer hundiendo su lengua en el ardiente sexo de Clara hasta que ella se sintió satisfecha.

Él se sentía humillado, utilizado y violado.

-Últimamente siempre hacemos lo que tú quieres Clara- Ella lo ignoró y continuó secándose la piel. -A mi también me gustaría que me chuparas la polla en el ducha y nunca te he obligado a ello ¿Quizá la próxima vez podrías...?-

Clara, sorprendida, se echó a reir. -Es sencillo- respondió -Sólo tienes que convencer a estos dos- y, flexionando los brazos, mostró orgullosa sus hinchados y potentes bíceps. -Mientras no los convenzas, seguiré haciendo contigo lo que quiera, me encanta usarte y sentirte indefenso entre mis piernas, seguirás chupándome el coño siempre que yo quiera. ¿entendido?-

David no podía creer lo que estaba ocurriendo. -¡Yo nunca te he obligado ni pegado ni violado!- siempre te he tratado con respeto y no permitiré que continúes mostrando tan poco respeto por mi-

-Yo no soy tú- respondió Clara -siempre he deseado ser fuerte y poderosa, someter al "hombre" bajo mi poder y... ahora que puedo hacerlo y que disfruto haciéndolo, no pienso dejarlo sólo porqué crees que no te lo mereces. Si quieres ser respetado lucha por ello.-

David sintió el impulso de liarse a puñetazos con su mujer pero sabía perfectamente que no tenía nada qué hacer. -¿Te gustaría follarme verdad?- agregó ella mientras su marido lo miraba con los ojos llenos de odio. -¿Apretarme contra la pared y penetrarme con tu polla?- Clara mostraba su cuerpo sexy, moviéndolo y acariciándolo con sus manos. -¿Dominarme como antaño?... pues sigue soñando hombrecito. Ya no dejaré que me toques. Ahora mando yo y yo decido qué quiero hacer contigo-.

La vida para David había cambiado para siempre.

miércoles, 20 de mayo de 2009

La Arena

Los amigos son importantes, eso es así. Cuando tu pareja te deja, tu familia te ignora y el trabajo te deprime, allí están siempre los amigos para ayudar y levantar el ánimo, y allí estaba Gloria, apoyándome en los malos momentos. La conocía desde hacía muchos años, fuimos juntas al instituto, salíamos los fines de semana, nos apoyábamos en los malos momentos, como este. Gloria era mi mejor amiga y ahora necesitaba a mis amigos.

La causa de mi depresión tenía nombre, Martín. Él era mi novio, o lo había sido. Ahora era parte de mi pasado. Hacía pocos días que descubrí su infidelidad, justamente fue Gloria quién me aviso y me hizo abrir los ojos. Mi corazón estaba destrozado y el único sentimiento que afloraba de mi ser era un odio profundo, le odiaba a él y a todos los hombres.

-¡Venga mujer, anima esa cara!- me dijo Gloria mientras paseábamos por la calle.

-¿Sabes? Hoy tengo una sorpresa para tí. Te llevaré a ver un espectáculo que te gustará.- Agregó con energía.

-No tengo ganas- respondí triste -No quiero ver ningún espectáculo ni tengo ganas de hacer muchas cosas Gloria, gracias por tu ayuda y tu apoyo pero, prefiero ir a casa y descansar un poco...-

-No no no- cortó Gloria antes de que pudiera acabar mi frase. Hoy te llevaré a un sitio muy especial y no aceptaré un no como respuesta. Si no vienes conmigo me enfadaré Eva.- La última parte me la dijo seria y contundente, sus ojos se clavaban profundamente en mi mientras esperaba mi respuesta.

-Vale vale, no te enfades Gloria, iremos dónde quieras, sólo que ya sabes, no tengo ganas y...-

-Te gustará, al menos eso creo. No es sólo un espectáculo, es un regalo especial para tí. Lo has pasado muy mal y ahora te mereces algo mejor. No puedes decirme que no, además: ya hemos llegado-

Miré alrededor, nos encontrábamos en el puerto, rodeadas de naves industriales y soledad. -¿Aquí? ¿Seguro?- pregunté extrañada.

-Si, seguro- agregó mientras se dirigía a una de las naves y golpeaba la puerta usando, lo que parecía, una especie de código. 

Aquel era un sitio oscuro, inhóspito y solitario. La brisa hizo aullar al viento, las ojas de los árboles temblaron y las sombras se retorcieron en el suelo aumentando la oscuridad de aquel sitio. La piel se me puso de gallina y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Tranquila Eva- Me dijo Goria -No has de tener miedo, no te pasará nada. Además, te gustará-

Un chirriar metálico rasgó la noche cuando la puerta de la nave empezó a abrirse lentamente, Gloria me cogió de la mano y ambas atravesamos aquellas puertas grandes y pesadas en dirección a la oscura nave.

Mis ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse a la nueva iluminación, en la entrada había una especie de recepción, Gloria se sacó la chaqueta y me indicó de hacer lo mismo, tras la mesa había una chica alta, de piel blanca, repleta de tatuajes, de pelo negro y corto. Su cara estaba llena de piercings y un maquillaje negro, gótico y, a mi parecer, tenebroso, cubría sus ojos.
 
-¿Dos?- preguntó seria. -Así es- respondió Gloria. -Quiero los mejores sitios- agregó mientras deslizaba un par de billetes de 50 sobre la mesa. La chica gótica cogió el dinero y salió de recepción. -Seguidme- agregó mientras abría unas cortinas y se introducía en un pasillo estrecho.

-Vamos- agregó Gloria. Pude notar su excitación e impaciencia. No se que sitio era aquel, pero Gloria si lo sabía y por su expresión era un sitio que le gustaba mucho, era extraño ver a Gloria tan excitada y decidida. Ambas seguimos a la recepcionista por el pasillo. Gloria me cogía de la mano, lo que me tranquilizaba.

-¿Que sitio es este?- pregunté en voz baja -Me da miedo- agregué mientras nos acercábamos al final del pasillo. -Tranquila- respondió Gloria -No te pasará nada, nadie te hará nada- Tras decir estas palabras Gloria me besó en la mano. Esa acción me sorprendió y a la vez me relajó y tranquilizó. -Venga, vamos- agregué tras mostrarle una amplia sonrisa.

La chica gótica abrió la puerta del final del pasillo y nos invitó a entrar. Era una sala enorme, y en medio había un Ring, nunca había visto uno al natural y parecía más pequeño que en la tele. También había mesas rodeando el Ring, una chica se nos acercó, era una mujer de raza negra, iba subida en unas plataformas de cuero, unas medias de rejilla cubrían sus musculadas piernas, el resto de la "ropa" era de látex. Nos guió hasta una de las mesas libres, ubicada junto al Ring.

