martes, 17 de noviembre de 2009

El orfanato desconocido (parte 1)

Toni rápidamente se dio cuenta que aquel lugar no era normal, a sus 17 años había recorrido multitud de centros (orfanatos y reformatorios). Teóricamente aquello era un orfanato pero... la oscuridad y soledad existente en aquellos pasillos le hacía sentir más miedo que cualquier edificio que hubiera visitado.

Lo habían llevado a una sala, una sala pequeña y con poco mobiliario. En ella sólo había una mesa, dos sillas y un espejo gigante en una de las paredes. Le recordó a una de aquellas salas de interrogatorios que suelen verse en las películas. Mientras esperaba agudizó el oído pero no pudo escuchar ningún sonido, aquel era el orfanato más siniestro y silencioso del mundo.

Minutos después, la puerta de la sala se abrió y Toni vió como entraba la mujer más sensual e increíble que nunca había visto. Rubia, con los ojos azules y una piel clara y perfecta. Se le puso la polla bien dura al ver el escote de aquella mujer tan grande y generoso. Se imaginó hundiendo la cabeza entre esos pechos mientras la perforaba con su dura herramienta. Desde que había llegado a aquel lugar sólo había visto mujeres jóvenes, bellezas increíbles con cuerpos de ensueño. ¿Estaría soñando? ¿Qué era aquel lugar del que no había oído nunca hablar?

Ella vestía una especie de traje que recordaba al uniforme de una enfemera, blanco y con botones. La bata dejaba ver unas piernas largas y preciosas, definidas y de brillante piel. Unos zapatos rojos de tacón alto remataban su sensualidad y belleza. Aquello no era normal, en aquel orfanato sólo había mujeres increíblemente sensuales, su polla latía dolorosamente entre sus piernas deseando explotar.

La mujer pasó algunas ojas de la documentación que llevaba y miró a Toni, él pudo notar como los ojos de aquella belleza lo desnudaban entero mientras recorrían cada centímetro de su cuerpo. Al finalizar su escaneo, la mujer mordisqueó el lápiz sensualmente mientras volvía su mirada a la documentación que tenía en sus manos. Toni creyó notar como los pezones de aquella mujer se marcaban duros tras repasarlo con la mirada.

-Toni Gómez ¿verdad?- preguntó ella despreocupada mientras continuaba mirando la documentación. Toni no podía responder, la sensualidad de aquella voz lo había dejado sin palabras, además: estaba amordazado y sólo podía emitir gruñidos.

-Grrrmmmmph- respondió Toni incapaz de articular cualquier palabra.

-¡Oh! ¿te han atado y amordazado?- lentamente se acercó a él y Toni descubrió como la belleza y sensualidad de aquella mujer crecía paso a paso, notó su perfume y disfrutó con sus movimientos sensuales. Su polla todavía crecía con más deseo.

Al inclinarse frente a él para desatar la mordaza, Toni pudo ver su escote acercarse a su cara, aquellas preciosas tetas se apretaban, parecían incómodas encerradas en aquella bata, en cualquier momento podrían salirse. Su polla continuaba latiendo excitada.

Notó un gran alivio cuando le quitó la mordaza, tenía parte de la boca dormida pero su polla continuaba dura como una piedra y sus manos continuaban esposadas a su espalda.

-¿Mejor así?- preguntó ella de nuevo. Su voz sexy, sus movimientos sensuales, aquellos labios carnosos mordisqueando con vicio aquel lápiz mientras sus pechos luchaban por escapar de aquella bata con los pezones erguidos. Toni sentía dolor, su excitación era total y aquella mujer lo estaba poniendo todavía más cachondo, seguro que lo hacía queriendo.

-Mejor si me desatas del todo y me chupas la polla, ¿no?- respondió Toni cuando se sintió de nuevo la boca. Ante su sorpresa, aquella mujer le sonrió y se situó a su espalda. Lo liberó de sus esposas y le permitió levantarse.

Toni se levantó entre fascinado y sorprendido al notarse desatado y liberado. Se dio la vuelta vio aquella mujer arrodillada a sus pies, su polla continuaba dura y erguida. Su excitación y sorpresa aumentó al observar como la rubia le desabrochaba los pantalones y engullía su polla con maestría. Los ojos de Toni se volvieron blancos de placer mientras Raquel chupaba con experiencia aquella polla joven y excitada.

Segundos más tarde, Toni notó como explotaba en la boca de aquella mujer y se sorprendió todavía más al notar como aquella mujer continuaba chupando con maestría mientras tragaba su semen con rapidez. Raquel continuó chupando y tragando hasta que la polla de Toni quedó flácida, entonces ella lo miró directamente a los ojos con expresión ardiente.

-¡Oh Diós ha sido genial!- indicó Toni. -Eres una zorrita con experiencia- agregó cuando sus miradas se encontraron. -Luego tal vez te permita volver a chuparla- dijo mientras se cubría de nuevo con su ropa interior. Raquel lo impidió y volvió a bajarle los calzoncillos.

-¡Eh! ¿Qué coño haces?- Toni intentó volver a taparse con su ropa, pero ella le inmovilizó los brazos en sus costados cogiéndolo fuertemente de las muñecas. Toni, asustado se sintió impotente al ver como aquella mujer lo miraba ardiente mientras inmovilizaba sus brazos y piernas. Toni luchó por escapar pero no podía, ella lo tenía rodeado y no lograba moverse.

-¡Más!- susurró ardiente ella antes de volver a jugar con su polla. Él luchó por liberarse pero la lengua de aquella mujer tenía más poder sobre su polla que él. En segundos su falo volvía a estar duro y preparado entre aquellos labios, al rato se sintió de nuevo en la gloria y se dejó llevar. Aquella belleza le chupaba la polla magistralmente, esta vez era más agresiva y Toni no lograba disfrutar tanto pero se corrió de nuevo.

Intentó apartarse al finalizar, pero no pudo, empezó a sentirse asustado y frustrado al descubrirse indefenso en las manos de aquella mujer que le chupaba la polla con un deseo enfermizo. Parecía que ella era más fuerte que él, había intentado con todas sus fuerzas liberarse pero no había conseguido moverse ni un milímetro. Sus muñecas le ardían de dolor bajo la presión de aquellas manos femeninas pero firmes.

Toni no pudo evitar correrse de nuevo mientras su cuerpo temblaba de miedo y placer, Raquel lo mantenía agarrado de sus muñecas, sosteniéndolo quieto mientras, con su lengua, recorría y absorvía cada centímetro de aquella polla dura y sabrosa.

-Basta ¡oh! no puedo más, suéltame- Raquel sonrió al oír las súplicas del muchacho.

-¿No querías que te chupara la polla pequeñín?- respondió con aquella voz tan sensual y provocadora. Toni tembló al descubrir su mirada penetrante y ardiente. Luchó por liberarse, pero al igual que antes no consiguió moverse ni un pelo, sus lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras se notaba violado. -Por favor, basta- suplicó entre lágrimas tras correrse de nuevo.

-¡Te la voy a chupar hasta que sangre!- respondió ella mientras miraba fijamente a los ojos de su "presa". Raquel no pudo evitar reirse a carcajadas cuando notó el terror en los ojos del muchacho.

-La quiero dura- susurró ella antes de cerrar los ojos y volver a absorber la polla de Toni entre sus labios. Se sorprendió al descubrir su polla de nuevo dura y lista en la boca de aquella mujer, él no quería... pero no podía hacer nada, aquella mujer controlaba su sexo. Toni lloró como un niño cuando notó impotente como se corría de nuevo y como aquella hermosura de mujer sensual y erótica, tragaba, chupaba y absorbía con fuerza su leche, causando en él un gran dolor.

Toni se corrió multitud de veces en la boca de aquella mujer mientras lloraba desconsolado e impotente, su sueño de ver a aquella belleza chuparle la polla, se había convertido en una pesadilla. Hacía rato que no disfrutaba, todo lo contrario: le dolían los huevos y sentía su polla tremendamente irritada. A todo ello había que sumarle la humillación de sentirse violado e indefenso a manos de aquella rubia de ojos azules.

Aquella rubia llevaba horas chupándole la polla y ya no era nada agradable. Se había corrido mínimo 15 veces. Ahora, cada vez que se corría experimentaba un punzante dolor en la cabeza. Nunca se había corrido tantas veces y toda su sangre llevaba rato entre sus piernas, se sintió débil y se volvió a correr mientras ella aspiraba su polla con deseo, correrse era doloroso, se mareó y notó dolor mucho dolor... luego el silencio y la oscuridad.

Toni despertó en la misma sala, miró a su alrededor y se alivió por encontrarse sólo, se sentía mareado, su cabeza y su polla le dolían horrores. Intentó cubrirse, pero para su sorpresa descubrió que estaba completamente desnudo y en la sala no había rastro de su ropa "maldita zorra".

Se examinó la polla, estaba hinchada y roja, habían zonas que parecían estar en carne viva. Le saltaban las lágrimas sólo con tocarla del dolor que le causaba. Se levantó lentamente y pensó en la mujer que le había echo eso. Nunca hubiera imaginado que fuera tan doloroso ser exprimido durante horas, pero se sentía exhausto y no deseaba repetirlo. Tenía que salir de aquel lugar.

Su corazón se congeló al verla de nuevo aparecer en la sala.

-Hola pequeñín, al parecer te has desmayado antes de acabar contigo- dijo divertida al ver la expresión de horror en la cara de Toni.

-Estaba disfrutando mucho complaciéndote- agregó entre risas mientras Toni retrocedía asustado. Todo su cuerpo temblaba al mirarla.

-No... por... por favor, haré lo que quieras.- consiguió expresar Toni entre sollozos. -No me hagas nada... por favor- agregó temblando.

Raquel disfrutaba mucho con su trabajo, aquel "orfanato" era en realidad una especie de prisión en la que acababan todos los menores problemáticos, todos aquellos que no habían podido ser reinsertados en la sociedad. Toni ya había pasado por todos los correccionales y orfanatos posibles, no había aguantado en ninguna familia de acogida y sólo generaba problemas.

El gobierno había decidido que era el momento de "encerrarlo" en el orfanato. Él todavía no lo sabía pero no saldría con vida de aquel lugar. Ningún hombre salía con vida de aquel lugar.

-No me voy a pasar el día chupándote la polla pequeñín- Toni se sintió aliviado al escuchar esas palabras pero una sensación todavía peor le congeló la sangre al notar la mirada de aquella mujer. Todavía no había acabado con él. -Siéntate- le ordenó con aquella voz sensual y susurrante.