Gloria pidió whisky con hielo, yo preferí tomar algo más ligero. En la sala había más mesas y más gente sentada en ellas, una rápida mirada a mi alrededor fue suficiente para confirmar que todo eran mujeres. En aquella sala sólo había mujeres que bebían y gritaban excitadas pidiendo que empezara el espectáculo.

-Creo que este local es de lesbianas- le susurré a Gloria. Ella me miró, sonrió y lo afirmó. -¿Te molesta acaso?- me preguntó -¿tienes algo en contra de las lesbianas?-. Su mirada profunda se clavó en mi. Justo en ese momento se iluminó una idea en mi mente. Como podía estar tan ciega. Gloria era lesbiana, tanto tiempo junto a ella y hasta ahora no me había dado cuenta de algo tan obvió. Ella nunca ha salido con chicos y nunca ha hablado bien de ellos.

-Perdóname- agregué colorada mientras intentaba esconderme vergonzosa. -No pasa nada- respondió -pensaba que ya lo sabías- dijo mientras se encendía un cigarrillo. La situación se estaba acalorando y me sentía incómoda. ¿Quizá le gustaba yo a Gloria? ¿Era su amor platónico?...

-Tranquila mi amiga- dijo entre sonrisas al ver mi preocupación -Hemos venido aquí a divertirnos ¿recuerdas? Soy Gloria, tu mejor amiga, ¡no pasa nada! vamos a pasar una magnífica velada y disfrutarás del espectáculo-. Tras decir esto me revolvió el pelo con una de sus manos. -Brindemos- agregué sonriente. -Por nosotras- dijo Gloria. -Por nosotras- repetí mientras nuestras copas se golpeaban.

Las luces de la sala se apagaron y las del Ring se encendieron justo cuando nuestras tomaron contacto con los labios. El griterío en la sala aumentó, las mujeres de la sala (incluida Gloria) se levantaron excitadas gritando y jaleando, reclamando pelea. Mi corazón palpitaba rápidamente, el ruido, los focos, el humo, el aroma, aquellas mujeres de mirada ardiente y cuerpos de escándalo.

El griterío aumentó cuando apareció una chica en medio del Ring, al igual que el resto de las "trabajadoras" del local, vestía de cuero y látex, su maquillaje oscuro y sus extremidades definidas y potentes.

La mujer miró a la sala y se acercó el micrófono a la boca -¡¡Empieza el 78º torneo de resistencia en la Arena!!- gritó con energía. La música aumentó y con ello el griterío en la sala. - Hoy tenemos excelentes ejemplares que probarán su fuerza y resistencia contra una de nuestras amazonas, recordamos a las damas que está prohibido subir o lanzar objetos al Ring.- Tras esto la mujer hizo una pausa mientras miraba al público, dando a entender que era un dato importante.

-Bien- continuó -Las reglas son sencillas, el aspirante debe aguantar como mínimo 15 minutos consciente en el Ring, si lo logra será premiado con 25.000 €uros. En caso contrario, será la amazona quién decida su destino. Sólo hay dos normas, prohibido morder y prohibido arañar-.

El griterío y la excitación en la sala aumentaban, las mujeres golpeaban las mesas y exigían que empezara el torneo.  La presentadora continuó hablando.

-¡El primer aspirante!- gritó con fuerza mientras señalaba una puerta, la puerta se abrió a la vez que unos potentes focos iluminaban la figura que emergía de ella. Un hombre, totalmente desnudo, apareció y subió al ring mientras saltaba y lanzaba puñetazos al aire.

- En la esquina izquierda... ¡Marco, de origen italiano, 1.75 metros y 82 Kilos de peso!- La sala se llenó de pitidos e insultos hacia aquel hombre que mostraba orgulloso sus músculos al público. El griterio aumentó cuando empezó a lanzar besos al público y a tocarse mientras señalaba a las mujeres con gestos humillantes.

Cuando el hombre se detuvo en su esquina y el griterío disminuyó, la presentadora continuó: -y a la derecha,  ¡1.98 metros de poder. 153 kilos de puro músculo... ¡¡Bárbara!!-. Los focos se encendieron de nuevo, iluminando otra puerta por la que apareció la mujer más grande y fuerte que jamás había visto. La sala ardía de excitación. Las mujeres gritaban y jaleaban el nombre de Bárbara mientras ella se subía al Ring y mostraba su increíble y desnudo cuerpo al público.

Marco, el aspirante ya no saltaba ni mostraba sus músculos. Su cuerpo estaba congelado de terror mientras sus ojos, abiertos de par en par, miraban a aquella increíble amazona. Pude notar como sus rodillas temblaban y su boca se abría mientras Bárbara flexionaba sus brazos, mostrando unos músculos titánicos e increíbles. Yo no sabía que una mujer pudiera ser tan grande y tan fuerte. El hombretón parecía un niño pequeño e indefenso al lado de Bárbara. Esa mujer era tan increíble que de repente tuve la necesidad de tener sexo con ella, me imaginé en sus manos mientras ella me llevaba al clímax.

El "Dong" de la campana marcó el inicio del torneo y sacó al aspirante (y a mi) de su estado de perplejidad. Marco, rápidamente dió la vuelta e intentó escapar del Ring. Las mujeres de la sala lo insultaron e increparon al ver su patético, e inútil intento de fuga. Antes de poder saltar, Bárbara lo había cogido y lo arrastraba hacia el centro del Ring mientras él chillaba y lloraba presa del pánico y del terror que aquella gigantesca mujer producía.

-Pelea gusano- le dijo Bárbara al asustado macho mientras pateaba su cuerpo por el Ring. Marco obtuvo el valor suficiente para ponerse en pié y plantar cara a Bárbara, ella lo miraba desafiante desde el centro del Ring con las piernas separadas y los brazos en jarras. Sus pechos eran enormes, más grandes que una cabeza, todo en ella era grande, inmenso.

Marco empezó a golpear aquella montaña de músculos que tenía frente a él, puñetazos, codazos, patadas, rodillazos... potentes series de demoledores golpes que se estrellaban ineficaces contra la mulata piel de aquella gigante. Bárbara sonreía mientras miraba a aquel hombrecillo que le lanzaba inútiles golpes en la barriga, costillas y pecho. Después de un par de minutos, Marco jadeaba cansado y sudando, sus brazos colgaban a su lado agotados, sus doloridas manos sangraban por las heridas abiertas que se había echo al golpear aquella pared llamada Bárbara.

-¿Ya has acabado?- preguntó en tono irónico la amazona -Que poco duran los hombres ¿no creeis?- la pregunta la lanzó al público, las mujeres gritaban y reían -Los hombres no duran- -No sirven para nada- - Son patéticos- Los gritos venían de una mesa y luego otra. De repente me vi de pié, gritando y escupiendo insultos -Acaba con él- gritó una -Arráncale los brazos- gritó otra mesa -¡Oblígale a comerte el coño!- gritó otra mujer, esta vez era Gloria quién gritaba excitada.