Él acató la orden todavía temblando y se quedó mirando asustado a aquella belleza que lo había llevado hasta su límite sexual. Ella se acercó lentamente, contoneando sus curvas y desabrochándose los botones de la bata. Toni sintió dolor cuando su polla reaccionó a los estímulos y empezó a crecer. Él no lo podía entender, cómo aquella mujer podía tener tal poder sobre sus reacciones. Su polla no le pertenecía.

Raquel se sentó en la mesa y se abrió de piernas. Toni pudo ver aquel coño insaciable latir de excitación mientras ella se acariciaba con sus propios dedos.

-Ahora te toca a tí darme placer- susurró ella mientras tiraba de la cabeza del muchacho entre sus piernas. Toni intentó evitarlo, pero de nuevo se vio indefenso entre las manos de aquella belleza rubia. Primero olió el aroma de su sexo, luego notó como su nariz se humedecía en contacto con las paredes del sexo femenino y finalmente notó toda su cara empapada contra la rosada piel de aquella rubia de ojos azules.

-Ahora chupa- ordenó ella mientras apretaba con fuerza la cara del muchacho contra su sexo y lo rodeaba con sus piernas, impidiendo que se moviera. Raquel disfrutaba moviendo las caderas y frotando la cara de Toni en su sexo, los orgasmos llegaban uno detrás de otro. Era su trabajo y disfrutaba con él. Sus orgasmos se multiplicaban de intensidad al notar los sollozos y súplicas de Toni, indefenso entre sus piernas mientras ella lo engullía sin compasión.

Toni sentía su cara mojada y aplastada contra aquel coño generoso e insaciable y no podía respirar, a veces lograba tomar una bocanada de aire pero cada vez costaba más, cada vez estaba más "dentro" de ella, notaba como sus labios lo engullían y como la oscuridad se abalanzaba sobre él. No podía respirar... perdió el conocimiento.

Raquel lo abofeteó para despertarlo. Toni miró a su alrededor confundido y una expresión de terror invadió su cara cuando vio a Raquel, totalmente desnuda y de pie sobre él. Tenía un pie a su izquierda y el otro a la derecha, justo en medio de su mirada estaba su ardiente coño, parecía que lo esperaba para comérselo de nuevo. Al verla desnuda, Toni entendió porqué no había podido detener a aquella mujer. Ella era una amazona, una valkyria un ser superior. Su cuerpo no sólo era bello y femenino, tamibén era compacto y firme, atlético y musculado. Él no podía hacer nada contra aquel poder, no podía ganar contra aquella mujer.

-No, por favor- suplicó Toni a la vez que rompía a llorar como un niño. Raquel disfrutó al sentir su poder sobre aquel mocoso llorón. No pudo evitar dibujar una sonrisa cruel y perversa mientras miraba directamente a los ojos de su víctima. Lentamente dobló sus piernas y Toni vio impotente como aquella mujer se sentaba lentamente sobre su cara mientras reía de forma perversa.

Sintió pánico al notarse engullido por aquella mujer de nuevo. No podía respirar y su cara se llenaba de fluidos calientes mientras su captora se follaba su cara y gritaba de placer. Intentó apartarla pero fue imposible, él estaba agotado y vencido y ella continuaba saltando sobre su cara, usándolo para su propio placer. Toni perdió el conocimiento de nuevo cuando los orgasmos de Raquel inundaron su boca, garganta y pulmones.

Al recuperar la consciencia, descubrió que nada había cambiado, ella continuaba sentada sobre su cara, frotando su insaciable sexo contra su faz. Él se sentía agobiado, utilizado, violado y no podía hacer nada. Toda su cara estaba empapada de jugos femeninos. Intentó de nuevo apartar aquella mujer que aplastaba su cabeza contra el suelo y botaba alegre sobre su cara, pero le fue imposible, era incapaz de mover aquella belleza rubia.

Ella disfrutaba al máximo, sus impulsos sexuales la habían llevado en más de una ocasión a torear con grandes problemas. Ahora no tenía que preocuparse por el efecto que sus necesidades sexuales podían causarle, aquel muchacho no iba a causarle problemas, ningún muchacho de los encerrados en aquel lugar le iba a dar problemas. Podía hacer lo que quería con ellos y estaba disfrutando.

Agarró con fuerza la cabeza de Toni por el pelo y tiró con fuerza, hundiendo su cara entre sus piernas. Su excitación aumentó al ver el terror y el miedo en los ojos del chico. Se corrió de nuevo mientras apretaba con fuerza la cabeza del muchacho, tan fuerte apretó que Toni cayó de nuevo inconsciente a causa de la presión ejercida en su cabeza.

Raquel soltó su presa satisfecha, él no lo sabía pero hacía 6 horas y 35 minutos exactamente que había empezado su fin. Aquel lugar estaba repleto de mujeres agresivas, fuertes y sexualmente insaciables. Mujeres que se pasaban el día y la noche torturando, golpeando, humillando, violando, destrozando y... matando a aquellos muchachos sin futuro.

Al despertar la vió sentada, él se encontraba tirado en el suelo, su cuerpo le dolía, su cara sangraba, volvió a temblar de miedo al notar su mirada. Ella fumaba un cigarro tranquila mientras lo miraba con aquellos ojos ardientes y crueles. Toni rompió a llorar.

Raquel lo miró y disfrutó tocándose mientras lo miraba retorcerse en el suelo. -¡Oh! como me pones, quiero sentirte dentro de mi- agregó tras disfrutar de un generoso orgasmo.