-Ahora me toca a mi- afirmó ella. Marco tembló de miedo al oirlo pero no tuvo tiempo a reaccionar. La mujer se lanzó sobre él y empezó a lanzar demoledores puñetazos y patadas que hacían blanco en el cuerpo del aspirante. A los pocos segundos, estaba acorralado en una de las esquinas mientras la amazona lo machacaba. Marco se protegía la cabeza con los brazos pero era inútil. La superioridad física de Bárbara era tremenda. Los puños de la mujer atravesaban fácilmente las defensas que él intentaba levantar.

Poco después, Marco estaba tendido en el suelo, los puñetazos lo habían ido doblegando cada vez más hasta caer redondo al suelo, casi inconsciente. Ella aprovechó la situación para pisotearlo. -Levanta gusano- repetía una y otra vez mientras su talón se hundía en las carnes del luchador.

Marco se arrodilló y juntó sus manos suplicando clemencia a aquella amazona. Ella lo miró con aire de superioridad y se rió a carcajadas. -Mírame bien porqué te enviaré directo al hospital- le susurró lentamente, -quizá ahora no me crees pero, te voy a destrozar con estas manos.- Marco temblaba y explotó en llantos mientras se arrastraba intentando escapar de aquel lugar. Las mujeres gritaban más excitadas -Si si, destrózalo- dijo una -Acaba con él- -Aplástalo...-.

Marco intentó escapar, pero antes de que se arrastrara fuera del Ring, lo cogió del cuello con una de sus manos. Marco notó como los dedos de la mujer se hundían en su carne, atravesando su piel y se cerraban con fuerza alrededor de su garganta, impidiendo el paso del aire. La otra mano se cerró alrededor de su sexo, aplastando sus pelotas y haciéndolo chillar de dolor. 

Me impresionó la facilidad con la que Bárbara levantó el cuerpo de aquel hombre sobre su cabeza, con una mano en su garganta y la otra entre sus piernas, andando por el Ring, mostrando a aquel hombre como si fuera un trofeo mientras él se retorcía de dolor incapaz de liberarse de aquella mujer claramente superior.

Gloria se acercó y me habló -¿Te imaginas tener ese poder?- Por un momento lo imaginé y me gustó la idea, es más, me excitó. -Imagina que fueras ella y que ese patético hombre fuera Martín. ¿Qué le harías?- La idea me enloqueció, ojalá ese hombre fuera Martín y yo esa increíble amazona -lo destrozaría, primero lo humillaría, luego le pulverizaría uno a uno sus huesos, le arrancaría las extremidades y se las metería por el culo.- Diós, sólo con pensarlo me estaba excitando, mis pezones luchaban por desgarrar mi blusa y mis bragas estaban húmedas, no, mojadas. Muy mojadas.

-¿Disfrutas?- me preguntó Gloria -Si, estoy disfrutando mucho, no imaginaba que me pudiera gustar tanto.- Gloria me sonrió -Pues esto es sólo el principio-. Las mujeres gritaban mientras Bárbara colocaba el cuerpo del italiano sobre sus hombros, apoyando la espalda del hombre en su nuca. Se podía oír claramente como crujían los huesos cuando los músculos de Bárbara se tensaron y empezaron a aplastar y retorcer el cuerpo del aspirante. Bárbara también gozaba y su excitación era visible en sus pezones, duros y erguidos como pequeñas pollas.

Toda la sala gritaba y saltaba excitada, exigiendo dolor, sangre y muerte. Aquella sala estaba repleta de odio hacia el sexo masculino, podía olerse, incluso tocarse. Los gritos aumentaron cuando la nuca del chaval se tocó con su trasero. Bárbara había retorcido a ese hombre hasta el límite, y él seguía consciente mientras la amazona le retorcía su cuerpo cruelmente. 

Volvió a levantar el cuerpo de Marco sobre su cabeza, mientras andaba por el Ring, mostrando orgullosa al público su supremacía frente al patético luchador. Bárbara lo lanzó al suelo como un saco de patatas, el cuerpo del macho rebotó y acabó boca arriba en el suelo del Ring, entonces, ella se dejó caer sobre la barriga del hombre, aplastándolo con sus 153 kilos de peso, luego rodeó su tronco con sus musculosas piernas, inmovilizando los brazos de Marco a sus costados y apretó.

De nuevo pudo oírse el crujir de los huesos, Marco gritó sólo una vez, luego el aire abandonó sus pulmones que no pudieron volver a llenarse de oxígeno, ya que las piernas de la amazona se estrechaban alrededor del hombre, constriñendo y colapsando la parte superior de su cuerpo. Los ojos de Marco se abrieron de par en par, aterrorizados mientras Bárbara gozaba y disfrutaba humillando, golpeando y aplastando a aquel hombrecillo patético.

Los huesos seguían crujiendo mientras las piernas se iban cerrando alrededor del hombre. La sala gritaba excitada, Gloria gritaba excitada, yo gritaba excitada, ese hombre prepotente y chulo obtenía su merecido. Bárbara tenía que destrozarlo, era lo que todas gritábamos excitadas. Ella aprovechó que tenía el tronco del hombre a su merced para empezar a lanzar tremendos puñetazos contra la faz de su contrincante. La sangre saltaba a cada puñetazo que la mujer lanzaba mientras el crujir de los huesos se mezclaba con los gritos de la sala.

Él no podía hacer nada para defenderse, sus brazos estaban prisioneros entre las enormes piernas de Bárbara, quén continuaba golpeando la cara del hombre con los puños y los codos mientras estrujaba el cuerpo entre sus piernas sin piedad. Al rato Bárbara se levantó, liberándolo de la agonía. Él se retorció en el suelo mientras Bárbara animaba al público mostrando su cuerpo. Él se arrastró lentamente hacía la esquina del ring mientras ella lo miraba dominante.

-¿Dónde vas nene?- Dijo al agarrarlo del tobillo y arrastrarlo hasta el centro del Ring. -No he acabado contigo. ¿Sigues vivo verdad?- tras esto último rió a carcajadas. Se movió a una de las esquinas e indicó con un movimiento a la presentadora que le diese algo. Mis ojos se abrieron como platos cuando vi el objeto que la presentadora entregaba a la amazona. Era una de esas pollas de goma o "dildos strap-on" que las mujeres se ponen para poder follar como hombres.

Era enorme, a proporción con la agigantada forma de aquella amazona mulata. Se colocó la prenda y Marco lloró, tembló y suplicó piedad cuando vió la enorme polla negra y afilada balancearse frente a su cara. Aquella polla era más gruesa que mi brazo y debía tener como mínimo 40 centímetros de longitud, la cabeza era exagerada y tenía una forma puntiaguda (sino sería imposible introducir aquel monstruo en ningún orificio).