Horrorizado, Toni vio como aquella belleza rubia lo agarraba del pelo y lo obligaba a levantarse. Lo aplastó contra una de las paredes y entonces notó lo insignificante e indefenso que era frente a Raquel. Hasta ahora no había tenido la oportunidad de medirse con ella. Era la primera vez que ambos estaban de pie uno frente al otro y Toni tuvo que inclinar la cabeza y levantar la vista para encontrarse con los ardientes ojos de Raquel.

Ella agarró de nuevo los brazos de Toni por las muñecas y los inmovilizó, esta vez sobre su cabeza, también lo rodeó con sus piernas, colocándolo contra la pared a la vez que apretaba su torso contra su cara. Él no pudo hacer nada para evitarlo, estaba bajo el dominio de aquella mujer, ella era más alta, más fuerte, más sexy, más bella y él se sentía totalmente vencido.

Lo obligó a chuparle los pezones durante horas mientras lo aplastaba contra la pared, ella se frotaba agresiva contra su cuerpo, aplastándolo con sus piernas, con sus brazos y con su cuerpo. Raquel disfrutaba mientras los orgasmos la invadían, no se dio cuenta que Toni llevaba un buen rato inconsciente y ahogado entre sus pechos. Se sorprendió al notarlo caer como un saco de patatas al suelo cuando lo liberó de su presión con la intención de follárselo.

Raquel debía tener cuidado, aquel muchacho no llegaba a medio hombre, era demasiado débil y ella lo estaba matando sólo dejándose llevar por su excitación y placer. Decidió que ya era suficiente por hoy y cogiéndolo de un tobillo, lo arrastró desnudo hasta una celda oscura. Allí lo encerró.

-Mañana acabaré contigo- susurró antes de irse.

Continuará...

lunes, 2 de noviembre de 2009

Donna, La comprensión del ser

40 años había tardado en descubrirme, a comprender mi rol en la vida y disfrutar de mi cuerpo. La naturaleza me había obsequiado con un gran cuerpo, ahora era consciente de mi regalo, pero durante 40 años me había sentido acomplejada por mi físico. Siempre he sido especial, más alta y pesada que la mayoría de mujeres, algo que durante años me ha molestado.

Ahora sabía la verdad y podía gozar de mi cuerpo, los lazos invisibles que me encasillaban como madre y esposa habían sido cortados. Por fin me sentía liberada y satisfecha, sólo sentía lástima por haber desperdiciado tantos años de mi vida bajo una educación anticuada, machista y equivocada.

Ahora controlaba mi vida y mis deseos, hacía lo que quería y me daba igual lo que la sociedad pensara. Llevaba 40 años haciendo las cosas tal y como "estaba escrito", mi vida se limitaba a limpiar, fregar y cocinar, cuidar la casa, los niños y abrirme de piernas cada vez que mi marido lo pedía, así me habían educado y así se había echo siempre. Pero yo no era feliz.

Ojalá hubiera conocido antes a Eva. Ella me había abierto los ojos. La conocí en el gimnasio al que mi marido me obligó a ir. Según él, estaba engordando y no lo excitaba, por eso me "aconsejó" que fuera al gimnasio al menos un par de tardes a la semana para eliminar mi "asqueroso culo celulítico". Ese era el rol que jugaba en mi vida, cumplir las órdenes y deseos de mi marido, para ello había sido educada, es lo que las mujeres debían hacer.

La primera vez que la ví me impresionó. Eva dedicaba varias horas al día a tonificar su cuerpo, no era tan alta como yo pero tenía un cuerpo musculado y duro, grande y potente. Yo casi tenía su cuerpo al natural y luchaba por esconderlo, ella en cambio se sacrificaba por conseguirlo. Yo no entendía a aquellas mujeres que sacrificaban tanto tiempo y esfuerzo en hacer crecer sus músculos. No podía ser "excitante" para un hombre, la mujer tiene que ser femenina, tierna y dulce, o al menos eso era lo que yo pensaba (o más bien lo que me habían inculcado a creer).

Ante mi sorpresa, estaba equivocada, podía comprobar con mis propios ojos como la mayoría de hombres existentes en el gimnasio babeaban por Eva, podía notar sus pollas duras y sus ardientes miradas clavadas en el tonificado cuerpo de aquella mujer. Pocos eran los que sentían indiferencia, la mayoría deseaban aquel cuerpo, incluso yo me descubrí a mí misma observando sus curvas e imaginando su cuerpo desnudo. Era un imán del deseo, una diosa de la sensualidad.

Fue ella quién inició la conversación, nunca la había visto hablar con nadie en el gimnasio pero ahora lo hacía conmigo, me sentí afortunada y nerviosa a la vez, no podía evitar mirar su cuerpo de amazona, su piel emanaba poder y sus curvas eran poderosas y sensuales. Nunca había sentido aquel deseo por una mujer, no me consideraba lesbiana pero de ella emanaba una fuerza especial, un deseo extraño.

-Sueles usar bastante esta máquina pero la usas mal- me indicó mientras señalaba el aparato sobre el que yo estaba sentada. -Te podrías hacer daño si continúas realizando mal tus ejercicios- agregó. Me enseñó a utilizar la máquina y allí empezó nuestra amistad. Empezamos a trabajar juntas, quedábamos cada día e íbamos a realizar nuestros ejercicios, ella me ayudó mucho a mejorar mi físico y en poco tiempo nos habíamos hecho buenas amigas. Me invitó a su casa.