Bárbara rió satisfecha cuando observó la expresión del macho, derrotado a sus pies. -Abre la boquita- ordenó mientras balanceaba la polla frente a los asustados ojos de Marco. -No, por favor... déjame ir... - Marco suplicaba entre llantos y temblores, la sangre de sus heridas serpenteaba sobre su castigada piel. Al no abrir la boca, ella azotó su cara usando la polla a modo de porra, debía ser dura pensé al oir el ruido, y ver la cabeza del hombre agitarse de un lado a otro debido a los azotes.

-Te la voy a meter por el culo ¿sabes? y la única lubricación que tendrá será tu saliba, así que, por tu bien, chupa. No te lo diré de nuevo, hombrecillo patético- Marco lloraba desconsolado mientras la enorme goma se balanceaba frente a su boca, así que abrió la boca todo lo que pudo, pero podía verse claramente como la cabeza de aquella polla era demasiado grande, no cabía pensé.

Lo agarró del pelo con una mano mientras que con la otra colocaba la punta de su nueva polla entre los labios del asustado hombre, luego, lentamente empezó a empujar, introduciendo la polla en la boca del italiano hasta que no pudo meterla más, ya que el diámetro superaba la apertura de la boca, entonces agarró bien la cabeza de su presa y con un fuerte empujón introdujo la cabeza de la polla en la boca del luchador. Pudo oirse en toda la sala el ruido de la mandíbula al romperse.

Los gritos de Marco se habían convertido en un murmullo, Las mujeres gritaban y insultaban al luchador. Bárbara disfrutaba mirando fijamente a los ojos de su "juguete", podía verse el terror reflejado en esos ojos y cuánto más terror veía Bárbara en los ojos de su presa, más satisfacción parecía obtener. Continuó empujando y hundiendo su falso-falo en la boca del chico mientras gemía de placer. -Así nene, muy bien ¿Te gusta eh?-. Así pasaron varios minutos, Bárbara los disfrutó hundiendo su polla en aquella destrozada boca, sus acometidas continuaban produciendo el crujir de huesos. Sacó la polla antes de que Marco perdiera el conocimiento.

Los dientes habían desaparecido de aquella boca ensangrentada, la negra goma de la polla ahora estaba teñida de rojo sangre. Bárbara cogió el cuerpo de su víctima y lo apoyó en las cuerdas del Ring, usó sus rodillas para separar las piernas del hombrecillo y colocó la afilada punta de la polla en el ano del italiano. Marco lloraba desconsolado y Barbara disfrutaba tanto o más que nosotras.

Sin contemplaciones agarró de la cintura al italiano y empujó con fuerza y decisión, los chillidos de dolor inundaron la sala y se mezclaron con el horrible sonido de la carne al ser desgarrada. Mi excitación era máxima, quería tocarme y correrme, ese espectáculo al que me había traído Gloria me estaba volviendo loca. Bárbara estaba violando salvajemente a aquel hombre,  bombeaba con fuerza, introduciendo cada vez más profundo aquel dildo de tamaños titánicos en el pequeño (en comparación) cuerpo del italiano.

Me sentía muy excitada y no podía dejar de mirar el espectáculo. Marco luchaba inútilmente intentando evitar que la polla se hundiera más y más profundamente en su trasero, mientras, Ella disfrutaba y empujaba con fuerza y agresividad, el cuerpo del chico temblaba y se retorcía bajo la influencia del dolor. Al rato, La amazona abrazó el tronco del hombre con sus brazos, inmovilizando también los brazos y lo levantó a la vez que lo aplastaba contra su cuerpo, todo ello sin sacar la enorme polla del culo del macho. Luego empezó a andar mientras seguía empalando bruscamente al hombre que colgaba indefenso entre sus brazos.

La sala ardía y las mujeres se tocaban, pude ver como varias mujeres se estaban masturbando sin pudor a causa de la tremenda excitación, me giré para indicar tal echo a Gloria cuando me sorprendí al comprobar que ella también ese estaba masturbando con el espectáculo. Ese detalle me empujó a soltar mi líbido y unirme a la fiesta, mis dedos empezaron a jugar con mi clítoris mientras observaba como Bárbara lanzaba el cuerpo del hombre al suelo y se deshacía de la monstruosa polla.

-Ahora te voy a usar para darme placer-. Tras estas últimas palabras, se sentó sobre su cara, lo agarró del pelo y colocó su coño, enorme, palpitante y dilatado en la destrozada cara del macho.

-Saca la lengua- ordenó Bárbara. -Bien nene, ahora déjala así- y hundió la cabeza del muchacho entre sus piernas, podía verse como los labios de la amazona se dilataban y como la cara del italiano se hundía dentro de la mujer. Entonces empezó a moverse como si estuviera follándoselo, su cintura se movía frenética mientras con sus manos mantenía la cabeza de "su nuevo consolador" dónde ella quería. Marco volvía a estar indefenso, ya que las piernas de Bárbara aplastaban sus brazos contra el suelo del Ring, impidiendo así que los pudiera mover.

Él no podía hacer nada, sólo chupar y lamer mientras Bárbara hundía su cara cada vez más hondo entre sus piernas. La amazona jadeaba de placer y con ella el resto de mujeres presentes en la sala. Los huesos de Marco seguían crujiendo al ser aplastado por los más de 150 kilos de la luchadora. Pude notar como los orgasmos recorrían la sala, incluso yo deseaba correrme de placer ante tanta demostración de dominio. Ojalá aquel hombre fuera Martín.

Bárbara gritó cuando los orgasmos recorrieron su cuerpo, sus músculos se tensaron y el ritmo de sus movimientos se aceleró al máximo, destrozando a Marco entre las sacudidas que los orgasmos le producían. Así estuvo un par de minutos, en los que Bárbara tuvo como mínimo 5 orgasmos, tremendos e increíbles que destrozaban el cuerpo del hombre situado entre sus piernas. Luego se levantó, agarró al hombre entre sus brazos y lo aplastó, el tronco del hombre empezó a colapsarse mientras él luchaba con las pocas fuerzas que le quedaban por escapar.

Los músculos de los brazos de Bárbara empezaron a crecer y a endurecerse mientras estrujaban el blando cuerpo del hombre contra su musculado tronco. Los huesos empezaron a crujir y la parte superior del hombre empezó a deformarse bajo la increíble presión. Lla sangre brotó por sus orificios,  ella lo movió y continuó destrozando el resto de los huesos de Marco, era increíble ver como los huesos se retorcían y la carne se abría bajo el poder de aquella mujer, estaba destrozando ese cuerpo, pulverizando sus huesos y agrietando su piel.

Cuando acabó de retorcer el cuerpo del aspirante, volvió a levantarlo sobre su cabeza, mostrándolo al público, demostrando su poder, todas podíamos ver el estado en el que había quedado el hombre. Retorcido, su cara había perdido su forma, su cuerpo había perdido su forma, las extremidades se retorcían en posturas imposibles mientras la sangre brotaba de sus heridas. -¿Quién lo quiere?- preguntó al tendido mientras lo sujetaba en alto. Las mujeres empezaron agritar -¡YO!- -¡AQUI!-.