Llegué a la hora acordada, yo sóla, ella no quería que fuera con compañía dijo que tenía que enseñarme y explicarme cosas importantes, conceptos que harían cambiar mi percepción de la vida y de mi rol en el mundo actual. Al llegar me quedé paralizada, si la dirección era correcta, Eva vivía en una mansión lujosa de la zona alta de la ciudad. Llamé y esperé, ella misma me abrió la puerta de su casa.

-¡Hola!- exclamó al verme -Me hace mucha ilusión que hayas venido- agregó mientras me ayudaba a entrar. El recibidor era amplio y lujoso, al final se podía ver una escalinata serpentear hacia los pisos superiores, el suelo brillaba como el mármol y los grandes ventanales dejaban que la luz inundara la casa. -Tienes una casa preciosa-.

-Gracias, tú también podrías tenerla- agregó con una sonrisa burlona. No entendí esa respuesta, pero antes de poder preguntar me ayudó con la chaqueta y me guió hacia una terraza con una gran piscina, rodeada de un jardín y bellas esculturas. Nos sentamos en la terraza y empezamos a hablar.

-Te tengo mucha envidia Donna- yo no podía creer lo que aquella mujer me estaba diciendo, tenía un cuerpo de escándalo, una casa increíble, era jóven (mínimo 10 años menos que yo) y al parecer, disfrutaba de una buena posición social pero, estaba declarando envidia hacia mi persona. -¿envidia? ¿tú? ¿de mi?- pregunté sorprendida -¿envidia de qué?-

-¿Cuánto mides?- sus ojos estudiaban mi cuerpo mientras, seria, esperaba una respuesta. -1.92 m.- respondí avergonzada.

-¿Ves todo esto?- preguntó mientras con su mano abarcaba todo el jardín. -Lo he conseguido todo gracias a mi 1.75 m. de altura y mis 72 kilos de peso.- yo miraba fijamente sin acabar de comprender -¿Sabes lo que podrías tener tú con ese cuerpo de Diosa?- Su pregunta me había cogido desprevenida de nuevo, ¿Diosa? ¿aquella mujer me acababa de llamar Diosa a mi?. No es que yo tuviera una gran autoestima pero llamarme Diosa me pareció ridículo.

-No soy ninguna Diosa, soy una mujer demasiado alta y demasiado grande para atraer a los hombres, no soy grácil ni consigo que los hombres me miren como te miran a tí- respondí casi deprimida. Ella no dijo nada, se quedó congelada mientras me miraba con los ojos como platos.

-Estás muy equivocada, todavía crees que hay dos tipos de personas: los hombres y las mujeres y que la mujer, por definición, debe asumir un rol sumiso mientras que el hombre ha de ser la parte fuerte y dominante de la relación. Pero no es exactamente así. Efectivamente hay dos tipos de personas, pero el sexo no es el criterio decisivo. Hay personas fuertes y dominantes y otras que son débiles y sumisas.- Yo escuchaba atentamente las palabras de aquella mujer sin acabar de entender sus explicaciones.

-Tú formas parte del primer grupo, eres una persona grande, fuerte y poderosa, destinada a dominar y someter a las personas más débiles que tú. Eres una diosa para todo aquel que te mire levantando la cabeza, incluso para mí.-

Yo no podía creer lo que estaba oyendo, ella continuó hablando - El primer día que te vi me impresioné, tienes un cuerpo estupendo y debes tomar el control de tu vida, no puede ser que estés disfrutando de tu vida si te avergüenzas de tu cuerpo. He llegado a soñar con tu piel desnuda y eso que no me gustan las mujeres, me atraes y no sólo a mi. He visto como te miran los hombres, como se mezcla el miedo y el deseo en su mirada...-

Yo escuchaba sin creer. Yo era quién pensaba esto de ella. A ella la miraban los hombres, ella era el deseo y la sensualidad.

-¿Eres feliz con la vida que llevas?- preguntó de repente. -Tengo dos hijas y un marido estupendo al que quiero- respondí sin vacilar. Ella resopló, como si mi respuesta no la hubiera convencido. -No te he preguntado lo que tienes o dejas de tener, ni te he preguntado por tus pensamientos y sentimientos. La pregunta es bien sencilla: ¿eres feliz con tu vida?-

Pensé detenidamente en ello, vivía en una buena casa, tenía el dinero suficiente para mis caprichos, un marido listo, unos hijos magníficos, amistades, hobbies... si, debía ser feliz.

-Si, soy feliz- respondí decidida. Al parecer aquella respuesta tampoco fue del agrado de mi nueva amiga. -¿Seguro? ¿Cómo es el sexo con tu marido?-

Aquella pregunta me pareció inapropiada y me hizo sentir incómoda. -Eso es muy personal para contestártelo- respondí algo indignada. -Perdona, no quería hacerte sentir incómoda, pero así al final lograrías comprender a dónde quiero llegar. Yo si que practico el sexo, a diario y varias veces al día, lo hago cómo quiero y hago lo que quiero con quién quiero...-

Me estaba incomodando, no necesitaba conocer la vida sexual de Eva pero me intrigaba eso de 'como quiero' y 'lo que quiero', no eran las palabras que una mujer solía usar para definir sus relaciones sexuales, continué escuchando - siempre disfruto del sexo hasta el final, siempre llego al orgasmo y siempre me follo a quien quiero. Yo, al igual que tú, formo parte del primer grupo de personas y disfruto dominando y sometiendo a los hombres que forman parte del segundo grupo es mi naturaleza y sí, yo soy feliz.-

Eva se quedó mirándome mientras yo pensaba en lo que me había dicho, me sentía cachonda, mis deseos se habían encendido al imaginar todo lo que Eva hacía y sentí un deseo reprimido años atrás, un deseo salvaje e irracional, la breve descripción de su vida sexual me había encendido como nunca antes.

-Yo soy feliz porqué hago lo que quiero cómo quiero y cuándo quiero, los hombres pisan el suelo por el que ando y se esfuerzan en darme placer, siempre me corro al follar, a veces varias veces y lo hago con quién quiero, los humillo física y sexualmente, ya que mi cuerpo y mis músculos lo permiten, incluso los penetro. No puedes imaginar la sensación de fuerza y poder que se siente al desgarrar la virginidad de un indefenso hombre.... yo sí soy feliz ¿eres tú feliz?-

Me quedé pensando un largo rato mientras mis bragas se humedecían imaginándome a mi realizando aquellos actos. Realmente deseaba sentir aquel poder, aquella fuerza. Yo no disfrutaba de orgasmos con mi marido, no me dedicaba a disfrutar mi vida. En mi cabeza se mezclaban imágenes de Eva, la imaginaba golpeando, humillando y penetrando a pequeños hombrecitos y me estaba sintiendo muy caliente. Yo también quería hacer esas cosas y notar ese poder. Me imaginé follando salvajemente, montando a mi marido y obligándolo a chupar mi sexo hasta que quedara satisfecha. ¡Oh Diós! no, no era nada feliz.

-entonces...- continuó Eva al observar mi expresión -¿eres feliz con tu vida?- las lágrimas recorrieron mis mejillas al entender mi equivocación, yo quería esa vida y lo peor es que yo podía tener esa vida, de repente necesité obtener el control de mi vida.

-No, no soy feliz con mi vida- respondí amargada. De repente me sentí muy enfadada con el mundo y conmigo misma. -No es tarde- susurró Eva. -Todavía puedes tomar el control de tu vida, nunca es tarde para empezar a vivir.-

De aquello hacía ya casi un año. Ahora había tomado el control de mi vida, mi cuerpo todavía pesaba más a causa de los músculos y Eva tenía razón, la sensación de poder y fuerza que sentía al dominar, humillar y someter a los hombres débiles me volvía loca de placer. Ya no me avergonzaba mi estatura, incluso vestía con largos tacones que me hacían pasar claramente los 2 metros de altura. Ahora disfrutaba exhibiendo mi cuerpo y notando las miradas clavarse en él.

Mucho había cambiado mi vida, ahora vivía en una casa en el mismo barrio de Eva, mi marido se había convertido en uno de mis juguetes y yo disfrutaba de mi cuerpo y de mi vida. Allí estaba yo mientras pensaba en todo ello, estirada en el sofá de mi casa, viendo la tele y disfrutando de increíbles orgasmos. Entre mis piernas se encontraba la cabeza de uno de mis juguetes de sólo 19 añitos. Llevaba más de una hora chupando y lamiendo mi insaciable coño, y la sensación mejoraba cuando apretaba mis, ahora bien musculados muslos con fuerza, aplastando su cabeza contra mi entrepierna y frotándola con fuerza contra su dolorida cara. Me excitaba leer el miedo en sus ojos, le repetía una y otra vez que lo iba a matar aplastado contra mi coño si no me hacía disfrutar y él se lo creía, podía ver sus lágrimas mientras introducía la lengua profundamente en mi ser.

Yo soy una Diosa y agradezco a Eva el abrirme los ojos, podía hacer lo que quisiera incluso matar de verdad a aquel estudiante entre mis piernas, sólo tenía que apretar con fuerza y su cabeza explotaría como un melón, conocía muy bien mi fuerza y mis poderosas piernas eran capaces de eso y mucho más. Me corrí de nuevo en la boca de aquel juguete mientras apretaba con fuerza mis piernas, pude notar como crujía su craneo, incapaz de resistirse a mi fuerza. Me detuve a tiempo antes de matarlo. Abrí mis piernas y cayó redondo al suelo, semiinconsciente.

Miré a mi juguete, tirado en el suelo, recuperándose de mi sesión de placer y pensé de nuevo en las palabras de Eva, realmente era una Diosa para aquel grupo de personas, mis juguetes me deseaban y me necesitaban, no podían vivir sin mi aunque los humillara y maltratara, me gustaba notar su dependencia y lo patético de su existencia. Ordené que me besara el pié y así lo hizo, estaba destrozado y cansado pero acató mi orden sin rechistar.

Quizá el lector piense que soy cruel y que no tengo derecho a usar así a las personas pero, realmente hay dos grupos de personas, las dominantes y las sumisas, yo decidí ser dominante y ellos han decidido ser sumisos, yo no los obligo a quedarse y pueden irse cuando quieran ya que no están atados ni prisioneros, pero, para ellos ese es el peor castigo de todos, necesitan besar mis pies y cumplir mis deseos y ordenes, es su naturaleza.

Esta es la primera historia acerca de mi vida, en ella he explicado cómo encontré mi naturaleza, en la siguiente explicaré cómo Eva me enseñó mi potencial.