Bárbara fijo su destino y lanzó el cuerpo del chico sobre una mesa. Marco aterrizó sobre la mesa y rebotó, cayendo al suelo. Una de las mujeres de la mesa, se sentó rápidamente sobre la cara del aspirante con las piernas abiertas y empezó a follarse su cara entre gritos de placer. En ese momento me corrí.

Continuará...

miércoles, 4 de marzo de 2009

Racismo 2 (La enseñanza)

Cuando recuperé la conciencia me encontré tirado en el suelo de mi habitación y allí estaba Bea, sentada sobre mi barriga leyendo revistas, un terrorífico escalofrío recorrió mi cuerpo cuando reconocí los artículos que estaba mirando, había abierto mis cajones y examinado mi habitación mientras yo estaba inconsciente, había encontrado una parte de mi que ella no conocía y que yo no quería enseñarle.

Observé su expresión, estaba furiosa, quizá incluso más que cuando me había corrido sobre su piel, me miró con unos ojos llenos de furia. - ¿Estas ideas tienes enano?- me preguntó al verme consciente. -Asqueroso racista, sólo quería darte una lección por correrte sobre mi, pero ahora he cambiado de opinión-.

-No tienes derecho a registrar mis cosas- le dije entre dientes. -Ahora le diré a mi padre lo que has hecho, negra de mierda, y os echará de nuestra casa a ti y a tu asquerosa madre- y entonces intenté levantarme, pero me fue imposible, no podía liberarme de debajo suyo. Ella empezó a reír.

-Esta ya no es tu casa dijo entre risas, ni esta tu habitación, ahora nos pertenece la casa y lo que contiene, incluyéndote a tí blanquito.- Yo no entendía lo que me decía, esta casa es de mi padre y siempre lo ha sido, luché por apartar su cuerpo pero no pude, entonces empecé a gritar llamando a mi padre. Ella reía viéndome impotente bajo su poder, yo podía notar como disfrutaba humillándome y aplastándome bajo su cuerpo.

-Así que tú eres la raza superior ¿eh?- dijo mientras yo sacudía mi cuerpo inútilmente intentando salir. -¡¡PAPAAA!!- gritaba sin cesar, los minutos pasaron y mi padre no apareció, ella gemía de placer ante mis intentos por escapar, finalmente decidí dejar de intentarlo.

-¿Ya has acabado de patalear y chillar como un cobarde?- me preguntó excitada. -¿Eso es el poder de la raza aria?- agregó entre risas. Acercó su cabeza a mi oreja y con una voz sensual y excitante me dijo -Serás mio-.

-¡Suéltame zorra!- logré gritar antes de que se sentase sobre mi cara, y allí volvió a estrujarme entre su poderoso culo, yo no podía hacer nada, ni tan solo respirar, notaba como mi cara era absorbida por su trasero, me sentía masticado y utilizado por ese enorme, redondo y precioso culo que no me dejaba ni respirar. Mis brazos estaban inmovilizados bajo sus poderosas piernas.

Cuando me sentía desfallecer me liberó de la presión y me preguntó: -¿deseas chupar mi negro coño superior verdad?- Yo respiraba con dificultad, intentando recuperar el oxígeno, alimentando mis células con el invisible elemento. -Déjame ir- conseguí decir mientras mi respiración se normalizaba, entonces ella se volvió a sentar sobre mi cara, ahogándome de nuevo entre sus nalgas. -No pararé hasta que seas mio- dijo ella.

La situación se repitió varias veces, hasta que al final le respondí que si, que deseaba comerle el coño. Ella se puso de pié sin dejar de apretar mi torso entre sus pies y se quitó los cortos pantalones, dejándolos deslizar lentamente por sus increíbles piernas, no llevaba ropa interior, tenía un coño enorme, palpitante y húmedo que se contraía en pequeñas sacudidas producidas por el calentón que ella sentía al dominarme. Era la primera vez que veía el sexo de una mujer tan cerca de mi.

Lentamente empezó a descender de nuevo, separó las piernas, una a cada lado de mi cabeza, dejando su entrepierna a escasos centímetros de mi cara, podía oler claramente su perfume, un olor a sexo fresco que nunca antes había sentido. -Chupa ahora- ordenó mientras separaba sus labios con los dedos y me enseñaba las paredes rosadas y húmedas de su feminidad.

Saqué la lengua y chupé, besé, lamí y absorbí cada rincón de su zona más privada, noté como mi polla volvía a ponerse dura y como crecía en mi el deseo a penetrarla y poseerla, una idea estúpida teniendo en cuenta quién dominaba a quién. -Oh! si- siseó ella entre dientes mientras cerraba los ojos.

Ella empezó entonces a moverse con agresividad, con frenéticos movimientos de cadera que destrozaban mi cara, aplastaban mi nariz y me hacían gemir de dolor, sus ardientes labios envolvían mi faz y succionaban, apretaban y se restregaban por mi boca, gritaba de placer mientras yo intentaba, sin éxito, zafarme de ese poder, liberarme del miedo que sentía al ser aplastado por ese negro coño.

Así pasaron largos minutos, restregándose violentamente contra mi cara, usando cada milímetro de mi piel para darse placer, gimiendo como una loca, cada vez más rápido, cada vez más fuerte, cada vez más agresiva y cada vez más doloroso, pero mi polla seguía allí dura como una piedra, deseosa de explotar de placer. Sus gritos aumentaron, su ritmo se detuvo y la presión aumentó, me aplastó contra su húmedo agujero de placer, hundiendo parte de mi cara en su ser mientras se corría salvajemente en mi boca, sus fluidos empaparon mi cara, impidiéndome respirar a la vez que sentía dolorosas contracciones producidas por su potente sexo. Tuve que tragar si quería seguir consciente, tragar y respirar, tragar y respirar, tragar y respirar...

Lo único que pude hacer una vez fui liberado de su prisión, fue toser, respirar y toser, en ese momento sentía mi cara aplastada, mi nariz chata y mi boca dormida, el dolor era tremendo pero mi polla seguía firmes escondida bajo la ropa. No entendía como esa mujer podía conseguir ese efecto en mi.

-Mmmm. Mi hombre de raza superior- dijo entre gemidos mientras me acariciaba el pelo. -¿dónde está la superioridad de la raza blanca?- preguntó ardiente. -Ahora eres mi esclavo ¿verdad?- yo todavía no me había recuperado, necesitaba tiempo y oxígeno antes de poder pronunciar ninguna palabra. No podía hacer nada ante ella, debía seguirle el juego, ya llegaría el momento para darle su merecido cuando le explicara a mi padre lo que esa negra me había hecho.