Evolución del matrimonio

1 - Golpeado

Recordaba los tiempos pasados, cuando le inculcó el boxeo, entonces ella era una mujer débil e inexperta, incapaz de defenderse físicamente. Empezaban a conocerse y en aquel entonces, él podía vencerla fácilmente, incluso tenía que ir con cuidado para no dañarla en exceso. Actualmente ella era una boxeadora de alto nivel y él se había convertido en su entrenador. David estaba impresionado con la evolución de su mujer, había aprendido rápidamente y ahora era él quien tenía que tener cuidado de no acabar "KO".

La crisis también los había golpeado y era complicado encontrar combates, las cosas se estaban volviendo complicadas, pero allí estaba, entrenando a su mujer y buscándole un buen combate con el que poder ganar mucho dinero. El boxeo estaba pasando malos momentos, pero había combates alternativos en los que se ganaba mucho dinero, aunque tal vez ella no estuviera preparada.

Los golpes se repetían. Lo estaba castigando, se encontraba acorralado en una esquina mientras ella lo golpeaba sin compasión, David intentaba proteger su cuerpo de los potentes puñetazos de su mujer, pero Clara siempre encontraba una zona desprotegida que golpear. Las series caían sobre él con rapidez y potencia. No vio venir el gancho, sólo notó como el mundo se evaporaba mientras caía inconsciente al suelo.

-Tendré que buscarme un hombre de verdad- bromeó ella cuando él recuperó el conocimiento, él continuaba tumbado y ella estaba sentada sobre el pecho de su marido. Él la miró con rabia, no le gustaban nada esos comentarios, él era un hombre de verdad, grande y fuerte, el problema era ella, era demasiada buena y pocos hombre podrían mantenerse en pié después de haber probado la lluvia de puñetazos que aquella mujer era capaz de realizar.

-He vuelto a vencer- expresó con júbilo mientras levantaba sus brazos en símbolo de victoria. David no pudo evitar mirar aquellos brazos, duros e hinchados tras un duro entreno. Realmente era una mujer fuerte, pero no había perdido su belleza femenina. Intentó apartar a Clara de encima, pero ella no se dejó, sino que apretó con mas fuerza sus piernas, aprisionando sus brazos en los costados, ahora David estaba inmovilizado bajo la boxeadora, no era capaz de liberarse.

-¡Suéltame Clara!- gritó él indignado. No le gustaba esa situación, últimamente su mujer disfrutaba humillándolo de esa manera. David tenía su propia teoría acerca del poder, no era cierto que los hombres fueran más agresivos que las mujeres, sino que, el ser más fuerte y poderoso es también más agresivo, y el sexo no tenía nada que ver, una mujer fuerte y poderosa es más agresiva que un hombre pequeño y débil, y allí estaba su mujer para afirmar su teoría, cada vez más fuerte y cada vez más agresiva.

-¿Y qué harás si no te suelto?- David luchó para liberar su cuerpo, pero no logró nada, ella continuaba sentada sobre su pecho y sus piernas lo abrazaban, inmovilizando sus brazos. Ella disfrutaba viendo los inútiles esfuerzos de David por liberarse, gozaba de su superioridad, se excitaba dominando al hombre. Su hombre.

-Voy a follarte- indicó decidida. David aceleró sus intentos de escapar, no le gustaba la mirada de su mujer. -Mmmm me encanta cuando te retuerces entre mis piernas- Él usó toda su fuerza pero fue inútil, sus brazos seguían prisioneros. -¿Quieres que te folle verdad?- preguntó Clara amenazadora. -¡Suéltame! - gritó entre dientes -yo no quiero y no puedes obligarme, así que suéltame o...- Ella lo miró profundamente -o ¿que?- respondió -¿qué crees que puedes hacerme? ¿no te queda claro quién está encima?- David apretó los dientes, no le gustaba sentirse dominado, volvió a luchar para liberarse mientras oía las carcajadas de su mujer. -Voy a follarte aquí y ahora y no podrás hacer nada para detenerme-.

2 - Violado

Clara desplazó sus manos lentamente por el cuerpo de su marido, David pataleó impotente mientras las manos de la boxeadora se dirigían entre sus piernas, David notaba la mirada de Clara clavarse en sus ojos, notó las caricias de su mujer, no pudo evitar jadear de placer cuando notó el contacto con su sexo. Impotente luchó por liberar los brazos mientras ella acariciaba su polla con experimentadas manos, a los pocos segundos él ya no luchaba y su polla se mostraba erguida y dura entre las manos de su mujer.

-¿Ves? puedo hacer contigo lo que quiera- indicó ella al notar la polla latir de excitación entre sus manos, tan dura, tan grande. Él jadeaba mientras ella lo pajeaba, la mirada de Clara se clavaba en los ojos de su marido mientras lo llevaba al orgasmo. Los jadeos aumentaron el ritmo y Clara se excitó al máximo cuando su marido se corrió. El semen salía disparado con fuerza. David cerró los ojos humillado mientras su mujer reía a carcajadas.

-Eres mio y puedo usarte cuando quieras ¿Entendido?- David continuaba experimentando olas de placer mientras Clara continuaba ordeñándolo.

-Entendido- respondió mientras se recuperaba. -Ya puedes soltarme, tú ganas- agregó impotente entre las piernas de su dominadora. Se sentía humillado y quería desaparacer.