-Haré lo que quieras- conseguí decir cuando recuperé el aire. -Bien, de momento serás mi perro- me dijo mientras se ponía de pié -Desnúdate, los perros no usan ropa- tenía que seguirle el juego pero, ¿cuándo acababa el juego? no luché porqué pensaba que iba a durar poco, pero ahora me quería desnudar y convertirme en su perro, yo no iba a ser el perro de una negra. Yo seguía inmóvil en el suelo, pero ella había bajado la guardia, estaba quitándose la poca ropa que le quedaba para quedarse en cueros, no sabía lo que quería hacer ahora, quizá iba a dejar que la follara, eso si se lo dejaría hacer, pero quizá no, tal vez tenía otras ideas que no me iban a gustar.

Finalmente decidí que no le iba a seguir más el juego, ella me había cogido por sorpresa pero yo era el macho blanco superior, ella tenía que ser mi esclava, quería atravesarla con mi polla quería destrozarla bajo la supremacía de mi raza, estaba en mi casa, en mi habitación y me había humillado y usado, iba a recibir su merecido.

Esperé que estuviese despistada, ataqué cuando la sentí más vulnerable, fue cobarde lo reconozco, pero ella también me había cogido desprevenido. Salté sobre su espalda cuando no miraba, rodee su cuello con un brazo y con las piernas la cintura, la tenía bajo mi control, ya era mía, o eso pensé al ver que no conseguía liberarse de mi llave, mi polla gozaba mientras la apretaba contra su cuerpo desnudo e indefenso. Intenté tirarla al suelo pero no podía, ella seguía de pié conmigo en su espalda como una mochila. Yo apretaba con fuerza para conseguir doblegarla mientras ella luchaba por liberar su cuello de mi presión pero no conseguía tumbarla aunque la ahogaba lentamente con mi brazo. Aprovechaba la situación para restregar mi polla contra su espalda, gozando de la situación.

Repentinamente empezó a sacudir su cuerpo con una fuerza devastadora, pero conseguí mantenerme fuertemente agarrado a ella y no consiguió su objetivo. Yo apreté con todas mis fuerzas, cerré los ojos y aumenté al máximo la presión en su cuello mientras ella luchaba y jadeaba, seguí ahogándola fuertemente y cuando me creía vencedor, ella se lanzó contra la pared, aplastando mi cuerpo una y otra vez mientras lanzaba codazos contra mis costillas. Resistí poco, el dolor era tremendo y finalmente, consiguió liberarse.

Ella jadeaba y se acariciaba el cuello mientras miraba mi cuerpo tirado en el suelo. Me dió mucho miedo, su mirada era igual a la de una tigresa justo antes de atacar a su presa. -Tendré que enseñarte quién manda- me dijo entre jadeos. -Voy a demostrarte que tu ridículo cuerpecito de medio hombre no puede hacer nada con una negra de verdad-.

Me obligó a levantarme agarrándome del pelo y tirando de mi hacia una de las esquinas de la habitación, yo me sentía exhausto después de haber intentado tumbarla sin éxito y no me quedaban energías. Agarró firmemente mi cabeza con sus manos y empezó a golpearme en la barriga, abdomen, costillas y entrepierna con unos potentes rodillazos, yo intentaba doblarme y proteger mi cuerpo de los demoledores golpes de Bea, pero ella tiraba de mi cabeza hacia atrás evitando que pudiera protegerme. Estuvo golpeándome con potentes rodillazos durante un buen rato. Yo podía protegerme con los brazos y las manos pero sus rodillazos atravesaban mis defensas, hundiendo mis manos en mi ser bajo sus potentes golpes, golpeando los huesos de mis manos. Perdí de nuevo el conocimiento mientras seguía lanzando potentes rodillazos y me castigaba con su potente furia.

Cuando recuperé el conocimiento me encontré desnudo en el suelo, tumbado boca arriba. Ella seguía en mi habitación, también totalmente desnuda, su piel brillaba levemente a causa del sudor, lo que marcaba todavía más su potencia física, parecía imposible que un cuerpo de mujer pudiese ser bello y fuerte a la vez, pero así era ella. Me miraba agresivamente, con los brazos en jarras, apoyando los puños en sus caderas, las piernas abiertas y la cabeza bien alta. Su posición y actitud la hacía más bella y peligrosa que antes.

-Soy tu dueña y tú mi esclavo ¿de acuerdo?- preguntó cuando se percató de mi estado de consciencia.

-Jódete asquerosa negra- repliqué furioso mientras me ponía de pié ignorando el dolor que sentía en mi barriga, costillas y pelvis pero no llegué a levantarme del todo, ella me agarró con sus fuertes brazos y me lanzó con fuerza hacía arriba, la gravedad hizo el resto, golpee el suelo como un saco de patatas.

-¿De acuerdo esclavo?- agregó de nuevo con actitud dominante.

-¡Nunca! tú deberías ser mi esclava- Esta vez lo grité con rabia desde el suelo, así evitaba la humillación de ser lanzado como un saco de patatas. -Lo serás- afirmó ella y empezó a darme fuertes patadas que me hacían rodar por el suelo y gritar de dolor. -¿Quieres ser mi esclavo?- preguntaba mientras me pateaba cruelmente con sus poderosas piernas. -Nunca animal- gritaba entre gemidos de dolor. -¿Seguro?- agregó mientras me seguía pateando cruelmente. Sus patadas eran increíblemente potentes, mi cuerpo se deslizaba por el suelo como un muñeco de trapo, el dolor era increíble y no pude evitar llorar y gemir mientras ella me destrozaba a patadas. Rió a carcajadas cuando me vió llorar a sus pies pero eso no la ablandó, siguió golpeándome con furia mientras me preguntaba una y otra vez lo mismo -¿Quieres ser mi esclavo verdad?... ¿Deseas servirme y darme placer verdad?... ¿Deseas ser mio verdad?.. Dilo, di que deseas ser mio.

-Por favor... basta- conseguí decir entre jadeos y llantos de dolor. -Si no eres mio no serás de nadie- repitió mientras me aplastaba los genitales bajo su peso. -¿Deseas ser mio?- repitió mientras iba aumentando la presión de su pié en mis castigados testículos.

-¡¡SII!! seré tuyo, suéltame por favor- grité con la cara empapada de lágrimas. -Haré lo que quieras, por favor...- agregué llorando desconsoladamente. -Bésame los pies, perro- me ordenó bruscamente mientras liberaba mis testículos de su presión. Yo cumplí sus órdenes sin vacilar, era mejor que sea golpeado, todo acabaría cuando mi padre se enterara de lo que había ocurrido.

Así estuve largo tiempo, besando sus pies y masajeando sus piernas, eran increíblemente duras y hermosas, tanto que mi polla se erguía desafiante, dura y grande, esa mujer me excitaba con su sola presencia y, ahora desnudo, no podía esconderlo. Ella sonrió al ver mi miembro duro y excitado. Empezó a acariciarlo suavemente, creando un gran placer en mi ser, sólo deseaba correrme de nuevo con furia. -Esto también es mio y sólo podrás tocarlo y usarlo cuando yo te lo ordene.- Ella todavía no había acabado la frase que yo ya me estaba corriendo, lanzando mi leche con fuerza, gozando... aunqué duró poco. Ella apretó con fuerza mis pelotas con la misma mano que segundos antes me daba placer, así acabó con mi orgasmo.