-Yo decido cuando ha acabado, y todavía no he acabado contigo, quiero más- las manos seguían acariciando la polla de David y lo siguieron ordeñando hasta que volvió a estar dura.

Notó alivio cuando Clara se levantó de su cuerpo, sus brazos estaban libres aunque doloridos, intentó levantarse pero la excitada boxeadora lo evitó colocando un pié en el pecho de David y apetándolo contra el suelo.

-Quítame los boxers ahora- ordenó Clara a su perplejo marido, él se dejó llevar por su miedo y cumplió las órdenes de su mujer, ella se libró del top y entonces David pudo disfrutar de aquella visión, su mujer, totalmente desnuda, era una mujer excitante. Rápidamente ella se sentó de nuevo sobre su marido y lo apresó con fuerza de las muñecas.

Él notó impotente como su mujer lo volvía a inmovilizar, esta vez se había sentado sobre su barriga, había colocado los brazos sobre su cabeza y los agarraba firmemente de las muñecas, él intentó liberarse pero era inútil. Clara lo miraba desafiante mientras iba descendiendo lentamente el torso sobre su cara. Obligó a su marido a abrir la boca e introdujo un endurecido pezón entre sus labios. No necesitó ninguna orden de la boxeadora para lamer y chupar con experiencia el sabroso pezón de su mujer.

Ella disfrutaba entre jadeos de placer mientas obligaba a su hombre a chuparle los pechos, alternaba los movimientos y aplastaba su pecho contra la cara de su marido, ahogándolo entre sus tetas, no podía esperar más, su coño latía de excitación y quería cabalgar sobre la enorme y preciosa polla de su hombre, era su hombre y aquella era su polla.

Rápidamente movió sus caderas y hundió la polla profundamente entre sus piernas. Él no pudo hacer nada, estaba siendo violado por su mujer y no era la primera vez que ella lo usaba para su propio placer sexual, sus muñecas ardían de dolor mientras su excitada mujer las retorcía con fuerza y cabalgaba sobre él agresiva, aliviado notó como Clara liberaba sus muñecas y se apoyaba en su pecho mientras lo aplastaba con sus potentes movimientos sexuales.

David aprovechó su "libertad" para agarrar el culo de su mujer para dominarla y minimizar el dolor que los agresivos movimientos pélvicos le causaban, pero ella lo evitó y dirigió las manos de David a sus pechos, le ordenó que jugara con sus pezones mientras ella saltaba con furia sobre su polla, aplastaba sus huevos y gozaba de un inmenso placer.

-Ni se te ocurra correrte todavía- le indicó ella con una mirada depredadora mientras aumentaba el ritmo y la presión. David se notaba al límite, no podía aguantar más, pero se concentró para cumplir los deseos de Clara. Al poco rato los gritos de Clara desgarraron el ambiente, él se sumó soltando su carga y gritando de placer. Ambos se corrieron al unísono entre jadeos.

Los cuerpos se quedaron enlazados en el suelo, recuperándose lentamente del esfuerzo realizado. Clara besó a su marido y se levantó.

-Voy a la ducha, no tardes-

Él la miró inmóvil mientras ella desaparecía de su visión. Al poco rato, él la siguió, sabía lo que ella quería y lo mejor era cumplir sus deseos, así que se metió con Clara y le masajeó el cuerpo bajo el agua, ella disfrutó al notar las manos de su marido recorrer su piel, se excitó de nuevo.

David pasó el resto del tiempo en la ducha, arrodillado, con la cabeza entre las piernas de su mujer hundiendo su lengua en el ardiente sexo de Clara hasta que ella se sintió satisfecha.

Él se sentía humillado, utilizado y violado.

-Últimamente siempre hacemos lo que tú quieres Clara- Ella lo ignoró y continuó secándose la piel. -A mi también me gustaría que me chuparas la polla en el ducha y nunca te he obligado a ello ¿Quizá la próxima vez podrías...?-

Clara, sorprendida, se echó a reir. -Es sencillo- respondió -Sólo tienes que convencer a estos dos- y, flexionando los brazos, mostró orgullosa sus hinchados y potentes bíceps. -Mientras no los convenzas, seguiré haciendo contigo lo que quiera, me encanta usarte y sentirte indefenso entre mis piernas, seguirás chupándome el coño siempre que yo quiera. ¿entendido?-

David no podía creer lo que estaba ocurriendo. -¡Yo nunca te he obligado ni pegado ni violado!- siempre te he tratado con respeto y no permitiré que continúes mostrando tan poco respeto por mi-

-Yo no soy tú- respondió Clara -siempre he deseado ser fuerte y poderosa, someter al "hombre" bajo mi poder y... ahora que puedo hacerlo y que disfruto haciéndolo, no pienso dejarlo sólo porqué crees que no te lo mereces. Si quieres ser respetado lucha por ello.-

David sintió el impulso de liarse a puñetazos con su mujer pero sabía perfectamente que no tenía nada qué hacer. -¿Te gustaría follarme verdad?- agregó ella mientras su marido lo miraba con los ojos llenos de odio. -¿Apretarme contra la pared y penetrarme con tu polla?- Clara mostraba su cuerpo sexy, moviéndolo y acariciándolo con sus manos. -¿Dominarme como antaño?... pues sigue soñando hombrecito. Ya no dejaré que me toques. Ahora mando yo y yo decido qué quiero hacer contigo-.

La vida para David había cambiado para siempre.