-Ahora limpia toda tu asquerosa leche con la lengua- me dijo mientras se metía en la cama, en MI cama, yo no repliqué ni vacilé, total ya lo había hecho antes y era mejor que ser apalizado y humillado de nuevo, así que limpié con mi lengua todas las manchas de semen que encontré en la habitación. Al finalizar me dijo que ahora ya podría dormir pero que tenía que hacerlo en los pies de la cama, como un perro, agregó ella entre risas.

No recuerdo nada más, estaba tan agotado que me quedé profundamente dormido en los pies de lo que antes era mi cama.

Se alquila habitación 2 (Sin salida)

Los días pasan y Manuel es sumiso con sus "amas", así es como ellas quieren que se dirija, todo tiene que finalizar con "ama". Con el tiempo ha aprendido a ser sumiso y hacer todo lo que le ordenan, ya que en caso contrario Karen suele disfrutar mucho atormentándolo y haciéndole mucho daño. Pero Manuel no ha perdido la esperanza, no puede hacer nada contra ella, ya que lo supera físicamente de manera brutal, en cambio, Kate no tiene la misma anatomía.

Kate es una mujer preciosa, con un cuerpo firme pero no tan musculado, Manuel está convencido de que puede someterla y escapar con éxito, sólo tiene que esperar el momento adecuado, seguro que en algún momento Kate quedará sóla en casa y entonces, podrá escapar.

Manuel sonríe mientras la puerta de la sala se abre y entra en acción Karen, desnuda sobre sus zapatos de tacón alto, Karen siempre se presenta igual, piensa Manuel al verla entrar. Ella deja la puerta abierta, le gusta dejar la puerta abierta para que Manuel intente escapar mientras ella lo evita usando su fuerza. -Puedes salir... si puedes- le informó en voz sugerente, no era la primera vez que se le proponía tal situación y nunca había podido traspasar el umbral de la puerta, pero siempre lo intentaba.

Manuel saltó como impulsado por un resorte, rápido y ágil, intentando deslizarse entre las piernas de su captora. Karen sorprendida, cerró las piernas a tiempo, aprisionando a Manuel entre sus poderosos muslos, apretando y gozando de su superioridad. Manuel gritaba debido a los increíbles dolores y calambres que le recorrían el cuerpo, ella continuaba cerrando firmemente sus piernas mientras su excitación aumentaba al ver al hombre pateando, fácilmente dominado.

Las carcajadas de Karen resonaban en la habitación mientras Manuel intentaba separar esos muslos, duros como el acero. Karen cruzó sus tobillos para poder generar más presión, y apretó con más fuerza, aplastando el torso entre sus rodillas y haciendo crugir sus costillas. Él chillaba a causa del tremendo dolor mientras Karen disfrutaba. Finalmente, Karen liberó la presión y Manuel cayó al suelo, jadeando y llorando.

-Patético- escupió ella mientras él se revolvía en el suelo a causa del dolor. -Por favor... déjame ir- consiguió decir entre sollozos. La expresión de Karen cambió -¿Acaso te he dado permiso para hablar?- respondió ella furiosa. -¡Sólo hablarás cuando se te indique!- y pateó el cuerpo del chico con fuerza. -y debes agregar siempre "mi ama"-. Otra patada se estrelló en el torso de Manuel. -¿Entendido?- preguntó ella mientras seguía pateando el cuerpecito de su regalo.

-¡Si mi ama!- las palabras salieron entre sus dientes mientras ella continuaba lanzando patadas contra su cuerpo. -Bien mi pequeñín- y las patadas cesaron. -Hoy estaré fuera, con lo que te quedarás a solas con Kate y deberás portarte bien. Si cuando vuelvo, ella me dice que te has portado mal, sufrirás las consecuencias, ¿de acuerdo?-. Finalmente había llegado su oportunidad, tuvo que contenerse para que Karen no viera la sonrisa dibujada en su cara. -Entendido mi ama, seré bueno- respondió él.

Karen lo miró satisfecha y abrió sus piernas, a la vez que con sus manos separaba sus nalgas, mostrando su prieto ano al tembloroso Manuel. -Chupa- agregó divertida y él hundió su lengua entre las carnes de esa negra. Karen disfrutó y Manuel lo notaba, ella se acariciaba el clítoris con sus dedos, alimentando su placer mientras él introducía profundamente su lengua y chupaba su trasero. Así pasaron largos minutos hasta que Karen explotó de placer, los jugos calientes resbalaron por la cara del hombre mientras él seguía acariciando con su lengua el ano de esa mujer.

-Muy bien nene- susurró satisfecha Karen tras disfrutar de su orgasmo y tras esto, salió de la sala, finalizando así el calvario. Manuel agudizó sus sentidos, intentando averiguar lo que sucedía al otro lado de la puerta, esperando el momento en el que Kate estaría sola e indefensa.

Pasaron interminables momentos y los distintos ruidos que oía no le permitían adivinar la situación en la casa, pero finalmente, escuchó el motor del coche arrancar y el ruido de los neumáticos al alejarse por la carretera. "Ya se ha ido" pensó excitado, deseando poner en práctica su plan, someter a Kate y escapar. Ahora sólo tenía que encontrar el modo de salir de la habitación o obligar a que ella entrara.

Ante su sorpresa, la puerta se abrió, y allí estaba Kate, mirándolo con una sonrisa burlona. -Haz todo lo que te ordene o le diré a Karen que has sido muy malo ¿entendido?- agregó ella en tono burlón mientras entraba en la habitación. "Estúpida" pensó él al verla entrar indefensa. -¿quién evitará que te de una paliza y escape, pedazo de puta?- gritó furioso Manuel mientras se abalanzaba contra ella a toda velocidad. -Mis conocimientos en artes marciales y lucha cuerpo a cuerpo- respondió ella lanzando una patada voladora que se estrelló en la sien del chico, quién, a causa del impacto, perdió el equilibrio y se estrelló de bruces contra la pared.

Manuel, incrédulo, se limpió con la mano la sangre que brotaba de su nariz y miró sorprendido a Kate, quién ahora mostraba una posición de combate, con los puños en alto y las piernas flexionadas, preparada para la batalla. -Jajaja ¿que pasa hombretón? ¿no te esperabas esto eh?- Manuel se lanzó de nuevo, esta vez con el puño por delante, directo a su cara, ella bloqueó el puñetazo con su mano izquierda y con el derecho lanzó unos rápidos puñetazos en el abdomen del muchacho, que cayó al suelo sin poder respirar.

Kate se reía de Manuel, quién poco a poco empezó a recuperar el aliento. -Venga chiquitín- y se lanzó de nuevo, lanzando patadas y puñetazos a diestro y siniestro, ella los bloqueaba con gran técnica, evitando que se estrellaran en su cuerpo, a los pocos minutos, Manuel se encontraba agotado, respiraba profundamente, recuperándose del esfuerzo inútil.

-Jajajajaja, que patético eres- agregó ella entre risas -Besa mis pies y no serás castigado- ordenó excitada. -Jódete zorra, seguro que puedo contigo- gritó él recuperándose del esfuerzo. Los ojos de Kate se llenaron de ira -Voy a enseñarte que no puedes, eres demasiado poco hombre para mí- agregó antes de lanzarse con furia contra Manuel.

Una fuerte patada se estrelló contra su cara, obligándolo a moverse hacia su izquierda y seguidamente, el mismo pié lo golpeó de nuevo, pero esta vez en dirección contraria. Kate tenía gran técnica y mejor forma física de la que él creyó en un principio, le estaba lanzando unas patadas demoledoras con el mismo pié, lanzando y recogiendo, lanzando y recogiendo, la pierna siempre se mantenía en el aire mientras pateaba su cara, lanzó varias patadas y luego una doble, lanzando primero la pierna derecha y finalizando con la izquierda, girando completamente su cuerpo y mientras él caía a su izquierda a causa de los golpes, ella lanzó un gancho de izquierdas que se estrelló fuertemente en su cara, evitando que el cuerpo cayera al suelo.

Manuel se tambaleaba de un lado a otro, los golpes no cesaban nunca, primero derecha, luego izquierda y así sucesivamente. Los puños de Kate eran rápidos y potentes, Manuel no podía evitar la paliza mientras Kate disfrutaba golpeándolo. Finalmente cayó inconsciente bajo una lluvia de poderosos golpes.

Recuperó la consciencia en el mismo lugar, su cuerpo ardía por los golpes recibidos. Miró a su alrededor y pudo observar que Kate seguía allí, en la habitación esperando.

-¿Eres muy débil sabes?- dijo ella cuando percibió que Manuel se había despertado. -Levántate y pelea como un hombre-

Se levantó con dificultad a la vez que se limpiaba la sangre que brotaba de su nariz. Kate volvió a su posición de combate, con los puños en alto y las piernas flexionadas, Manuel hizo lo propio y también se colocó en posición de combate, esta vez no subestimaría a su adversaria.

Esta vez fue Kate quién atacó primero lanzando una patada directa a la cara de Manuel, él pudo bloquear el golpe pero antes de poder reaccionar, una serie de directos de izquierda se estrellaron contra su cara seguidos de un demoledor y potente puñetazo con la derecha que lo hizo caer de nuevo al suelo. Kate aprovechó la situación para patear el cuerpo de Manuel, que rodó por la habitación de un lado a otro mientras las patadas golpeaban repetidamente sus costillas.

Manuel se revolvió sobre su cuerpo, golpeando las piernas de Kate, consiguiendo que perdiera el equilibrio y cayese al suelo junto a él, entonces saltó sobre ella con la intención de inmovilizarla pero Kate escondía más fuerza de lo calculado, ambos cuerpos rodaron por el suelo mientras luchaban por obtener el control. Finalmente Manuel consiguió mantenerse sobre el cuerpo de Kate y con mucho más esfuerzo de lo imaginado consiguió inmovilizar los brazos de la rubia contra el suelo.

-Ya te tengo zorra- exclamó Manuel feliz por haber conseguido el control. -¿Seguro?- respondió ella mientras sus ojos se llenaban de ira. Empezó entonces a sacudir su cuerpo con energía, haciendo que el cuerpo de Manuel se desplazara hacia delante y obligándolo a aumentar su fuerza para mantener el dominio. Luego con un movimiento rápido y enérgico levantó sus piernas, pasándolas por los costados del chico y deslizó sus tobillos por sus axilas, entonces estiró con fuerza sus piernas haciendo que el cuerpo de Manuel se doblara hacia atrás y acabara cayendo de espaldas entre sus piernas, liberándose así del dominio.

Kate hizo rodar su cuerpo, manteniendo a su contrincante agarrado entre sus piernas, ahora estaba ella sobre el cuerpo de Manuel y deslizaba su cuerpo para aumentar el agarre de sus piernas, consiguiendo que la parte superior de Manuel quedara inmóvil entre sus piernas. Manuel estaba derrotado, ella aprovechó su posición para azotar el desprotegido culo del macho. Manuel no podía hacer nada, sus brazos se movían inutilmente sobre su cabeza y sus lágrimas y gritos de clemencia no servían para nada.

-Ábrete de piernas- ordenó la chica mientras lo azotaba. -No, por favvvor, déjame ir-. Kate azotó con más fuerza el culo de su víctima mientras repetía su orden. Al final Manuel acató la orden y abrió sus piernas, separando sus glúteos y mostrando el desprotegido ojete.

Kate introfujo el dedo índice en el agujero, causando en Manuel un gran dolor. Los chillidos de dolor retumbaban en las paredes de la habitación mientras Kate removía su dedo agresivamente dentro de su ser. El dolor era terrible y fue en aumento cuando Kate sumó otro dedo a la tortura. Sus piernas se cerraban con fuerza, retorciendo los brazos del chico bajo su potencia. Él sólo chillaba incapaz de liberarse.

La tortura fue en aumento, 3 dedos, 4 dedos, la mano y finalmente el puño entero se introducía violentamente en sus entrañas, hundiéndose hasta lo más profundo mientras Kate gemía de excitación. El dolor aumentó cuando Kate abrió su mano dentro del cuerpo del chico, desgarrando los tejidos y apuñalándolo con sus uñas. -¿Te gusta?- preguntaba irónica mientras la sangre brotaba entre las piernas de Manuel.

Después de destrozarlo de la manera más humillante posible, lo obligó a girarse boca arriba y se sentó sobre su pecho, inmovilizando de nuevo sus doloridos brazos con sus rodillas. Manuel lloraba asustado, indefenso de nuevo entre las piernas de aquella belleza rubia que lo había violado y humillado cómo nunca antes, el dolor era terrible.

-Limpiame la mano con tu asquerosa lengua- ordenó metiendo sus dedos en la boca de Manuel y él cumplió su deseo sin rechistar y se tragó su sangre, su mierda y los restos de tejidos adheridos a las uñas de Kate. Tuvo que lamer, chupar y tragar hasta que a ella le pareció correcto. Luego lo abofeteó durante demasiado tiempo. Manuel acabó sangrando por los poros de la cara.

Cuando Kate salió de la habitación, él todavía seguía llorando en el suelo, sangrando por varias heridas, humillado y derrotado por lo que él creyó su fácil salida.

Al regresar Karen, Kate le explicó que Manuel había intentado escapar y que la había pegado pero que había podido contenerlo y evitar su huida. Karen entró loca de rabia en la habitación con la intención de matar a Manuel.

Continuará...